CUANDO EL CARDENAL RUBIANO señaló que veía inconveniente un tercer período de Uribe marcó lo que va a ser el pulso de fuerzas por la definición del poder en Colombia en el futuro inmediato.
El ‘no’ de Rubiano no significa que el ala conservadora de la Iglesia haya dejado de ser uribista, quiere decir más bien que su uribismo también tiene un límite. Igual sucede con otras advertencias lanzadas por grupos influyentes que hasta ahora han respaldado al Presidente como la Andi.
Es evidente que el actual presidente va por una nueva reelección, ya sus actuaciones y declaraciones no son ambiguas al respecto. Más aún, uribistas como Mauricio Vargas no se preocupan por saber las intenciones próximas de Uribe sino por saber sus intenciones frente a un cuarto mandato. Era aceptable que se rompieran ciertas reglas del sistema democrático en busca de resolver problemas urgentes como la amenaza de las Farc, la crisis económica e incluso la ausencia de unidad nacional en torno a un liderazgo político. Pero el temor a un desborde de ciertos sectores de la clase política a partir de la imposición de un autoritarismo moderado, expresado en el carisma de Uribe y la concentración de poder sobre las instituciones del Estado, lleva a muchos sectores influyentes a preferir un relevo en la Presidencia para evitar un desenlace riesgoso, incierto y costoso.
Hasta su segundo periodo el poder de Uribe estaba basado en el respaldo de sectores influyentes del país desarrollado y de la clase política profesional de las regiones. Se trataba tanto de una coalición como de una conciliación de intereses, puesto que el Presidente funcionaba como un árbitro que mediaba en los desacuerdos entre las partes e imponía el acatamiento de sus decisiones. El centro de la unidad era el carisma de Uribe, su capacidad de concentrar el respaldo de la mayoría de los colombianos en las urnas y en la aprobación a su gobierno.
Lo que se rompe en la coalición al día de hoy ante la inminencia del tercer período es el respaldo de los sectores urbanos que aplaudieron la gestión pasada. Los empresarios, los medios de comunicación, la Iglesia, centros de conocimiento y líderes de proyección nacional, saben que la perpetuación en el poder será: i) riesgosa, porque se fundamentará en reformas legales con todo tipo de arbitrariedades para institucionalizar un poder de facto, ii) incierta, porque ese poder de facto se desprende de la popularidad de Uribe, que en cualquier momento puede caer y llevar a una disolución y crisis de la estructura de poder, y iii) costosa, porque estará basada en el incremento del gasto público dirigido a mantener el respaldo de la clase política de las regiones.
De allí que el ‘no’ de la Iglesia es un anuncio más del uribismo de ciudad que las cuerdas que unen a la coalición de gobierno pueden llegar a un punto de tensión insostenible. Y en ese punto de quiebre el Presidente tendrá que apelar a la única fuerza que le queda: la clase política sin aspiraciones de poder nacional, con todos sus vicios de clientelismo y corrupción.
Gustavo Duncan
Sigue la violencia en Colombia. En el diario El Universal de Sincelejo, del 12 de los corrientes se informa que en el departamento de Córdoba se registraron 60 nuevos asesinatos durante el mes de marzo. El periódico atribuye esos asesinatos a “vendettas entre bandas criminales dedicadas al narcotráfico. El periódico citado señala que los organismos de seguridad temen que las cifras de homicidios en este año superen los asesinatos ocurridos en el 2008 en que llegaron a 512 muertos”.
Esto es lo que está pasando en Colombia bajo el gobierno de Uribe Vélez.
Finalmente, debo registrar la denuncia que se está haciendo de que en los altos cerros que forman los llamados Montes de María, entre Palmito en Sucre y Carmen de Bolívar y otros municipios en Bolívar, aprovechando que el ejército colombiano y otros grupos militares oficiales están construyendo una carretera que conectaría a todas estas regiones de los Montes de María con las vías centrales del país. Esto por si solo valorizaría espectacularmente el valor de la tierra en beneficio de los grandes terratenientes, que ahora la pagan como les da la gana y liquidan toda posibilidad de reforma Agraria. Ese es la idea de progreso agrario del presidente Uribe Vélez.
Debo celebrar que el abogado y escritor cartagenero Carlos Villalba Bustillo haya escrito en El Universal del 12 de abril un vigoroso trabajo biográfico sobre el natalicio del general y doctor Rafael Uribe Uribe, uno de los hombres más preclaros del país, quien fue líder y animador liberal de la guerra de los mil días. Antes, en los buenos tiempos de la Colombia tranquila, los estudiantes de las escuelas públicas teníamos que rendir con nuestra presencia homenaje a Rafael Uribe Uribe en la fecha de su nacimiento y en la de su muerte cuando fue asesinado en Bogotá.
Foto: Colombia – El presidente Alvaro Uribe Vélez durante una visita a la localidad de Fredonia (Antioquia). / Autor: Felipe Pinzón – Presidencia Colombia