La actividad física en la vejez retrasa el declive cognitivo
Deborah E. Barnes. (Foto: UCSF)
(NC&T) El estudio lo han dirigido unos investigadores del Centro Médico para Veteranos en San Francisco y de la Universidad de California en San Francisco.
La autora principal es Deborah E. Barnes, una investigadora especializada en geriatría en el citado centro médico y profesora de psiquiatría en la universidad antedicha.
El estudio se centró en el grado de actividad física declarado por los propios sujetos de estudio, 3.075 personas, blancas y de color, todas residentes en Memphis, Tennessee, o en Pittsburgh, Pensilvania, con edades comprendidas entre los 70 y los 79 años, la mitad mujeres, y que en el momento de iniciarse el seguimiento no padecían demencias. De estas personas, la cuarta parte no se graduó en secundaria.
Al comenzar el seguimiento, a los dos años, a los cuatro y a los siete, los sujetos informaron sobre cuántos minutos solían caminar cada semana.
En cada uno de estos controles, los participantes fueron clasificados como sedentarios (cero minutos semanales), de baja actividad (menos de 150 minutos semanales), o de alta actividad (150 minutes semanales o más). Su nivel de función cognitiva fue también medido en cada control usándose para ello un test estándar.
Después de siete años, las puntuaciones de los participantes que sistemáticamente se mantuvieron sedentarios, disminuyeron en un promedio de 0,62 puntos cada año, mientras que las puntuaciones de quienes redujeron su actividad física en ese periodo menguaron en un promedio de 0,54 puntos cada año.
En cambio, los participantes cuyos niveles de actividad física se mantuvieron en niveles altos, registraron un descenso de tan sólo 0,40 puntos anuales.
Son bien conocidos los beneficios que para el cuerpo tienen el ejercicio y la actividad física en general. Sin embargo, aún existe poca concienciación de los beneficios que ello aporta al vigor mental. A través de estudios como el recién presentado, crece el número de evidencias de que la actividad física también beneficia a la mente.
Hasta ahora, no se contaba con indicaciones claras acerca del impacto que los cambios en los niveles de actividad física ejercen sobre el ritmo de declive cognitivo de las personas de la tercera edad. Los resultados del nuevo estudio aportan las primeras indicaciones específicas, y subrayan la conveniencia de mantener un adecuado nivel de actividad física en la tercera edad, para conservar en buena forma no sólo el cuerpo sino también la mente.