El futuro de la paz en Colombia
Por Alberto Pinzón Sánchez
JM Santos y el secretario de la OTAN, Jens Stoltenberg
Es evidente un deterioro “catastrófico” en la vida cotidiana de los colombianos, así como el agravamiento de las diferentes crisis que hunden al país en la más oscura de las desesperanzas, como son: 1- La crisis sanitaria por la pandemia del coronavirus. 2-La crisis económica que más que crisis es una ruina, un verdadero desastre económico que va desde el aumento despiadado de la miseria y la pobreza, la desigualdad, el desempleo masivo y del tan perseguido rebusque precario. 3-La tan visible crisis de la seguridad pública que abarca; tanto el fracaso del pacto de cúpulas JM Santos-Timochenko 2016 para la desmovilización de las antiguas Farc-EP, con sus perfidias y falsas implementaciones y que ahora (12.02.2021, se pretende relanzar ampliándolo a la nulidad del subpresidente Duque), como las repercusiones sociales y políticas de tal fracaso que ya empiezan a preocupar a la comunidad internacional, tales como:
La violación de los más elementales derechos humanos de la población en campos y ciudades por parte del Poder dominante y sus sostenedores de facto, que miran con total indolencia las masacres cotidianas de líderes sociales, los ajusticiamientos de ex combatientes, la represión judicialización y estigmatización del movimiento social, los montajes judiciales, etc. 4- La crisis de las relaciones diplomáticas totalmente ideologizadas contra el molina de viento del castro chavismo, convertido en realidad en las relaciones con Cuba, Venezuela, Nicaragua, o el golpe de la OEA en Bolivia: Monseñor Ordoñez embajador en la OEA y compinche íntimo del mentecato Almagro, el comandante “Trumpista” de bloque Capital Fachito Santos como embajador en Washington, y la señora Blum, la dueña maligna” del castillo del ex tinto duque Holmes Trujillo como canciller del régimen. ! ¡Vaya almácigo!
Esto para no hablar en extenso de la 5°crisis. Sobre la gran descomposición del aparato militar que a pesar de los esfuerzos de la OTAN y el US Army por superarla, continúa atrapada en el círculo vicioso de sus infernales escándalos, los que pretende continuar tapando con el escolástico y gastado achaque de las “manzanas podridas”.
Es obvio que en un tablado, tarima o escenario tal, surgen infinidad de propuestas, foros, conversatorios y debates, nacionales e internacionales, para analizar los dos aspectos contradictorios de tal realidad. Uno, el presente y futuro de la paz en Colombia. Otro, el presente y futuro de la guerra en Colombia, cuyo mejor análisis (lo vuelvo a repetir) está contenido en el interesante análisis elaborado por Juan Carlos Garzón Vergara, titulado “Las 10 dinámicas que marcarán la violencia organizada en 2021”, publicado en la Silla Vacía, el 30 de enero del 2021; donde se puede ver el análisis de los 10 (ojo diez) elementos relacionados en el título y con los cuales el autor examina el conflicto reciclado en Colombia e invita a debatirlo: ( favor consultar https://lasillavacia.com/silla-llena/red-de-la-paz/las-10-dinamicas-marcaran-la-violencia-organizada-2021-77594 )
Sin embargo, el análisis de la contradicción señalada en el párrafo anterior cae en el vacío, sino se enmarca en la profunda y gran contradicción principal ante la cual todas las demás se tornan secundarias, como es la contradicción histórica de dependencia/ atraso de la formación económico-social de Colombia (o sociedad colombiana) con el Imperialismo estadounidense que se remonta a las últimas décadas del siglo XIX, y, que ha sido confirmada y vuelta a confirmar por todos los estudios de todas las ciencias sociales existentes hasta hoy: Por la historia, la economía, la sociología, la antropología, la ciencia política, los estudios jurídicos, la diplomacia, la historia militar, la ciencias de la comunicación, la psicología, el cine, la literatura, y claro, todas las demás expresiones artísticas, no solo de Colombia sino del continente americano y aún de otros continentes.
Ahora bien, esta contradicción tan ocultada como combatida por todos los sostenedores del bloque de poder dominante, quienes con la consigna con la cual se han beneficiado a lo largo de su desarrollo de siglos del “Respice Polum” (mirar a la estrella polar del norte), enunciada en 1914 por Marco Fidel Suarez, aquel hombre pobre y pobre hombre, quien según su copartidario conservador Laureano Gómez “sudaba prevaricato”; así como los diferentes aspectos científicos antes mencionados parecerían un mar-océano gigantesco muy denso y difícil de asimilar o siquiera sintetizar en pocas palabras. Lo que no pasa de ser otro sofisma más para evitar su comprensión. Hoy, si es posible captarla en su desarrollo, su movimiento y en su magnitud con una imagen sencilla:
El Estado colombiano, construido durante siglos y mediante guerras civiles y pactos de cúpulas por ese bloque de poder oligárquico, pelechador y usufructuario de tal relación con la “Estrella Polar”, se ha convertido en la punta de lanza del Imperialismo estadounidense indispensable para su dominación de América Latina y el Caribe ( ojo, indispensable) y para lo cual ha construido en territorio colombiano con la aquiescencia del bloque de poder oligárquico cipayo, 9 (nueve) grandes e importantes bases militares, reforzadas en mayo 2018, mediante un pacto con JM Santos, con el poderío múltiple de la OTAN. (Ver imagen)
Incluso sobrepasando a su más importante posesión colonial-militar de Puerto Rico. Por tanto, es incorrecto seguir llamado a Colombia como el “Israel de Latinoamérica”, pues esta comparación se ha agotado, porque Colombia no tiene ni de lejos el desarrollo industrial o social, incluso político o civilizatorio, o militar (hay quienes afirman que Israel es una potencia atómica) del Estado Israelí que es una potencia en sí misma; mientras Colombia no pasa de ser un títere de trapo, un pelele, totalmente dependiente de los intereses de momento de la Estrella Polar, cuya inicial luz cegadora empieza a languidecer dramáticamente aunque sin extinguirse del todo, después del regreso definitivo y por mucho más tiempo de la luz propia de la estela de Simón Bolívar en todo el continente.
¿A dónde conduce la anterior caracterización? A la segunda contradicción real, que el desarrollo de la dominación Imperialista en Nuestramérica ha generado en su lucha de contrarios, que ha tornado en interno un proceso externo; uniendo en uno solo dos procesos sociales opuestos que actualmente se desarrollan tanto en Venezuela como en Colombia.
Este aspecto que ya había sido señalado hace años en sus inicios, cuando el presidente Obama en marzo del 2015 declaró a Venezuela como “amenaza a la seguridad de EEUU”, hoy está en pleno desarrollo, y por extraño que parezca, la suerte del proceso social antiimperialista y liberador venezolano está condicionado a lo que suceda en Colombia y al contrario, el futuro de la paz y de la superación completa del conflicto reciclado en Colombia, está determinado por lo que suceda o no, en Venezuela.
He aquí la importancia de la “frontera colombo venezolana”, ahora si es aceptada por todos los bandos en contradicción: el rol estratégico que tienen los campamentos y bases que la OTAN tiene en conjunto con el ejército colombiano y sus auxiliares de facto a lo largo de dicha frontera, cotidianamente denunciados y revelados por el presidente Maduro en sus comparecencias públicas. O, el sitio de “recuesto y las líneas imaginarias” (¿tierra de nadie?) reconocidas por el comandante del ELN Pablo Beltrán 12.02.2021. (consultar https://www.eltiempo.com/mundo/latinoamerica/pablo-beltran-el-eln-afirma-que-al-embajador-de-cuba-lo-enganaron-566413 )
El gobierno cipayo de Colombia, se adecuará sumisamente y sin chistar a lo que diga el gobernante de turno en Washington; sea republicano o sea demócrata. Sea Trump o sea Biden. No harán diferencia. Moverá la cola canina con tal de recibir las migajas que le tiren, y procurará por todos los medios que sus “spinn doctors”, su abundantes comentaristas prepago y sus opinadores adictos, no descarnen o expongan al aire esta contradicción. No la mencionen, ni insinúen siquiera. Que se centren únicamente en lo doméstico: En continuar jugando embobados “a donde está la bolita” de la candidatura para el 2022, la de centroizquierda o la de izquierda humana, que se enfrentará en franca y honesta lid al candidato designado y respaldado con los dineros del Bloque de Poder Contrainsurgente que cuenta con todos los recursos y los medios legales e ilegales para imponerse, es decir todas las formas del terror del Estado con que disponen en este momento.
Contando eso sí, con la decoración sentimental y dramática y la manipulación mediática que aportan las jeremiadas, las lamentaciones y gemidos, los golpes de pecho y lloros de cocodrilo del Sancho Panza de vereda quindiana y su aliado de pactos, de carta va carta viene, el fullero jugador de póker y ex presidente colombiano; el bachiller bogotano Sansón Carrasco disfrazado de Quijote de la paz en Colombia (que como su antecesor Lleras Restrepo usó durante muchos años un falso nombre en el periódico el Espectador para justificar sus arbitrariedades), ofreciendo sus limpias manos positivas, para estrecharlas en un trío de tres con la nulidad del subpresidente Duque, con el fin de AMPLIAR el pacto de cúpulas de la Habana 2016 que se ha agotado definitivamente y sobre todo, para ofrecer su transparente y sincera amistad con el actual presidente estadounidense Biden, con el fin de resolver de una vez por todas y con el futuro presidente colombiano (¿de la Calle? ) las diferentes crisis antes mencionadas que asolan al sufrido y dolorido pueblo trabajador colombiano.
Así tenemos entonces que, el futuro se ha tornado tan fugaz que ya es pasado.
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Fuente imagen: internet. JM Santos y el secretario de la OTAN, Jens Stoltenberg.
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