En el marco de la reciente cumbre de la OTAN en Washington, el gobierno de Biden anunció que a partir de 2026 Estados Unidos desplegará en Alemania nuevas armas capaces de alcanzar objetivos en un radio de 2.700 kilómetros.
Por Sevim Dagdelen
21 de julio de 2024
Ilustración: Liu Rui/GT
La canciller alemana, que se encontraba en Washington, dio su aprobación a este futuro despliegue en una declaración conjunta. Sin embargo, no se ha celebrado ningún debate previo sobre estos nuevos cohetes y misiles de crucero estadounidenses en el Bundestag ni en la Comisión de Asuntos Exteriores, ni tampoco se ha debatido sobre el tema en la esfera pública alemana en general.
Este hecho debería ser muy controvertido, sobre todo porque los sistemas de misiles en cuestión están equipados para alcanzar objetivos en el interior de Rusia (la distancia lineal entre Berlín y Moscú es de apenas 1.600 kilómetros). Rusia ha declarado su intención de responder en consecuencia.
La supuesta capacidad de disuasión de Estados Unidos supone, de hecho, una enorme amenaza para la seguridad de la población alemana. Estados Unidos trata a nuestro país como si no fuera más que un portaaviones. La sumisión con la que el gobierno federal acepta y aprueba las decisiones de Estados Unidos es realmente aterradora. Cuando asumió el cargo, el canciller se comprometió a proteger al pueblo alemán de todo daño, pero al permitir que Estados Unidos coloque sus misiles en Alemania, su voluntad de cumplir con esta obligación ha quedado en entredicho.
El despliegue planeado de misiles de largo alcance es sólo un ejemplo de una serie de decisiones que ha tomado Estados Unidos en un intento de empujar a Alemania al frente de su conflicto con Rusia. Otros ejemplos incluyen la presión ejercida por Estados Unidos sobre Berlín para que envíe sus tanques Leopard a Ucrania, lo que conllevó una reacción rusa previsible y brutal. Mientras tanto, la misión de la OTAN en Ucrania ha establecido su sede en la ciudad alemana de Wiesbaden, cerca del centro bancario de Frankfurt am Main. El emplazamiento de misiles de largo alcance en Alemania bajo el mando de Estados Unidos (la infraestructura correspondiente probablemente será financiada en parte por los contribuyentes alemanes) sólo inflama aún más la situación.
El objetivo es claro: acercar a Alemania a una confrontación militar directa con Rusia, o al menos obligar a Berlín a gastar una mayor parte de sus recursos en la guerra por delegación con Moscú. Washington parece haber calculado que si Alemania mantiene ocupada a Rusia en Europa, la mayor parte de su propia capacidad militar puede ser trasladada a sus esfuerzos por contener a China en el este de Asia y el Indo Pacífico.
Hay que destacar que la decisión actual de instalar misiles estadounidenses en Alemania sólo fue posible gracias a la retirada unilateral de Estados Unidos del Tratado sobre Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglas en inglés) bajo el mandato del presidente Trump en 2019 (Estados Unidos alegó que Rusia había violado los términos del tratado).
Desde 1987, el INF había prohibido la fabricación y el despliegue de todos los misiles de alcance intermedio lanzados desde tierra capaces de alcanzar objetivos en un radio de 500 a 5.500 kilómetros.
Cabe preguntarse: ¿el despliegue actual de misiles estadounidenses en Alemania es parte de una estrategia de escalada planificada desde hace tiempo, responsable tanto de la retirada de Washington del INF como de la expansión de la OTAN hacia el este? Esta interpretación sería coherente con el hecho de que, evidentemente, Estados Unidos ya había comenzado a desarrollar nuevos misiles de alcance intermedio antes de la terminación del INF. Ya en 2017 se creó una primera Fuerza de Tareas Multidominio (MDTF) en Wiesbaden, supuestamente solo con fines de prueba. La reactivación en 2021 del 56.º Comando de Artillería de Estados Unidos también puede considerarse un paso preparatorio hacia la escalada. Durante la Guerra Fría, este Comando era responsable de los misiles Pershing estadounidenses; ahora supervisará los nuevos despliegues estadounidenses de largo alcance. Los planes
actuales de Estados Unidos no son idénticos a su estrategia anterior de la Guerra Fría. Sin embargo, el período de advertencia más corto que implican, por ejemplo, los nuevos misiles hipersónicos significa que los despliegues estadounidenses contemporáneos son distintos de los misiles de alcance intermedio estacionados en Alemania en la era anterior. No es sorprendente que Rusia perciba los nuevos sistemas de armas como una amenaza importante, "un cuchillo en la garganta". La velocidad de los nuevos misiles hipersónicos en particular crea una situación mucho más peligrosa que la que prevaleció durante la Guerra Fría, incluido el riesgo potencialmente mayor de consecuencias irreversibles debido a falsas alarmas. Como tal, los despliegues de misiles de largo alcance de Estados Unidos aumentan enormemente el riesgo de una guerra nuclear, en medio de una nueva carrera armamentista nuclear que ya está en marcha.
El problema central que enfrentan todos los aliados de la OTAN, los miembros formales de la alianza y los incluidos mediante acuerdos bilaterales, es el siguiente: como sucedió con los reinos dependientes de la frontera oriental del Imperio Romano hace dos milenios, los aliados deben renunciar a su soberanía y subordinar su política exterior a los intereses de seguridad del hegemón. Al mismo tiempo, se debe mantener la ilusión de que sus intereses soberanos se ven efectivamente atendidos por un acuerdo de ese tipo con Estados Unidos, aunque sea solo como un beneficio colateral. Pero esta ilusión es cada vez más difícil de sostener.
En lugar de cultivar la diplomacia, los aliados de la OTAN de Estados Unidos han seguido el ejemplo de Washington y han intentado dictar a otros países lo que está y lo que no está permitido. Sin embargo, dado el rápido crecimiento económico de los países BRICS, este enfoque neocolonial parece estar condenado al fracaso.
En Alemania, la atención debe centrarse ahora en movilizar a la sociedad contra el emplazamiento de misiles estadounidenses dentro de sus fronteras. Como esta decisión pone en tela de juicio la propia seguridad de la población alemana, es urgente celebrar un referéndum para determinar si la acepta el sistema político. Aún más urgente es encontrar una respuesta a la pregunta general de cómo se pueden defender la paz y la soberanía democrática en la Alemania de hoy, dada la evidente disposición de Estados Unidos a poner en tan grave riesgo a sus propios aliados.
El autor es portavoz de política exterior del grupo "Sahra Wagenknecht Alliance" (BSW) en el Bundestag alemán y es el coordinador del grupo BSW en la Comisión de Asuntos Exteriores. opinion@globaltimes.com.cn
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