Consumismo y subconsumo: el devenir dialéctico del capitalismo

Consumismo y Subconsumo: el Devenir Dialéctico del Capitalismo.

El capitalismo no puede subsistir sin la ganancia; pero la ganancia es un fenómeno en movimiento hacia la baja; esto lleva a que los capitalistas incrementen la producción de objetos de consumo; al saturarse viene la crisis..

Autor: Ulises Casas Jerez [casasulises@hotmail.com].

Crítica Política Numero: 173.

Fecha: 26 de Diciembre de 2008.

Imagen http://www.neoteo.com/consumismo-realmente-necesitamos-tantas-porquerias.neo

Desde mediados del siglo pasado se ha venido insistiendo en lo negativo y perjudicial que es para el individuo y la sociedad el ansia de consumir por consumir. El individuo se deja seducir por la publicidad de miles de productos que, en su inmensa mayoría, son inútiles e incluso perjudiciales para la salud o para el equilibrio mental. Hubo momentos en los cuales la juventud de los países desarrollados se manifestó destruyendo artículos y mercancías que consideraba perjudiciales para obtener una vida armónica y digna. A pesar de todas esas manifestaciones, el consumismo no ha dejado de sostener una gran influencia en la mayoría de la población tanto de los países desarrollados como en la de los no desarrollados como el nuestro.

Con la crisis del capitalismo, que se viene desarrollando desde el año pasado, el consumismo ha devenido en subconsumo; las cifras que se vienen conociendo indican que en las grandes capitales el fenómeno de las compras masivas, en épocas como el final de año, se han reducido drásticamente y que las mercancías ofrecidas lo son a muy bajos precios porque los comerciantes piensan que no habrá otra oportunidad de vender ya que el futuro no es promisorio al respecto.

Lo que no se destaca en los análisis de la crisis actual del capitalismo es el despilfarro que del dinero llevan a cabo los poderosos que dominan el planeta. Millones de personajes, a los cuales llegan las grandes ganancias de las multinacionales y de la banca, derrochan en diversidad de formas el dinero que extraen no solo de las riquezas de los pueblos débiles y desprotegidos sino del trabajo de millones y millones de trabajadores, campesinos, masas de gentes que subsisten de actividades informales en una economía altamente internacionalizada que se centraliza y acumula cada vez más en pocas familias del planeta pero que, de todos modos, suman una gran cantidad de personas que se apropian del trabajo del resto de gentes de todo el mundo.

Actividades improductivas en el sentido de satisfacer las necesidades básicas como el narcotráfico, el contrabando, el comercio de armas, las especulaciones crediticias y similares, elevaron los niveles en la cantidad de dinero y con ello el gasto irracional del mismo en toda clase de negocios y consumos.

Esas actividades se propagaron y aumentaron en los sectores medios y bajos de la población de todos los países. El narcotráfico, el contrabando y la especulación crediticia, que se propagan y desarrollan en los sectores pobres, generan una demanda de productos innecesarios y, a la vez, irracional. Ha sido notorio cómo individuos de extracción social humilde y pobre resultan manejando autos de inmenso valor, ocupando lujosas residencias y usando artículos de grandes precios. Y esas personas no son pocas. Es irónico que personas de origen humilde se dediquen a especular con muy bajas sumas de dinero para cobrar grandes rendimientos diarios a personas de su misma clase en eso que se ha llamado el “Gota a gota”. ¿Cómo se puede manifestar una persona, que lleva a cabo semejante forma de explotar a otra de parecida clase social, en contra de los “ricos explotadores capitalistas” cuando él lo hace en mayor medida relativa?.

Las grandes sumas de dinero que las actividades antes relacionadas generan lleva a que miles de personas se dediquen a cualquier cosa menos a actividades productivas y sanas que pudieran conducir a una economía estable y de producción en la perspectiva de solucionar las necesidades básicas de comida, vestido, vivienda y educación. Ver cómo el fenómeno de las llamadas pirámides llevó a miles, millones de personas a la inactividad productiva y al ocio improductivo esperando la reproducción automática de sus dineros es algo que choca con la dignidad del ser humano como un ser que, fundamentalmente, ha evolucionado a través del trabajo, de la actividad transformadora en la búsqueda de una armonía con el medio material y social dentro del cual vive y se desarrolla.

El inmediatismo bajo el cual se vive en la sociedad actual no es otra cosa que la influencia que se recibe de los medios de comunicación que, permanentemente, incitan al consumo indiferenciado de toda clase de objetos que el capitalismo produce segundo a segundo para evitar que sus ganancias decrezcan siguiendo las leyes que rigen el proceso del capital.

La crisis actual del capitalismo ha servido para que muchas personas se detengan a pensar sobre ese fenómeno del consumismo que ha llevado, dialécticamente, al consumo racional por parte de muchos y al subconsumo obligado de la mayoría de las gentes a las cuales les es imposible el raciocinio. Este final de año, promocionado siempre, como todos, para las compras, no ha sido igual, no porque las gentes razonen sus gastos sino porque la crisis, manifestada en diversidad de expresiones, lo ha impedido. No se ha impuesto la razón sino la necesidad pero, en todo caso, alguna lección alcanzarán a aprender muchos.