¿Qué se acordó que no está escrito? ¿Qué pasa con el genocidio, la limpieza étnica y la ocupación de los palestinos? ¿qué puede ser materia de interpretación ambigua y por tanto de nuevas tensiones? ¿qué será cumplido y que no?
Israel no ha respetado lo firmado con Hezbollah, así que es fácil dudar de su palabra...
Por Víctor de Currea Lugo
Claro que me alegra que haya un compromiso que pare la matanza en Palestina y que libere a las personas que han perdido su libertad, pero es que la tregua no significa ni el fin de la ocupación, ni mucho menos del sionismo.
Los contactos y las negociaciones indirectas empezaron a los pocos días de la Operación Diluvio de Al-Aqsa (del 7 de octubre de 2023). Y más allá de la merecida alegría de las familias que recuperan a los suyos, del silencio de los bombarderos y de los fusiles, quedan varias preguntas: ¿qué se acordó que no está escrito?
Además ¿qué puede ser materia de interpretación ambigua y por tanto de nuevas tensiones? ¿qué será cumplido y que no? Israel no ha respetado lo firmado con Hezbollah, así que es fácil dudar de su palabra, especialmente después de que Hamas libere a los detenidos.
Y si lo anterior no fuera poco, ¿qué pasa con el genocidio, la limpieza étnica y la ocupación de los palestinos? No es la primera vez que la resistencia palestina y el Estado de Israel negocian, llegan a un acuerdo e intercambian detenidos, pero sí es la primera vez que Israel llega tan débil y fracturado a un acuerdo.
Israel acepta la tregua por la presión de su propia sociedad por los detenidos por Hamas y por su fracaso militar al no lograr ni el exterminio de Hamas y, ni siquiera, la invasión total del territorio de Gaza. Por el lado palestino, esta tregua es lo menos malo que le puede pasar a los gazatíes, pero no por eso es bueno del todo.
Israel no pudo lograr sus anunciados rescates militares, ni siquiera logró controlar el ahora destruido norte de Gaza, donde hasta hace pocos días seguía sufriendo bajas por la acción de la resistencia. Israel cede no por convicción, sino con sabor a fracaso.
El 6 de mayo de 2024, mediadores internacionales hicieron una propuesta aceptada por Hamas. Esta incluía retiro de las tropas israelíes de las zonas pobladas de Gaza, cese de hostilidades, limitaciones de operaciones aéreas de Israel, liberación por parte de Hamas de los detenidos, liberación de palestinos, libre movilización de los desplazados palestinos y entrada sin restricciones de ayuda humanitaria.
Ahora, 8 meses después, Israel firma una propuesta en los términos que ya Hamas había propuesto y aceptado ¿Eran necesarios los bombardeos y las masacres de ese tiempo a esta parte? La tregua aquí no es un logro de la paz, sino más bien un fracaso de la guerra.
Otro fracaso de Netanyahu en Palestina
Netanyahu insistía en que no firmaría sin lograr sus objetivos: destruir Hamas y rescatar a los ciudadanos israelíes. Lo dijo claramente: “la idea de que detendremos la guerra antes de alcanzar todos nuestros objetivos está fuera de discusión”. Pero finalmente firmó.
Estas negociaciones son para esta coyuntura, para lo sucedido desde el 7 de octubre de 2023. Aquí no se dice nada de la ocupación, de la limpieza étnica, ni del genocidio que lleva décadas. Presentar una tregua como la paz facilita que Israel trate de lavar su cara, pero no podemos olvidar que parte del daño está hecho a Israel.
Recordemos que un genocidio no tiene que ver con el número de muertos, así que la intención genocida de Israel no desaparece porque suspenda por un tiempo la matanza. El desafío de la comunidad internacional se mantiene, aunque muchos apagarán sus pocos reflectores amparados en la tregua.
Lo cierto es que el mundo no estuvo a la altura ni de las promesas del derecho, ni los musulmanes a la altura de su deber de defender la umma, ni los árabes de defender a sus hermanos. Ni tampoco la prensa de defender la verdad, ni la academia de defender la razón.
Aquí cabe preguntar si Arabia Saudita tiene con la tregua suficientes argumentos para formalizar sus relaciones con Israel y si saldrá la ONU a decir que logró algo y a ponerse medallas.
Es cierto que Israel hipotecó parte de su futuro. Destruyó Gaza, pero no venció. Militarmente demostró que es vulnerable frente a Irán, que no pudo frente a Hizbollah, que es débil. Socialmente, su sociedad está fracturada y los miles que huyeron de Israel lo pensarán dos veces antes de regresar.
Pero el mayor fracaso israelí fue a su promesa de ofrecer un lugar seguro y legal a los judíos: no hay hoy lugar más inseguro para los judíos que Israel, ni lugar más ilegal para permanecer que los territorios ocupados. El sionismo como proyecto fracasó.
Pero este fracaso del sionismo se pagó con cientos de miles de litros de sangre palestina. El precio ha sido doloroso. Las causa palestina no sería hoy la misma sin lo sucedido el 7 de octubre de 2023, pero el precio ha sido inefable.
Hamas se mantiene y todo indica que se mantendrá como eje articulador de más de una docena de grupos de resistencia. Según la información disponible, el flujo de nuevos combatientes se conserva, lo que es entendible si pensamos que en los palestinos están frente a un genocidio, abandonados del mundo y sin más opción que resistir.
El daño hecho a la imagen de Israel es considerable, pero estamos en un mundo que cree que Estados Unidos ganó en Vietnam. La economía israelí está golpeada, pero tiene la billetera estadounidense a su disposición. Israel violó todo el derecho internacional, pero esas normas son meras recomendaciones de aplicación selectiva.
Si dejamos que el mundo cierre el debate sobre el genocidio con esta tregua, estaremos condenando a los palestinas a una nueva matanza, sea en una semana o en un par de años. Pero tal vez habremos olvidado lo que pasó en los últimos meses, tal como ya olvidamos lo sucedido en los últimos 76 años.
Resumen Medio Oriente, 15 de enero de 2025.
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Fuente:
VdeC-L