Desconcertados, buscamos a qué atenernos en una época donde no manda nadie; ni personas, por incapacidad, ni principios, porque al volverse cuestionables, están en quiebra los valores de nuestra civilización
Gisela Ortega
May 26, 2024
La frase «Saber a qué atenerse” del filósofo español José Ortega y Gasset -1883-1955-, sugiere que es importante tener claridad y comprensión sobre las situaciones para poder tomar decisiones informadas y actuar de manera adecuada.
Ortega y Gasset enfatiza la importancia de vislumbrar la realidad y tener una visión clara de las circunstancias en las que nos encontramos. Esto implica adquirir conocimiento y comprensión sobre el entorno en el que nos desenvolvemos.
El sentido verdadero, consiste en saber a qué atenernos, en lograr una formula respecto al mundo y las cosas que nos rodean, dentro de las cuales van incluidos los seres humanos. Y el hombre que se amolda a todo, a lo bueno y a lo malo, solo a una cosa parece no adaptarse: a no saber a qué atenerse respecto a sí mismo y a los demás; a ignorar de qué; ni de quien depende su vida; a esperar definiciones que no se producen y decisiones que no se toman; a la imprecisión; a la sensación de pérdida que surge cuando faltan firmes puntos en los cuales afianzarse, y orientar su juicio.
Desconcertados, buscamos a qué atenernos en una época donde no manda nadie; ni personas, por incapacidad, ni principios, porque al volverse cuestionables, están en quiebra los valores de nuestra civilización; en un momento cuando lo sólido se ha hecho mutable y da la impresión de perderse y volatilizarse; cuando se tambalean las convicciones firmes dando paso a la inseguridad, a la desconfianza y a la inquietud; en medio de una confusión política caracterizada por situaciones injustificables, paradójicas y contradictorias que hacen del ahora un permanente y desconcertante suspenso y del mañana un sorpresivo azar; sin criterios seguros y firmes que nos guíen, porque faltan o se ocultan las ideas claras y distintas y todas aquellas en torno a las cuales se hablan y discute son escurridizas y confusas, dónde no se cumple lo que se promete y los errores por ser muy numerosos, se condensan en un sentimiento general de frustración que nos hace desconfiar, escépticamente, hasta de las mejores intenciones.
¿Cómo saber a qué atenernos rodeados como estamos, de un elemento humano cuyo juicio y criterio fluctúan de acuerdo a las conveniencias? Al no saber el hombre a qué atenerse respecto al mundo y de sí mismo, perdidas su fe y credulidad, la incertidumbre anega todo el ámbito de su realidad y de su porvenir. Para no quedarse en ella, busca superarla hasta llegar, alcanzar y estar en lo cierto. En un plano de certeza, y dados los datos, las perspectivas, los síntomas y las predicciones que anuncian, anticipan y presagian nuestro porvenir, parece que, quienes quieren saber, pueden saber a qué atenerse respecto a lo que será el futuro del mundo y el mundo en un futuro.
Ortega y Gasset, argumenta que solo cuando sabemos a qué atenernos, es decir, cuando tenemos una comprensión clara de las cosas, podemos tomar decisiones acertadas y actuar de manera efectiva. El conocimiento nos proporciona las herramientas necesarias para evaluar situaciones, entender las consecuencias de nuestras acciones y tomar decisiones informadas. Atenerse a las consecuencias, es asumir el resultado de una actitud o de un hecho que se comete, especialmente a sabiendas que no se debía.
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