A pesar de que la escolaridad promedio de las mujeres en América Latina y el Caribe ha superado la de los hombres, ello no se ha reflejado en una mayor incorporación al mercado laboral ni en mejores ingresos por el trabajo remunerado.
POR DORA VILLANUEVA
Una de cada dos mujeres en América Latina y el Caribe no trabaja, lo que duplica la proporción de los hombres, pese a que ellas han sobrepasado el promedio de años de educación alcanzado por ellos. A esto se suman remuneraciones bajas: 44.1 por ciento de las trabajadoras de la región perciben salarios por debajo del mínimo oficial en sus países, revela la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
La brecha en el acceso de las mujeres al mercado laboral se explica por la maternidad y la carga de trabajo no remunerado que se les asigna, ante la ausencia de políticas y sistemas integrales de cuidados, explica el organismo.
Esta situación afecta sobre todo a las mujeres más pobres, quienes tienen menos posibilidades de contratar servicios privados que aligeren la carga de trabajo doméstico y de cuidados.
Atadas al cuidado de niños y enfermos
Ante la crisis de los cuidados, agudizada por el envejecimiento poblacional, los cambios en las tendencias epidemiológicas y los efectos del cambio climático, se espera un incremento sostenido de la demanda de trabajo en el sector de los cuidados y una reducción del tiempo y el número de personas disponibles para brindarlos, advierte la Cepal.
El organismo detalla que en general las mujeres de hogares en los que hay niños de neonatos a cinco años tienen menos presencia en el mercado laboral en comparación con aquellas de familias en las cuales no hay prescolares. Es una brecha de 11.9 puntos porcentuales.
En el caso de los hombres, su participación laboral en los hogares con infantes aumenta 6.9 por ciento respecto a aquellos que se encuentran en hogares en los que no hay niños.
La división sexual del trabajo se vuelve especialmente evidente al examinar la participación laboral de las mujeres que tienen a su cuidado niñas y niños, pero se acentúa en los hogares de menores recursos, destaca la Cepal.
Los datos muestran que en las familias del quintil de menores ingresos la participación laboral de las mujeres en hogares con preescolares es de 45.5 por ciento, y llega a 82.9 por ciento, casi el doble, en el quintil de mayores ingresos.
Aunado a la brecha de acceso al mercado laboral, las mujeres son empleadas en condiciones de desventaja frente a los hombres. De entrada, 44.1 por ciento de las trabajadoras de la región ganan por debajo del salario mínimo, frente a 31.4 por ciento de los hombres.
Jóvenes y ancianas, las más vulnerables
Entre las que tienen de 15 a 29 años esta proporción es de 43.2 por ciento; en las de 30 a 64 cae a 32.4 por ciento, y escala a 63.2 por ciento entre la población 65 años y más, lo que muestra una mayor vulnerabilidad para las más jóvenes y adultas mayores.
Una cuota importante del trabajo femenino precario de la región recae en el sector doméstico remunerado, donde se emplea una de cada 10 mujeres latinoamericanas, 90 por ciento de ellas con percepciones por debajo del salario mínimo vigente en cada país, de acuerdo con el organismo.
La Jornada, México.
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