Hasta hace 10 años el papel de Colombia como país de tránsito de migrantes apenas si ocupaba el interés de las autoridades, pero en la actualidad ha entrado en la lista de las principales preocupaciones nacionales
Jorge Enrique Botero
Migrantes cruzan el Tapón del Darién desde Colombia a Panamá con la esperanza de llegar a Estados Unidos, el martes 9 de mayo de 2023. | Foto: AP
Autoridades de Estados Unidos solicitaron al gobierno de Colombia construir un muro en la zona fronteriza con Panamá conocida como el Tapón del Darién, con el fin de detener el masivo flujo migratorio que tiene lugar en esta selvática región, informó el presidente Gustavo Petro.
Durante una visita a Nueva York para asistir a la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), Petro dijo ante colombianos residentes en Estados Unidos: nos han pedido desde aquí, el poder político de este país, que tapemos el Tapón, como si eso fuera fácil, que construyamos un muro para que la gente no pase a Panamá en su camino a Estados Unidos.
Hasta hace 10 años el papel de Colombia como país de tránsito de migrantes apenas si ocupaba el interés de las autoridades, pero en la actualidad ha entrado en la lista de las principales preocupaciones nacionales, en particular por lo que ocurre en la corta pero espesa frontera selvática de 266 kilómetros con Panamá.
Según cifras del gobierno panameño, mientras en 2011 sólo cruzaron por ahí 559 migrantes, en lo que va de 2023 ya van 260 mil, cifra que podría elevarse a 400 mil cuando finalice el año.
Organismos internacionales como el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados estiman que la mayoría de migrantes que atraviesan esta inhóspita barrera selvática son sudamericanos, aunque registran un aumento de asiáticos y africanos.
A su ingreso a territorio panameño, los migrantes son censados por las autoridades del istmo, donde se ha establecido que 51 por ciento son ciudadanos venezolanos, 20 por ciento de ellos menores de edad. Petro atribuyó la oleada de migrantes de Venezuela al bloqueo económico que pesa sobre este país.
Ecuatorianos, cubanos y haitianos completan la lista de estos arriesgados migrantes que desafían una topografía agreste atravesada por rios caudalosos que -en épocas invernales- inundan la región haciendo más penosa la travesía.
Una mujer migrante de Haiti, espera cerca de uno de los muelles de Necoclí, Colombia, para abordar una lancha que la llevará hasta Capurgana, para luego cruzar el Tapón del Darien para así llegar a Panamá. 5 de agosto de 2021.
Muchas de estas personas llegan casi moribundas a suelo panameño, relató recientemente Sandra González, directora de migración de Panamá, quien agregó que su tiempo de viaje varía entre tres y siete días, hasta 15 cuando van familias con niños. Un alto porcentaje denuncia que en el trayecto son objeto de abusos, robos, maltratos y agresiones sexuales.
La situación en esta franja limítrofe ya ha generado varios roces entre los gobiernos de ambos países, pues Panamá acusa a Colombia de no hacer lo suficiente para detener las oleadas migratorias. El esfuerzo de Panamá para abordar el problema desde una óptica de cooperación ha caído en oídos sordos, denunció en agosto pasado el ministro panameño de Seguridad, Juan Manuel Pino, quien amenazó con una eventual militarización del área.
Según el presidente colombiano, Estados Unidos debe trabajar en equipo con los países involucrados hasta llegar a una migración ordenada, asignando cupos a cada país.
Mientras ello ocurre, el estremecedor desfile de miles de familias con el barro a la cintura, haciendo una de las más osadas travesías de la migración mundial, seguirán ocupando la agenda de los medios informativos, en uno de los cuales apareció recién un cubano narrando que había optado por este camino luego de que naufragó la balsa en la que quiso cruzar el estrecho de la Florida hacia Estados Unidos. Junto a esto, la travesía en balsa es un juego de niños, resumió el hombre.
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