Todos los centros educativos, desde infantil hasta la Universidad, sean públicos, privados o privados financiados públicamente (concertados) deben educar laicamente.
ENRIQUE JAVIER DÍEZ GUTIÉRREZ*
22/01/2024
Pixabay.
La religión es una cuestión vital, no un contenido de examen. Creer es una decisión responsable, no una imposición catequética. La trascendencia es una opción personal, no una decisión obligada. Por ninguna institución: ni la familia, ni la escuela, ni la sociedad. No hay ninguna otra cuestión en la que podamos reclamar tanta libertad personal como en esta.
No tengo que ser católico, judío, musulmán o hindú porque mi familia lo sea. Porque me lo imponga. Ni porque decidan que es lo que más me conviene. Ni porque en mi contexto social sea lo habitual. Ni mucho menos porque en la escuela haya una asignatura al respecto, impartida por catequistas o creyentes en esa determinada religión.
Los hijos y las hijas no son propiedad de los padres ni de las madres. Ni pueden elegir ni decidir la religión de sus hijos e hijas porque consideran que es "lo que más les conviene". Tienen que alimentarlos, vestirlos, cuidarlos para que se desarrollen, explicarles sus convicciones o sus principios, pero no pueden obligarles ni elegir por ellos una opción tan personal y trascendental como es la trascendencia.
Como dice el poeta Khalil Gibran, "tus hijos no son tus hijos, son hijos e hijas de la vida, deseosa de sí misma. No vienen de ti, sino a través de ti, y aunque estén contigo, no te pertenecen. Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos, pues ellos tienen sus propios pensamientos. Puedes abrigar sus cuerpos, pero no sus almas, porque ellos viven en la casa del mañana, que no puedes visitar, ni siquiera en sueños. Puedes esforzarte en ser como ellos, pero no procures hacerles semejantes a ti, porque la vida no retrocede ni se detiene en el ayer. Tú eres el arco del cual tus hijos, como flechas vivas, son lanzados. Deja que la inclinación, en tu mano de arquero, sea para la felicidad".
En eso consiste precisamente. En ayudarles a que ellos consigan la felicidad. No en imponerles la forma en que tú crees que tendrán que ser felices.
La opción por la trascendencia, por una religión, solo se puede hacer cuando se es una persona adulta, cuando se tienen conocimientos responsables de lo que conlleva realmente y cuando se toma una decisión meditada y pensada. Todos los fundadores de cualquiera de las religiones eran personas adultas. Fuera Jesucristo, Mahoma, Buda o cualquiera.
Todo lo demás que hacemos cuando los bautizamos, los llevamos a catequesis o a clase de religión es solo iniciarlos e incluirlos en rituales y prácticas cuyo sentido ni comprenden ni les ayuda a que tomen, en su momento, una elección meditada y en libertad. Es decir, no les permitimos elegir en libertad si quieren ser católicos, ateos, musulmanes, agnósticos, budistas o simplemente ser humanos.
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*Profesor de la Facultad de Educación de la Universidad de León. Miembro del Grupo de Pensamiento Laico, integrado también por Nazanín Armanian, Francisco Delgado Ruiz, Pedro López López, Rosa Regás Pagés, Javier Sádaba Garay, Waleed Saleh Alkhalifa y Ana Mª Vacas Rodríguez
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