Antropología
Los comportamientos artísticos parecen haber surgido mucho antes de lo previamente aceptado
Huellas de grabados en las paredes de la cueva de La Roche Cotard, en Francia. / Jean-Claude Marquet et al., PLOS One, julio de 2023.
ASP
Quebec
El año 2023 ha dejado constatación de que el arte prehistórico encontrado en diferentes yacimientos es anterior al Homo Sapiens e incluso a los Neandertales. También suscita dudas sobre cuándo evolucionó el lenguaje o la imaginación en nuestra especie.
Si ya es normal ver surgir nuevos descubrimientos algunas veces al año que añaden ramas al árbol genealógico de nuestros ancestros lejanos, 2023 se destacó en un nivel: comportamientos que sólo podemos calificar de artísticos parecen haber surgido mucho antes que lo previamente aceptado, y no sólo entre el Homo sapiens.
De hecho, ya en 2012, la cueva de Altamira, en España, ocupada hace entre 36.000 y 14.000 años, había revelado que sus pinturas más antiguas en las paredes sólo podrían haber sido realizadas por neandertales, ocupantes más antiguos del local.
Pero este año fue la cueva de La Roche-Cotard en Francia, cerca de Tours, la que confirmó que los dibujos hechos con los dedos tenían al menos 57.000 años de antigüedad, varios miles de años antes de que el Homo sapiens llegara a la región.
Fechas más antiguas
Algunos descubrimientos realizados en España en los últimos años sugieren fechas aún más antiguas, aunque no hay un acuerdo unánime. Pero una vez que admitimos que el Homo sapiens no inventó el arte, ¿por qué no retroceder aún más en el árbol genealógico?
Los grabados en una concha de 500.000 años de antigüedad en Indonesia señalaron al Homo erectus hace una década. Pero 10 años después, la pregunta sigue sin resolver: ¿estas marcas fueron dejadas por alguien que hacía tiempo con su pedernal mientras esperaba a su presa, o tenían algún significado para él?
Todo esto abre la puerta a preguntas aún más profundas sobre cuándo evolucionó el lenguaje en nuestros antepasados para describir cosas que sólo podían ver en sus cabezas. O sobre el desarrollo de la imaginación, es decir la capacidad de proyectarse hacia otro lugar.
Conchas y collares
Y para eso no basta con dibujar. Pequeños agujeros perforados en conchas hace más de 110.000 años sugieren que los neandertales las usaban como collares. Y está esta misteriosa estructura en forma de anillo, descubierta en 2016 en la cueva de Bruniquel, en Francia: está formada por estalagmitas arrancadas del suelo y tiene 175.000 años.
Por último, este año se han encontrado en Zambia dos trozos de madera de 476.000 años de antigüedad, uno de los cuales mide un metro y medio de largo, que parecen haber sido cortados con herramientas de piedra. Podrían ser los restos de la casa más antigua conocida, o al menos, la construcción más antigua conocida.
Al sugerir que nuestros antepasados (al menos los de esta región) quizás no eran exclusivamente nómadas, estos trozos de madera nos recuerdan que la decodificación de genomas prehistóricos en los últimos años no es el final de la historia: los comportamientos emergentes y una imaginación antigua quizás revelen estos descubrimientos que se remontan a un pasado más lejano de lo esperado.
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