“La deuda de la Argentina con el FMI es impagable, es una condena por décadas”: Claudio Katz
Hay que ponerse firme y comenzar a jugar en la geopolítica, asentada en la movilización y la decisión popular.
Claudio Katz
POR CARLOS AZNÁREZ /
Claudio Katz es uno de los más destacados economistas de la izquierda latinoamericana actual. Desde esos conocimientos y con una amplia base de textos aportados sobre el tema de la deuda externa argentina es que hemos querido consultarlo a partir del Acuerdo firmado por el Gobierno de Alberto Fernández con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Katz, además de militar en Economistas de Izquierda (EDI) y forma parte de la Autoconvocatoria por la suspensión del pago de la Deuda, ha sido partícipe como militante, de las grandes movilizaciones que en la calle señalan que “esta deuda es una estafa”. A continuación sus opiniones:
Hablemos de la firma del gobierno con el FMI, por el pago de la ilegal deuda externa, ¿cuáles son las principales críticas que se pueden hacer a este acuerdo? ¿Cuáles serían las consecuencias innegables del mismo?
El primer gran problema que tiene este Acuerdo radica en el hecho que se avala un crédito que ha violado todas las normas internas del FMI, que sirvió para la fuga de capital. Si se firma este acuerdo todo ello queda sumamente legitimado. Hay gente que dice: «este no es el momento», «esperemos», «dentro de dos años lo veremos». Pues ahí está el punto crítico: dentro de dos años no podemos ver nada, es ahora o nunca y podría haberse hecho hace dos años pero si no se hizo, no se puede posponer nuevamente, porque la ilegalidad y la ilegitimidad del fraude sólo pueden ser denunciada por el gobierno actual ahora. Dentro de dos años el FMI dirá: «señores, ¿cómo es que esto es ilegal si ustedes lo suscribieron?».
Todas las responsabilidades anteriores de Mauricio Macri, Christine Lagarde y Trump quedan borradas porque ahora es Alberto Fernández, es Kristalina Georgieva (actual gerente del FMI) y es otro personal que dirige ese organismo. Se repite lo que vimos tantas veces en Argentina: un gobierno ortodoxo, neoliberal, derechista que tomó una deuda y después vino un gobierno ortodoxo, progresista, con una retórica transformadora, y legítima esta deuda. Entonces todas las ideas de ir a la Corte Internacional, de ir a la Asamblea de las Naciones Unidas y de gestar una gran conmoción internacional de denuncia de este acuerdo se disipan si no actuamos ahora. Por eso, el FMI está tan interesado en que se suscriba cualquier cosa ahora, no importan los detalles sobre los que fugaron capital, que figura en ese informe tan detallado del Banco Central de la Argentina, están muy interesados en la firma, porque se repite el blanqueo. Después, ellos pueden posponer las modalidades del ajuste en lo inmediato si tienen la gran carta de asegurarse una condena para las próximas generaciones y una impunidad que queda definitiva y totalmente asegurada. Creo que este es el primer gran problema que tiene el acuerdo.
¿Y cuál sería el otro?
El segundo aspecto es que pasados los dos años y medio estaremos en el mismo problema que hoy. Y dentro de muchos años estarán en el mismo problema que hoy. Porque durante dos años y medio, Argentina paga intereses y refinancia una deuda a través de un mecanismo por el cual, viene el FMI, le presta plata, y esa plata, ellos dicen, se utiliza para que hagamos el ajuste y se lo devolvemos y todo eso sigue así durante dos años y medio. Cuando termina eso, uno se sienta de nuevo y hay 45 mil millones de dólares que de nuevo son impagables y ahí va a venir el ajuste que ahora quizás no asume la forma explícita que ellos están pensando. Cuando (el ministro) Guzmán dice: «aquí no hay reforma previsional, reforma laboral, no hay privatizaciones, esto es distinto», ese “distinto” es porque la gran carta de eso viene dentro de dos años y medio, ahora irá en cuotas y se irá “manejando” el tema. Entonces, la Argentina asume una deuda que es más que impagable, es inconcebible. Cuando algunos hacen la comparación con el 2003 se equivocan por completo, Kirchner asume en el 2003 y negoció un acuerdo muy circunstancial porque ahí el problema era la deuda privada, el acuerdo con el FMI era algo transitorio de una deuda que era relativamente pequeña y por eso pudo ser saldada en el 2005. Ahora son 45 mil millones de dólares, no hay forma de empezar con esto y cuando eso vence, se vence todo, vence la deuda de los privados, de las provincias… O sea que la Argentina está en una situación de ahogo total. Fíjate que no hay ningún banco en el mundo que haya dicho que si se firma este acuerdo le dan un crédito a la Argentina. Pues vamos a seguir fuera del mundo y la razón es muy simple: todos saben que esto es impagable, todos saben que la Argentina nunca va a poder generar el excedente fiscal para pagar el superávit comercial y pagar sus deudas. Es una condena por décadas.
Hablemos de los problemas inmediatos que la firma de este acuerdo trae a la población…
Serían los problemas inmediatos de los próximos dos años y medio donde siempre hay una cuota de imprevisibilidad muy grande, por lo que sabemos, es que hasta ahora hay un compromiso de bajar el déficit bastante fuerte, los números que acordó finalmente Guzmán se parecen mucho más a los que inicialmente quería el FMI. Es decir: 2,5% este año, 1,9, 0,9 % en los próximos años y hay un gran punto que iremos viendo, que es el argumento central de Guzmán y del gobierno que dice: «esto se paga sin ajuste», porque él dice que en los próximos dos años Argentina va a tener un crecimiento muy alto, con lo cual habrá una recaudación alta y con esos ingresos fiscales se baja el déficit sin necesidad del ajuste. Ese es el argumento por lo que esto sería “maravilloso”.
Supongamos que esto es así, por eso señalé lo anterior, el gran problema viene después, pero es muy dudoso que incluso esto sea así porque la tasa de crecimiento que tuvimos el año pasado del 10% fue porque hubo una caída previa del 10%. Ahora puede haber un arrastre, hay una coyuntura económica favorable, la economía puede crecer un 4%, no es descartable que eso ocurra, o un 3%, pero con esos números no llegan a compensar lo que hay que bajar del déficit. Además, hay que recordar que la recaudación es el IVA, en Argentina se recauda con un impuesto indirecto, y por lo tanto ¿qué va a pasar con el crecimiento?
Puedo asegurar otra cosa, si hay crecimiento con el FMI lo que no hay es redistribución del ingreso.
¿Qué pasará, por ejemplo, con los salarios y las jubilaciones?
Estamos entrando en el cuarto año donde los salarios pierden frente a la inflación, dos años de Macri y dos años de Alberto Fernández. La razón básica es que tenemos un piso de inflación muy elevado que se estabilizó. Entonces no hay ninguna posibilidad de recuperar el poder adquisitivo cuando se está con un piso del 50% y luego será aún más. Incluso, los salarios formales que le empaten al 50%, la otra mitad con salario informal nunca le empata al 50. Y el acuerdo con el FMI incorpora dos elementos de carestía fuertes: las tarifas y las devaluaciones.
Incluso con tarifas segmentadas, que producirá una gran irritación de la parte media, ahí también tienes un impacto de inflación porque toda la inflación actual es por aumento del precio de los alimentos como resultado de los buenos precios internacionales. No es la inflación tradicional, que es por devaluación o tarifas, ahora a esta novedosa que es inflación internacional porque sube el precio de los alimentos, y la Argentina no tiene divorciado el precio local e internacional porque dejan el comercio exterior librado a los negocios de los monopolios. Ahora, repito, se nos viene lo tradicional: tarifas y devaluación. Hay un elemento que va a socavar el nivel de vida, las tarifas no van a aumentar con el argumento que servirán para la inversión, cuando Macri produjo esas grandes tarifas, el mito era que de esa forma se iban a reducir los cortes de luz, pero ahora es simplemente aumentar las tarifas para pagarle al FMI y que, mientras, la estructura económica y la infraestructura se siga deteriorando.
Todo indica que este año seguirá produciéndose picos de alta devaluación.
Sí, no sabemos cuál será su ritmo pero el Fondo Monetario quiere excedente comercial, que en la Argentina implica primarización, estos proyectos que destruyen el medio ambiente no son porque hay una gran estrategia de transición energética que combine lo renovable con lo no renovable. Es un cuento chino, es para generar excedentes en divisas para pagar al FMI, es un punto muy crítico porque sigue la fuga de capitales y entonces nosotros tenemos gran excedente y no tenemos divisas en el Banco Central. Es un momento excepcional en materia de exportaciones, de gran excedente en divisas y se sigue fugando el dinero como de costumbre. Por dónde lo mires, no importa si Georgieva dice que la inflación es multicausal o no, es una retórica que no tiene relevancia, lo importante es que hay una presión del FMI por el lado de la tarifas y la devaluación y hay otro momento bastante adverso en el cual el gobierno aceptó una restricción monetaria, es el famoso modelo de la emisión cero, la fantasía de todos los monetaristas ortodoxos: si aspirás la moneda y hay un Banco Central que la tome, la economía se encarrila. Si se hace eso se hunde el país, ya lo hizo (el exministro Domingo) Cavallo, eso no conduce a nada, solo lleva a asfixiar la economía y no tener recursos cuando tenés que poner en marcha la obra pública. Cuando Guzmán dice «vamos a tener tasa de interés positiva», eso afecta el crecimiento que él propone y genera un mercado de financiación en pesos, que impide que el sistema bancario realice los depósitos para los proyectos productivos. Es un escenario de los próximos dos años y medio donde tenemos que recordar que si el Fondo Monetario manda a sus emisarios cada 3 meses a que revisen las cuentas nacionales, ellos dirán si está bien o mal, si está mal, dirán “ajusten y le damos el perdón”. Recordando lo que pasó con Alfonsín, vamos a tener un gobierno contra la pared cada tres meses. Ejemplo: el dólar blue (el que se adquiere en el mercado negro), que estará siempre en tensión, porque si el Fondo vino y aprobó las metas, el dólar blue baja, si el Fondo no aprueba las metas, el dólar blue sube, y los depósitos empiezan a temblar. Es lo de siempre, es estar en la cornisa todo el tiempo, a eso conduce esta política.
En marzo, en el Congreso, tanto en diputados como en el Senado, se determinará si el acuerdo se aprueba o no. Todo indica que los Fernández (Alberto y Cristina) se han puesto de acuerdo para alinear a la tropa más crítica, que se manifestó recientemente con la renuncia de Máximo Kirchner. También hay otra franja muy importante, por fuera del gobierno, que es el sentir popular que está reaccionando. Estas últimas semanas, hubo grandes movilizaciones contra el acuerdo, de un amplio arco de la izquierda.
El Acuerdo está generando una conmoción en la sociedad y distintos estamentos. El Frente de Todos (coalición gobernante), el oficialismo, la corriente más crítica del kirchnerismo, aprobaron el ajuste a la jubilación y un acuerdo muy adverso con los bonistas el año pasado. Pero ahora hay un sector que dijo “hasta aquí llegamos”. Esto va a tener un impacto muy grande y por eso se habla de una treintena de diputados que podrían no votar positivamente. Sí ellos lo que efectivamente quieren es poner un límite a la degradación del país, no alcanza con manejos superestructurales y tienen que sumarse a la protesta que existe contra el Fondo, y luchar para que esto no se apruebe. Porque si no estamos en un juego bastante hipócrita de hacer pequeñas cosas para salvar la cara.
La realidad es que comenzó una movilización numerosa e importante. La marcha que hubo en diciembre y la de la semana pasada, fueron muy importantes, que los medios de comunicación las cubran o no, es otro tema.
Está haciendo renacer el viejo espíritu de crítica al FMI, que está en la estructura del ADN argentino. Un país que tuvo 22 acuerdos monetarios en las últimas 6 décadas, sabe cómo ningún otro país del mundo, qué es el FMI. En la Argentina hay un conocimiento, uno sabe lo que pasó con Alfonsín y sabe que el Fondo es impiadoso con sus propios agentes, sabe que si fracasa un plan de la derecha el Fondo fue impiadoso con De La Rúa, Menem, Macri, a ellos mismos también les hicieron pagar la cuenta. Los problemas no son de los argentinos sino de un Fondo Monetario, aceptado por el establishment, que trae al FMI a custodiar la economía del país. Creo que hay un resurgir, junto con muchos temores.
La gran pregunta es: ¿cómo nuclear a franjas mayoritarias de la población en esta lucha?
Tenemos que ser realistas, los que estamos en el campo de la lucha frontal contra el FMI; también tenemos que ver todo el panorama sabiendo que lo nuestro es la avanzada de un movimiento que todavía enfrenta a una enorme porción de la sociedad, con miedo a las consecuencias de una ruptura con el FMI. No creo que haya un solo argentino que dude de las consecuencias nefastas del Acuerdo, lo que hay son muchos segmentos populares que tienen temor de optar por un camino opuesto. En ese sentido, la campaña de la derecha y del oficialismo ha sido muy constante, porque ahora no es la derecha que dice «si Argentina no acepta esto está fuera del planeta», ahora es el gobierno el que repite un mensaje de miedo e irracional porque se habla de la hipótesis de lo que ocurriría si no hacemos algo y no se habla en concreto de lo que sucederá si hacemos eso. No es que estamos discutiendo como ahora que va a pasar en los próximos años por hacer el acuerdo, lo que se discute es qué ocurriría si la catástrofe que enfrentaría el país si se hace otra cosa. Allí se abrirá otro escenario y no sabemos qué pasará, podemos imaginar que es un camino distinto favorable a los intereses populares. Hay que argumentar mucho, librar la batalla política, desenvolver la batalla cultural, y ojo, que no es solo contra (los diputados de ultraderecha) Milei, Espert o (el expresidente neoliberal) Macri, es con gran parte del oficialismo y del progresismo oficialista que ha asumido todo esos temores como propios. Se repiten algunas cosas que son inconsistentes, por ejemplo: que si nos ponemos firmes con el FMI, China y Rusia nos van a dar la espalda, y eso es un total absurdo. Se escucha decir que China y Rusia están en el FMI, si la Argentina no acepta este acuerdo ellos van a romper relaciones con nosotros y van a hacer alianza con EE.UU. contra nosotros. Totalmente ridículo.
La gran rivalidad geopolítica mundial permite saber que a China y Rusia les interesa contar con algún aliado en América Latina con el cual ellos puedan disputar poder con EEUU, Entonces, es insólito pensar que ellos nos darían la espalda si Argentina, en el ajedrez mundial, les otorga una carta que pueden utilizar. Además, hay algo muy concreto en la historia de la economía: la Argentina es uno de los países que tiene especialidad exportadora de los recursos naturales en grado mayúsculo. No hay ningún país o empresa en el mundo que no quiera hacer negocios con la Argentina, comprar soja, carne o hacer inversiones en recursos naturales.
Lo que pasa es que hay una mente colonizada que repite lo que dice el Finacial Times o el Washington Post, sin pensar el contenido de lo que manifiesta.
Otros comparan ligeramente nuestra situación con lo que le ocurrió a Grecia.
Hay una diferencia grande con la situación que tenía Grecia hace varios años, cuando fue aislada y ahogada, ahí si tenían que tomar una decisión muy difícil: salir o no del euro. El FMI presionó, se quedaron y hubo un ajuste descomunal, pero Grecia es un país muy pequeño que tenía toda Europa en contra y no tenía aliados para librar esa lucha. Es inadmisible lo que hicieron pero igual hay que comprender el escenario en el que estaban. Argentina no es Grecia, ni política, ni económicamente, y además Argentina no tiene a América Latina en contra sino que cuenta con una corriente a favor, porque hemos tenido victorias progresistas en Honduras, Perú, Chile, muy probablemente en Brasil y Colombia, quizás este año. Incluso el Presidente mexicano ha hecho un discurso que sintoniza con la idea de plantarse junto a la Argentina ante el FMI. El propio Alberto Fernández es presidente de la Celac y ha ido a China y Rusia demostrando que la Argentina puede tener créditos productivos para modificar su infraestructura, que no es la bicicleta financiera de lo que aporta el FMI. Entonces, tenemos todo el escenario para intentar un camino diferente. Lo que estaba en discusión hace dos semanas atrás no era si la Argentina desconoce la deuda, si rompe con el FMI, o si choca con Washington, simplemente era “no pago este vencimiento y seguimos discutiendo”, eso era lo que se debatía. Además, eso es importante porque no hay default con el FMI, es otro mito, el default es privado: vos tenes un default, una cesación de pagos con un banco al que le debés y no le pagás, ahí se genera el default. Cuando eso ocurre viene el Fondo Monetario e interviene para asegurar que vos pagués, pero acá hay algo raro, un caso único en las últimas décadas de esta deuda, no con un banco privado donde el FMI intermedia para que le pagués sino que le debés directamente al FMI, y la Argentina no se da cuenta que el gran problema es del FMI. ¿Por qué? Porque no hay ningún otro país en la situación de Argentina con el Fondo, después están Irak y Egipto con deudas minúsculas al lado de Argentina, y si Argentina se pone firme, el FMI se tiene que poner a debatir: ¿Qué hizo Trump? ¿Por qué el Departamento del Tesoro aceptó un crédito tan anómalo? ¿Quién dijo que Alemania, Francia, Japón todos van a estar de acuerdo?
Hay que ponerse firme y comenzar a jugar en la geopolítica, asentada en la movilización y la decisión popular.