Médicos usan un tratamiento con virus para exterminar una superbacteria resistente a los antibióticos
Dos días después de iniciado el tratamiento, la infección por 'Klebsiella pneumoniae' comenzó a retroceder en la paciente. A los tres meses, ya había desaparecido por completo.
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Un grupo de médicos publicó este martes en la revista Nature Communications un estudio en el que detallan el caso de una mujer de 30 años en Bélgica que padecía una infección por una bacteria extremadamente resistente a los antibióticos, y que finalmente logró curarse gracias al tratamiento con bacteriófagos, virus que infectan y matan bacterias.
Estos virus fueron descubiertos a principios del siglo XX y, desde entonces, han sido estudiados como un tratamiento potencial contra las infecciones bacterianas.
Sin embargo, con la llegada de los antibióticos en la década de 1940, los tratamientos con bacteriófagos —también conocidos como fagos— pasaron a un segundo plano. Hasta el día de hoy, no han sido lo suficientemente investigados para explotar todos sus beneficios.
Las bacterias han desarrollado resistencia a los antibióticos con el tiempo y algunas ya son incurables con estos medicamentos. Es por eso que los fagos han ido ganando terreno nuevamente y están despertando un gran interés en la comunidad científica.
La paciente del reciente estudio había resultado gravemente herida durante los atentados terroristas de Bruselas de marzo de 2016 y, después de una cirugía para reparar un fémur roto, contrajo una cepa de la superbacteria 'Klebsiella pneumoniae'.
Tras meses de intentos fallidos para eliminar la infección, los médicos aprobaron el uso de la terapia con bacteriófagos con el comité de ética del hospital. Los fagos especialmente seleccionados fueron proporcionados por el Instituto George Eliava de Bacteriófagos, Microbiología y Virología (Tiflis, Georgia). No obstante, la terapia acabó posponiéndose y no fue hasta febrero de 2018 que sus médicos la empezaron por temor a un "callejón sin salida terapéutico".
A la mujer se le administraron los fagos después de un procedimiento quirúrgico para eliminar el tejido muerto de la herida. También le colocaron injertos óseos que habían sido infundidos con antibióticos.
Apenas dos días después de iniciado el tratamiento, la infección comenzó a retroceder. A los tres meses, ya había desaparecido por completo.
Potencial futuro
Actualmente, la paciente puede participar regularmente en eventos deportivos como el ciclismo, pero lo más importante es que no presenta ningún signo de infección recurrente por 'Klebsiella pneumoniae'.
Su caso parece demostrar que los fagos pueden usarse en sincronía con antibióticos para tratar infecciones que de otro modo serían incurables, aunque también pueden resultar útiles por sí solos. Los expertos concluyen que aún se necesita más investigación para lograr que este tipo de terapia tenga una aceptación generalizada en la comunidad científica.
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