Izquierda y Derecha en la coyuntura colombiana
Alberto Pinzón Sánchez (especial para ARGENPRESS.info)
Siempre he dicho que las categorías de Derecha e Izquierda, ampliamente usadas en Colombia en la lucha política; por no ser analíticas sino oposiciones binarias antidialécticas, y haber sido convertidas por la clase dominante hegemónica (a través de los medios de comunicación que controlan), en palabras comodín sin ningún significado, por ejemplo como las palabras vaina, o elite, o cosiata etc.; en lugar de haber contribuido al avance de la conciencia social, han llevado mayor confusión al seno de los trabajadores, eliminando finalmente ( y ese es su objetivo) el análisis dialéctico de las clases sociales que existen dentro de una sociedad dada. Así la unidad dialéctica existente entre burgueses y proletarios demostrada materialmente por Marx y Engels, fue reemplazada por la dicotomía abstracta de izquierda y derecha.
Es parte del abecedario político conocer el origen histórico de estas dos categorías y lo que originariamente significaron en la revolución Francesa de 1789: Los diputados Girondinos partidarios de la restauración del absolutismo monárquico se sentaron al lado derecho de la sala de la Asamblea Constituyente, y los de la Montaña incluidos los Jacobinos, quienes propugnaban por un Estado revolucionario de Libertad Igualdad y Fraternidad, lo hicieron a la izquierda.
Robespierre, Danton y Marat fueron los dirigentes del primer partido político francés que se situó en la llamada izquierda, pero como dijera un famoso comunista de la revolución china; “la influencia de la revolución Francesa en la Humanidad es todavía muy reciente para juzgarla”, pues la díada del lenguaje político francés, continuó recibiendo interpretaciones y adiciones, la mayoría ideológicas y falsas, a medida que el tiempo histórico trascurría, hasta quedar convertida en una noción equívoca, vaga y retórica, a lo cual ha contribuido la diversidad lingüística universal.
No me refiero solo a las nociones de izquierda o derecha, empleadas en geografía, geometría, o anatomía, las que han contribuido al vaciamiento y vaguedad de los términos; también lo han hecho la cultura y la lingüística: Los zurdos por ejemplo, que en algunas culturas deben usar esa mano para asearse en el inodoro, lo saben de sobra. O los traductores modernos de las lenguas surgidas del Imperio romano, donde la palabra “siniestro” en latín significa izquierdo ; tienen que verter las implicaciones culturales negativas de esta palabra, que en Castellano tiene más de 80 sinónimos entre las que se destacan perverso, malintencionado, funesto, pecaminoso, inmoral y muchas más, que en italiano no tiene, porque simplemente significa izquierda.
Cómo debieron padecer los traductores del filosofo liberal italiano Norberto Bobbio cuando pasaron al castellano su cuadernito ideológico sobre al la Derecha y la Izquierda (1) donde simplifica estos conceptos hasta reducirlos una simple lucha por la igualdad. Pobre Robespierre, que no puede usar la guillotina intelectual, contra otro falsificador de su eterna consigna triangular de la Libertad la Igualdad y la Fraternidad, la que incluso sirvió de brújula o de faro a los revolucionarios ilustrados de la América Española como Miranda y Simón Bolívar.
Nadie que sea Marxista revolucionario y menos en Colombia, puede aceptar que le metan gato por liebre: Es decir Liberalismo o socialdemocracia en lugar de la concepción dialéctica y materialista de la Historia, escrita también para la eternidad, por aquellos tres herederos de los jacobinos franceses Marx Engels y Lenin: Que la Izquierda es secularismo o laicismo y la derecha fideísmo o confesionalismo. De acuerdo. Que la derecha es orden y ley y la izquierda justicia ampliada. Sin duda. Que la una es neoliberalismo anti Estado y la otra intervencionismo. Claro que si. Que la derecha es unanimismo y la otra arco iris y diversidad, o que la una es autoritaria y la otra libertaria, son puntos indudables de confluencia entre el marxismo y la social democracia y hasta con el liberalismo filosófico.
Pero esto no puede borrar las grandes diferencias que las separan: La lucha de clases como motor de la historia y de las sociedades, que exige para su entendimiento y transformación consiente, “el análisis concreto de al situación concreta”, es decir captar la esencia contradictoria de la coyuntura, para trasformarla con la praxis.
En la Colombia actual, esta formulación significa que hay una oligarquía terrateniente y financiera transnacionalizada, aliada con una mafia narco paramilitar que en los últimos 20 años y mediante una guerra contrainsurgente apoyada por los Estados Unidos, se tomó todas las instancias del Estado instalando un régimen Fascista que denominó “seguridad Democrática”; para de expropiar, explotar y dominar al Pueblo Trabajador colombiano (categoría clasista gramsciana que incluye también a la pequeña burguesía).
Esta hipótesis que está en comprobación en la vida, elaborada a partir de una praxis trasformadora concreta, puede coincidir en algunas partes con puntos de vista socialdemócratas o del liberalismo filosófico. Por ejemplo en la necesidad prioritaria de derrotar el fascismo en su variante colombiana hoy representada en la alianza militarista Uribe-Santos, como primer objetivo unitario y amplio, hacia el restablecimiento de una legalidad burguesa y democrática aceptable para los Trabajadores de la ciudad y el campo, que les permita seguir desarrollando las luchas por sus reivindicaciones “superiores” de clase.
Pero no es con categorías analíticas comodines y laterales como las de Derecha e Izquierda, como se podrá conseguir la claridad conceptual que la coyuntura política colombiana exige; sino actuando unitariamente en las movilizaciones de masas que se aproximan, para esclarecerles la tarea clasista del momento, no solo a los trabajadores sino con la pequeña burguesía ansiosa por restablecer la legalidad destruida en Colombia : ¡Lo prioritario y urgente es derrotar el fascismo representado en la alianza Uribe-Santos para restablecer la legalidad democrática destruida. Que después, ya veremos!
Nota:
1) Bobbio Norberto. Derecha e Izquierda. Editorial Punto de lectura. España. 2000. 187 páginas.