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A LOS PUEBLOS DEL MUNDO: UNA DECLARACIÓN…

 

CONTENIDO:

1. POR LA VIDA
2. LA CANTINA
3. LA MISIÓN
4. MEMORIA DE LO QUE VENDRÁ
5. LA MIRADA Y LA DISTANCIA A LA PUERTA. 
6. UNA MONTAÑA EN ALTA MAR

-*-

Primera Parte: UNA DECLARACIÓN…

POR LA VIDA.

Primero de Enero del año 2021.

A LOS PUEBLOS DEL MUNDO:
A LAS PERSONAS QUE LUCHAN EN LOS CINCO CONTINENTES:

HERMAN@S Y COMPAÑER@S:

  Durante estos meses previos, hemos establecido contacto entre nosotr@s por diversos medios.  Somos mujeres, lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, travestis, transexuales, intersexuales, queer y más, hombres, grupos, colectivos, asociaciones, organizaciones, movimientos sociales, pueblos originarios, asociaciones barriales, comunidades y un largo etcétera que nos da identidad.

  Nos diferencian y distancian tierras, cielos, montañas, valles, estepas, selvas, desiertos, océanos, lagos, ríos, arroyos, lagunas, razas, culturas, idiomas, historias, edades, geografías, identidades sexuales y no, raíces, fronteras, formas de organización, clases sociales, poder adquisitivo, prestigio social, fama, popularidad, seguidores, likes, monedas, grado de escolaridad, formas de ser, quehaceres, virtudes, defectos, pros, contras, peros, sin embargos, rivalidades, enemistades, concepciones, argumentaciones, contra argumentaciones, debates, diferendos, denuncias, acusaciones, desprecios, fobias, filias, elogios, repudios, abucheos, aplausos, divinidades, demonios, dogmas, herejías, gustos, disgustos, modos, y un largo etcétera que nos hace distintos y, no pocas veces, contrarios.

 Sólo nos unen muy pocas cosas:

  El que hacemos nuestros los dolores de la tierra: la violencia contra las mujeres; la persecución y desprecio a los diferentes en su identidad afectiva, emocional, sexual; el aniquilamiento de la niñez; el genocidio contra los originarios; el racismo; el militarismo; la explotación; el despojo; la destrucción de la naturaleza.

  El entendimiento de que es un sistema el responsable de estos dolores.  El verdugo es un sistema explotador, patriarcal, piramidal, racista, ladrón y criminal: el capitalismo.

  El conocimiento de que no es posible reformar este sistema, educarlo, atenuarlo, limarlo, domesticarlo, humanizarlo.

  El compromiso de luchar, en todas partes y a todas horas –cada quien en su terreno-, contra este sistema hasta destruirlo por completo.  La supervivencia de la humanidad depende de la destrucción del capitalismo.  No nos rendimos, no estamos a la venta y no claudicamos.

  La certeza de que la lucha por la humanidad es mundial.  Así como la destrucción en curso no reconoce fronteras, nacionalidades, banderas, lenguas, culturas, razas; así la lucha por la humanidad es en todas partes, todo el tiempo.

  La convicción de que son muchos los mundos que viven y luchan en el mundo.  Y que toda pretensión de homogeneidad y hegemonía atenta contra la esencia del ser humano: la libertad.  La igualdad de la humanidad está en el respeto a la diferencia.  En su diversidad está su semejanza.

  La comprensión de que no es la pretensión de imponer nuestra mirada, nuestros pasos, compañías, caminos y destinos, lo que nos permitirá avanzar, sino la escucha y mirada de lo otro que, distinto y diferente, tiene la misma vocación de libertad y justicia.

  Por estas coincidencias, y sin abandonar nuestras convicciones, ni dejar de ser lo que somos, hemos acordado:

Primero.- Realizar encuentros, diálogos, intercambios de ideas, experiencias, análisis y valoraciones entre quienes nos encontramos empeñados, desde distintas concepciones y en diferentes terrenos, en la lucha por la vida.  Después, cada quien seguirá su camino o no.  Mirar y escuchar lo otro tal vez nos ayudará o no en nuestro paso.  Pero conocer lo diferente, es también parte de nuestra lucha y de nuestro empeño, de nuestra humanidad.

Segundo.- Que estos encuentros y actividades se realicen en los cinco continentes.  Que, en lo que se refiere al continente europeo, se concreten en los meses de Julio, Agosto, Septiembre y Octubre del año 2021, con la participación directa de una delegación mexicana conformada por el CNI-CIG, el Frente de Pueblos en Defensa del Agua y de la Tierra de Morelos, Puebla y Tlaxcala, y el EZLN.  Y, en fechas posteriores por precisar, apoyar según nuestras posibilidades, para que se realicen en Asia, África, Oceanía y América.

Tercero.- Invitar a quienes comparten las mismas preocupaciones y luchas parecidas, a todas las personas honestas y a todos los abajos que se rebelan y resisten en los muchos rincones del mundo, a que se sumen, aporten, apoyen y participen en estos encuentros y actividades; y a que firmen y hagan suya esta declaración POR LA VIDA.

Desde uno de los puentes de dignidad que unen a los cinco continentes.

Nosotr@s.
Planeta Tierra.
1 de enero del 2021.

Desde diversos, disparejos, diferentes, disímiles, desiguales, distantes
y distintos rincones del mundo (en arte, ciencia y lucha en resistencia y rebeldía)...

Segunda Parte: LA CANTINA.

  ¿Calendario?  El actual.  ¿Geografía?  Cualquier rincón del mundo.

  Usted no sabe bien a bien por qué, pero camina de la mano de una niña.  Está a punto de preguntarle a dónde se dirigen, cuando pasan frente a una gran cantina.  Un gran letrero luminoso, como la marquesina de un cine, declara: “LA HISTORIA CON MAYÚSCULAS. Cantina-bar”, y más abajo “No se admiten mujeres, infantes, indígenas, desempleados, otroas, ancian@s, migrantes y demás desechables”.  Alguna mano blanca ha agregado “In this place, Black Lives does not matter”.  Y otra mano varonil sumó: “Mujeres pueden entrar si se comportan como hombres”.  A los lados del establecimiento, se amontonan cadáveres de mujeres de todas las edades y, a juzgar por las ropas hechas jirones, de todas las clases sociales.  Usted se detiene y, resignada, la niña también.  Se asoman por la puerta y ven un desorden de hombres y mujeres con modos masculinos.  Sobre la barra o mostrador, un varón esgrime un bate de béisbol y con él amenaza a diestra y siniestra.  La muchedumbre está claramente dividida: en un lado quienes aplauden y en el otro quienes abuchean.  Todos están como embriagados: la mirada furiosa, la baba escurriéndoles por la barbilla, el rostro enrojecido.

  Se acerca a usted quien debe ser el portero o algo así y le pregunta:

  “¿Quiere pasar?  Puede elegir el bando que guste.  ¿Quiere aplaudir o criticar?  No importa cuál elija, le garantizamos que tendrá muchos seguidores, likes, pulgares arriba y más aplausos.  Usted será famoso si se le ocurre algo ingenioso, sea a favor o en contra.  Y aunque no sea muy inteligente, basta con que haga ruido.  Tampoco importa si es cierto o falso lo que grite, siempre y cuando grite fuerte”.

  Usted valora la oferta.  Le suena atractiva, sobre todo ahora que a usted no le sigue ni el perro.

  “¿Es peligroso?”, aventura usted con timidez.

  El cadenero lo tranquiliza: “De ninguna manera, aquí reina la impunidad.  Vea usted a quien está en turno al bate.  Dice cualquier tontería y unos le aplauden y otros lo critican con otras tonterías.  Cuando esa persona termine su turno, otra subirá.  Ya le dije antes que no necesita ser inteligente.  Es más, la inteligencia aquí es un estorbo.  Anímese.  Así se olvida de las enfermedades, de las catástrofes, de las miserias, de las mentiras hechas gobierno, del mañana.  Aquí la realidad no importa en realidad.  Lo que vale es la moda en turno”.

  Usted: “¿Y de qué discuten?”.

  “Ah, de cualquier cosa.  Ambos lados se empeñan en frivolidades y estupideces.  Como que la creatividad no es lo suyo.  Y así.”, responde el guardia mientras ojea, temeroso, a lo alto de la edificación.

  La niña sigue la dirección de la mirada y, señalando a lo más alto del edificio, donde se alcanza a ver un piso completo -todo vidrio espejo-, pregunta:

  “¿Y ésos de allá arriba están a favor o en contra?

  “Ah, no”, responde el hombre y agrega en un susurro: “Ésos son los dueños de la cantina.  No necesitan manifestarse por nada, simplemente se hace lo que ellos mandan”.

  Afuera, más allá en el camino, se mira un grupo de personas que, supone usted, no tuvo interés en entrar a la cantina y siguió su camino.  Otro tanto sale del establecimiento con molestia, murmurando: “es imposible razonar ahí dentro” y “en lugar de “La Historia”, debería llamarse “La Histeria””.  Ríen, se alejan.

  La niña se le queda mirando.  Usted duda…

  Ella le dice: “Puedes quedar o seguir.  Sólo hazte responsable de tu decisión.  La libertad no es sólo poder decidir qué hacer y hacerlo.  Es también hacerse responsable de lo que se hace y de la decisión tomada”.

  Sin decidirse aún, usted le pregunta a la niña: “¿Y tú a dónde vas?

  “A mi pueblo”, dice la niña, y extiende sus manitas al horizonte como diciendo “al mundo”.

Desde las montañas del Sureste Mexicano.

El SupGaleano.
Es México, es 2020, es diciembre, es madrugada, hace frío y una luna llena mira, asombrada, cómo las montañas se incorporan, se arremangan un poco las naguas y despacio, muy despacio, se echan a andar.


-*-

Del Cuaderno de Apuntes del Gato-Perro: Esperanza le cuenta a Defensa un sueño que tuvo.

  “De ahí que estoy dormida y estoy soñando.  Claro lo sé que estoy soñando porque estoy dormida.  Entonces, de ahí que lo miro que estoy muy lejos.  Que hay hombres y mujeres y otroas muy otros.  Que sea que no los conozco.  Que sea que hablan una lengua que no entiendo.  Y tienen muchos colores y modos muy distintos.  Hacen mucha bulla.  Cantan y bailan, hablan, discuten, lloran, ríen.  Y no conozco nada de lo que miro.  Hay construcciones grandes y pequeñas.  Hay árboles y plantas como los de acá, pero diferentes.  Muy otra la comida.  O sea que todo muy raro.  Pero lo más extraño es que, no sé por qué ni cómo, pero lo sé que estoy en mi casa”.

  Esperanza queda en silencio.  Defensa Zapatista termina de tomar apunte en un su cuaderno, se le queda mirando y, después de unos segundos, le pregunta:

  “¿Sabes nadar?”.

Doy fe.
Guau-Miau.

TERCERA PARTE: LA MISIÓN.

De cómo Defensa Zapatista trata de explicarle a Esperanza cuál es la misión del zapatismo y otros felices razonamientos.

  “Bueno, de ahí que te voy a explicar algo muy importante.  Pero no lo puedes tomar apunte, sino que quiere que lo guardas en tu cabeza.  Porque el cuaderno donde quiera lo dejas botado, pero la cabeza la tienes que cargar todo el tiempo”.

  Defensa Zapatista camina de un lado a otro, como dice que hacía el finado cuando explicaba algo muy importante.  Esperanza está sentada sobre un tronco y, previsora, ha colocado un nailon sobre la madera húmeda, floreciente de musgo, hongos y ramitas secas.

  “¿Acaso lo vamos a mirar el lugar donde llegamos con la lucha?”, suelta Defensa Zapatista señalando con sus manitas a ninguna parte.

  Esperanza está pensando una respuesta, pero es evidente que Defensa hizo una pregunta retórica, es decir, no le interesa la respuesta, sino las preguntas que le siguen a la primera cuestión.  Según ella, Defensa Zapatista está siguiendo el método científico.

  “La problema no es entonces llegar, sino hacerse un camino.  Que sea que si no hay camino, pues hay que hacerlo, porque si no, cómo”, la niña blande un machete que a saber de dónde salió, pero seguro en alguna champa lo están buscando.

  “Entonces, la problema como que se cambió y lo más primero es el camino.  Porque si no hay camino para donde quieres ir, pues de balde estás con esa preocupación.  Entonces, ¿qué vamos a hacer si no hay camino para donde vamos?”.

  Esperanza responde con satisfacción: “Esperamos a que deje de llover para que no nos mojamos cuando hacemos el camino”.

 Defensa se mesa los cabellos -y arruina el peinado que a sus mamaces le tomó media hora acomodar- y grita: “¡No!”.

  Esperanza duda y aventura: “Ya sé: le decimos una mentira al Pedrito de que hay caramelos allá donde vamos, pero no hay camino y viera quién hace un su camino primero, pues se atasca de caramelos”.

  Defensa reacciona: “¿Acaso vamos a pedir apoyo a los pinches hombres?  Nuncamente.  Nosotras lo vamos a hacer como mujeres que somos”.

  “Cierto”, dice Esperanza, “qué tal y de repente hay chocolates”.

  Defensa sigue: “Pero ¿qué tal que nos perdemos cuando vamos abriendo el camino?”.

  Esperanza responde: “¿Gritamos pidiendo ayuda? ¿Sacamos cohetón o tocamos el caracol para que oyen en el pueblo y vienen a rescatarnos?”.

  Defensa entiende que Esperanza está tomando el asunto literalmente y, además, está obteniendo el consenso del resto del público.  Por ejemplo, el gato-perro ahora se relame los bigotes imaginando la olla llena de chocolates al final del arcoíris, y el caballo choco sospecha que tal vez también hay maíz con sal y la olla rebosa de botellas de plástico.  La Calamidad ensaya la coreografía que le diseñó el SupGaleano, llamada “pas de chocolat”, que consiste en abalanzarse, en modo “rinoceronte”, sobre la olla.

  Elías Contreras, por su parte, desde el primer cuestionamiento sacó su lima y afila su machete de doble canto.

  Más allá, un ser indefinido, extraordinariamente parecido a un escarabajo, porta una pancarta donde se lee: “Llamadme Ismael”, discute con el Viejo Antonio las ventajas de la inmovilidad en tierra firme, y así argumenta: “Pues sí, mi estimado Queequog, no hay ballena blanca que se acerque a puerto”.  El anciano indígena y zapatista, maestro involuntario de la generación que se alzó en armas en 1994, se forja un cigarrillo con doblador y escucha atento los argumentos del bichito.

  La niña Defensa Zapatista asume que, al igual que las ciencias y las artes, está en el difícil lugar en que se es incomprendida: como un pas de deux aguardando el abrazo para las pirouettes y el sostén para un porté; como un filme preso en una lata, esperando una mirada que lo rescate; como un puerto sin embarcación; como una cumbia pendiente de unas caderas que le den vocación y destino; como un Cigala cóncavo sin convexo; como Luz Casal yendo al encuentro de la flor prometida; como Louis Lingg sin las bombas del punk; como Panchito Varona buscando, detrás de un acorde, un abril robado; como un ska sin slam; como un helado de nuez sin un Sup que le haga los honores.

  Pero Defensa es defensa, pero también es zapatista, así que nada de que nada, resistencia y rebeldía, y con la mirada busca el socorro del Viejo Antonio.

 “Pero las tormentas no respetan nada: lo mismo en mar y en tierra, en cielo y suelo.  Hasta las tripas de la tierra se retuercen y sufren humanos, plantas y animales. No importan su color, su tamaño, su modo”, dice con voz apagada el Viejo Antonio.

  Todos guardan un silencio mitad respeto y mitad terror.

  Sigue el Viejo Antonio: “Las mujeres y los hombres ven de guarecerse de vientos, lluvias y suelos rotos, y esperan a que pase para ver qué quedó y qué no.  Pero la tierra hace más porque se prepara para después, para lo que sigue.  Y en su guardarse empieza ya a cambiar.  La madre tierra no espera a que termine la tormenta para ver qué hacer, sino que desde antes empieza a construir.  Por eso dicen los más sabedores que la mañana no llega así nomás y aparece de pronto, sino que está ya acechando entre las sombras y, quien sabe mirar, la encuentra en las grietas de la noche.  Por eso los hombres y mujeres de maíz, cuando siembran, sueñan con la tortilla, el atole, el pozol, el tamale y el marquesote.  No hay todavía, pero saben que habrá y es lo que manda su trabajo.  Miran su trabajadero y miran el fruto incluso antes de que la semilla toque el suelo.

  Los hombres y mujeres de maíz, cuando miran este mundo y sus dolores, miran también el mundo que habrá que levantar y se hacen un su camino.  Tres miradas tienen: una para lo anterior; la otra para lo de ahora, y otra una para lo que sigue. Así saben que siembran un tesoro: la mirada”.

  Defensa asiente entusiasmada.  Entiende que el Viejo Antonio entiende el argumento que no alcanza a explicar.  Dos generaciones distantes en calendario y geografía tienden un puente que va y viene… como los caminos.

  “¡Correcto!”, casi grita la niña y mira con cariño al anciano.

  Y sigue ella: “Si ya sabemos dónde vamos, quiere decir que ya sabemos dónde no queremos ir.  Entonces en cada paso vamos alejándonos de unos lados y nos vamos acercando a otro uno.  No hemos llegado todavía, pero el camino que hacemos nos va marcando ya por ese destino.  Si queremos comer tamales, no vamos a estar sembrando calabazas”.

  El auditorio en pleno hace un comprensible gesto de asco, imaginando una horrible sopa de calabazas.

  “Aguantamos la tormenta con lo que sabemos, pero ya estamos preparando lo que sigue.  Y lo preparamos ya de una vez.  Por eso hay que llevar la palabra lejos.  No importa si quien la dijo ya no va a estar, sino que lo que importa es que llegue la semilla a buena tierra y que, donde ya hay, se desarrolle.  O sea apoyar.  Ésa es nuestra misión: ser semilla que busca otras semillas”, sentencia Defensa Zapatista y, dirigiéndose a Esperanza, pregunta: “¿Entendiste?”.

  Esperanza se pone de pie y, con toda la solemnidad de sus 9 años, responde seria:

  “Sí, claro lo entendí que de por sí vamos a morir miserablemente”.

  Y, casi inmediatamente, agrega: “Pero vamos a hacer que valga la pena”.

  Todos aplauden.

  Para reforzar el “que valga la pena” de Esperanza, el Viejo Antonio saca de su morraleta una bolsa de los chocolates que llaman “besitos”.

  El gato-perro se hace de una buena cantidad con un zarpazo y el caballo choco prefiere seguir con su botella de plástico.

  Elías Contreras, comisión de investigación del ezln, repite por lo bajo: “vamos a hacer que valga la pena”, y manda el corazón y el pensamiento al hermano Samir Flores y a quienes se enfrentan, sólo con su dignidad, al ruidoso ladrón del agua y de la vida que se esconde detrás de las armas del capataz, ése que oculta en su palabrerío la ciega obediencia que debe al Mandón: primero dinero, después dinero, dinero al final.  Nunca justicia, libertad tampoco, jamás la vida.

  El bichito empieza a platicar de cómo una barra de chocolate lo salvó de morir en la estepa siberiana mientras iba, procedente de las tierras del Sami –donde entonó el Yoik-, a territorio de los Selkup a rendir honores al Cedro, el árbol de la vida.  “Fui a aprender, que para eso son los viajes.  Porque hay resistencias y rebeldías que no por apartadas en calendarios y geografías, son menos importantes y heroicas”, dice mientras, con sus múltiples patitas, libera al chocolate de su prisión de brillante papel aluminio, aplaude y se zampa una porción, todo al mismo tiempo.

  Por su parte, Calamidad ha entendido bien eso de que hay que pensar en lo que sigue y, con el chocolate embarrado en sus manitas, declara entusiasmada: “¡Vamos a jugar a las palomitas!”.

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Desde el Centro de Adiestramiento Marítimo-Terrestre Zapatista.

El SupGaleano impartiendo el taller “El Gómito Internacionalista”.
México, Diciembre del 2020.

Del cuaderno de apuntes del gato-perro: El tesoro es lo otro.

  “Al terminar, despacio me miró con su único ojo y me dijo: «Lo esperaba Don Durito. Sepa usted que soy el último de los piratas verdaderos que vive en el mundo. Y digo lo de «verdaderos» porque ahora hay infinidad de «piratas» que roban, matan, destruyen y saquean desde los centros financieros y los grandes palacios gubernamentales, sin tocar más agua que la de la tina. Aquí está su misión (me entrega un legajo de pergaminos viejos). Encuentre usted el tesoro y póngalo a buen recaudo. Ahora discúlpeme, pero tengo que morirme». Y al decir esto último, dejó caer la cabeza sobre la mesa. Sí, estaba muerto. El lorito levantó vuelo y se salió por una ventana diciendo: «Paso al exiliado de Mitilene, paso al hijo bastardo de Lesbos, paso al orgullo del mar Egeo. Abrid vuestras 9 puertas temido infierno, que allá va a descansar el grande Barbarroja. Ha encontrado quien le siga los pasos y duerme ahora quien hizo del océano apenas una lágrima. Con Escudo Negro navegará ahora el orgullo de los Piratas verdaderos». Bajo la ventana se extendía el puerto sueco de Göteborg y a lo lejos una nyckelharpa lloraba…”

Don Durito de La Lacandona. Octubre de 1999.

Cuarta Parte: 

MEMORIA DE LO QUE VENDRÁ.

Octubre del 2020.

  Es hace 35 octubres.

  El Viejo Antonio mira la fogata resistiendo a la lluvia.  Bajo el chorreante sombrero de paja enciende, con un tizón, su cigarrillo forjado con doblador.  El fuego se mantiene, escondiéndose a veces bajo los troncos; el viento le ayuda y con su aliento aviva las brazas que enrojecen de furia.

  El campamento es el nombrado “Watapil”, en la llamada “Sierra Cruz de Plata” que se yergue entre los húmedos brazos de los ríos Jataté y Perlas.  Corre el año de 1985 y octubre recibe al grupo con una tormenta, presagiando así sus mañanas.  El alto almendro (que renombrará a esa montaña en la lengua insurgente), compasivo mira a sus pies a ese puñado pequeño, pequeñísimo, insignificante, de mujeres y hombres.  Rostros demacrados, pieles enjutas, brillante la mirada (tal vez la fiebre, la porfía, el miedo, el delirio, el hambre, la falta de sueño), las ropas marrón y negro desgarradas, las botas deformes por los bejucos que pretenden mantener las suelas en su sitio.

  Con palabra pausada, queda, apenas perceptible entre el ruido de la tormenta, el Viejo Antonio les habla como si a sí mismo se llamara:

  “Para el color de la tierra vendrá de nuevo el Mandón a imponer su palabra dura, su YO asesino de la razón, su soborno disfrazado de limosna.

   Vendrá el día en que la muerte vista sus ropas más crueles. Adornados sus pasos con engranes y chirridos, la maquina que enferma los caminos, mentirá diciendo que trae bonanza mientras siembra destrucción.  Quien se oponga a ese ruido que aterra a plantas y animales, será asesinado en su vida y su memoria.  Con plomo la una, la otra con mentira.  La noche será así más larga.  Más dilatado el dolor.  Más mortal la muerte.

   Los Aluxo´ob alertarán entonces a la madre y así dirán: “Viene la muerte, madre, matando viene”.

   La tierra madre, la más primera, se despertará entonces -sacudiéndose el sueño de loros, guacamayas y tucanes-, reclamará la sangre de sus guardianes y guardianas, y, dirigiéndose a su prole, así dirá:

   “Vayan los unos a burlar al invasor. Vayan las otras a llamar a la sangre hermana. Que no les espanten las aguas, que no los desanimen fríos ni calores. Abran caminos donde no los hay. Remonten ríos y mares. Naveguen las montañas. Vuelen lluvias y nubes. Sean noche, día sean, de madrugada vayan y alerten al todo. Que muchos son mis nombres y colores, pero uno es mi corazón, y mi muerte será también la del todo. Que no se avergüence entonces su piel del color que le he dado, ni de la palabra que en sus bocas he plantado, ni de su tamaño que cerca me tienen. Que yo les daré luz en la mirada, abrigo en sus oídos y fuerza en sus pies y brazos. No teman los colores y modos distintos, no los caminos diferentes. Porque uno es el corazón que les he heredado, uno el entendimiento y una la mirada”.

   Entonces, bajo el asedio de los Aluxo´ob, las máquinas del engaño mortal se descompondrán, rota su soberbia, su avaricia rota.  Y los poderosos traerán de otras naciones a los lacayos que componen la muerte descompuesta.  Se revisarán las entrañas de las máquinas de muerte y encontrarán la razón de su desandar y así se dirán: “están llenas de sangre”. Tratando de explicar la razón de esa terrible maravilla, así anunciarán a sus patrones: “no lo sabemos por qué, sólo lo sabemos que es sangre que heredera es de la sangre originaria”.

   Y, entonces, lloverá la maldad sobre sí misma en las grandes casonas donde el Poderoso se embriaga y abusa. Entrará la sinrazón en sus dominios y, en lugar de agua, manará sangre de los manantiales. Sus jardines se marchitarán y se marchitará el corazón de quienes le trabajan y sirven. El poderoso traerá entonces a otros vasallos para usarlos. De otras tierras vendrán. Y nacerá el odio entre iguales alentado por el dinero.  Habrá peleas entre ellos, y vendrán la muerte y la destrucción entre quienes comparten historia y dolor.

   Quienes antes trabajaban la tierra y en ella se vivían, convertidos ya en sirvientes y esclavas del Poderoso en los suelos y cielos de sus antepasados, verán llegar las desgracias a sus casas. Se perderán sus hijas y sus hijos, ahogados en la podredumbre de la corrupción y el crimen. Volverá el derecho de pernada con el que el dinero mata la inocencia y el amor. Y las crías serán arrebatadas de los regazos de las madres y su carne nueva será tomada por los grandes Señores para saciar su vileza y ruindad. Por razón de los dineros el hijo levantará la mano contra sus padres y el luto vestirá sus casas. La hija se perderá en la oscuridad o en la muerte, matada su vida y su estar por los Señores y su dinero. Enfermedades desconocidas atacarán a quienes vendieron su dignidad y la de los suyos por unas monedas, a quienes traicionaron a su raza, su sangre y su historia, y a quienes levantaron y propagaron la mentira.

   La Ceiba madre, la sostenedora de mundos, gritará tan fuerte que hasta la sordera más alejada escuchará su clamor herido. Y 7 voces distantes se le acercarán. Y le abrazarán 7 brazos lejanos. Y 7 puños distintos se le unirán. La Ceiba Madre levantará entonces sus naguas y sus mil pies patearán y desacomodarán los caminos de hierro. Las máquinas de ruedas se saldrán de sus caminos de metal. Las aguas desbordarán de ríos y lagunas, y el mismo mar bramará con furia. Se abrirán entonces las entrañas de suelos y cielos en todos los mundos.

   Entonces la más primera, la tierra madre, se elevará y reclamará con fuego su casa y su lugar.  Y por sobre las soberbias edificaciones del Poder, avanzarán árboles, plantas y animales, y con sus corazones vivirá de nuevo el Votán Zapata, guardián y corazón del pueblo.  Y el jaguar caminará de nuevo sus rutas ancestrales, reinando de nuevo donde quisieron reinar el dinero y sus lacayos.

   Y el poderoso no morirá sin antes ver cómo su ignorante soberbia se derrumba sin apenas hacer ruido.  Y en su último aliento conocerá el Mandón que ya no será más, si acaso un mal recuerdo en el mundo que se rebeló y resistió a la muerte que su mandar mandaba.

   Y esto dicen que dicen los muertos de siempre, los que morirán de nuevo pero entonces para vivir.

   Y dicen que dicen que se conozca esta palabra en valles y montañas; que se sepa en cañadas y llanuras; que lo repita el pájaro tapacamino y así advierta los pasos del corazón que anda hermano; que la lluvia y el sol lo siembren en la mirada de quienes habitan estas tierras; y que el viento la lleve lejos y anide en el pensamiento compañero.

   Porque cosas terribles y maravillosas por venir, verán estos cielos y suelos.

   Y el jaguar caminará de nuevo sus rutas ancestrales, reinando de nuevo donde quisieron reinar el dinero y sus lacayos.”

  Se calla el Viejo Antonio y, con él, la lluvia.  Nada duerme.  Todo sueña.

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Desde las montañas del Sureste Mexicano.

SupGaleano
México, Octubre del 2020.

Quinta Parte: 

LA MIRADA Y LA DISTANCIA A LA PUERTA.

Octubre del 2020.

  Supongamos que es posible elegir, por ejemplo, la mirada.  Supongamos que usted puede librarse, así sea por un momento, de la tiranía de las redes sociales que imponen no sólo qué se mira y de qué se habla, también cómo mirar y cómo hablar.  Entonces, supongamos que usted levanta su mirada.  Más arriba: de lo inmediato a lo local a lo regional a lo nacional a lo mundial.  ¿Lo mira?  Cierto, un caos, un desbarajuste, un desorden.  Entonces supongamos que usted es un ser humano; vaya, que no es una aplicación digital que, velozmente, mira, clasifica, jerarquiza, juzga y sanciona.  Entonces usted elige qué mirar… y cómo mirar.  Pudiera ser, es un supositorio, que mirar y juzgar no sean lo mismo.  Así que usted no sólo elige, también decide.  Cambiar la pregunta de “eso, ¿está mal o bien?”, a “¿qué es eso?”.  Claro, la primera cuestión lleva a un debate sabroso (¿todavía hay debates?).  Y de ahí al “Eso está mal –o bien- porque yo lo digo”.  O, tal vez, hay una discusión sobre qué es el bien y el mal, y de ahí a los argumentos y citas con pie de página.  Cierto, tiene usted razón, eso es mejor que recurrir a “likes” y “manitas arriba”, pero le he propuesto cambiar el punto de partida: elegir el destino de su mirada.

  Por ejemplo: usted decide mirar a los musulmanes.  Puede usted elegir, por ejemplo, entre quienes perpetraron el atentado contra Charlie Hebdo o entre quienes marchan ahora por los caminos de Francia para reclamar, exigir, imponer sus derechos.  Puesto que usted ha llegado a estas líneas, es muy probable que se decante por los “sans papiers”.  Claro, también se siente usted en la obligación de declarar que Macron es un imbécil.  Pero, obviando ese rápido vistazo hacia arriba, usted vuelve a mirar los plantones, campamentos y marchas de los migrantes.  Usted se pregunta por el número.  Le parecen muchos, o pocos, o demasiados, o suficientes.  Ha pasado de la identidad religiosa a la cantidad.  Y entonces usted se pregunta qué quieren, por qué luchan.  Y aquí usted decide si acude a los medios y las redes para saberlo… o les escucha.  Suponga que les puede preguntar.  ¿Les pregunta usted su creencia religiosa, cuántos son?  ¿O les pregunta por qué abandonaron su tierra y decidieron llegar a suelos y cielos que tienen otra lengua, otra cultura, otras leyes, otro modo?  Tal vez le respondan con una sola palabra: guerra.  O tal vez le detallen lo que esa palabra significa en su realidad de ellos.  Guerra.  Usted decide investigar: ¿guerra dónde?  O, más mejor. ¿por qué esa guerra?  Entonces le abruman con explicaciones: creencias religiosas, disputas territoriales, saqueo de recursos o, simple y llanamente, estupidez.  Pero usted no se conforma y pregunta por quién se beneficia de la destrucción, del despoblamiento, de la reconstrucción, de la repoblación.  Encuentra los datos de diversas corporaciones.  Investiga a las corporaciones y descubre que están en varios países, y que fabrican no sólo armas, también autos, cohetes interestelares, hornos de microondas, servicios de paquetería, bancos, redes sociales, “contenido mediático”, ropa, celulares y computadoras, calzado, alimentos orgánicos y no, empresas navieras, ventas en línea,  trenes, jefes de gobierno y gabinetes, centros de investigación científica y no, cadenas de hoteles y restaurantes, “fast food”, líneas aéreas, termoeléctricas y, claro, fundaciones de ayuda “humanitaria”.  Usted podría decir, entonces, que la responsabilidad es de la humanidad o del mundo entero.

  Pero usted se pregunta si el mundo o la humanidad no son responsables, también, de esa marcha, plantón, campamento de migrantes, de esa resistencia.  Y llega entonces a concluir que, puede ser, es probable, tal vez, es un sistema íntegro el responsable.  Un sistema que produce y reproduce el dolor, a quienes lo infligen y a quienes lo padecen.

  Ahora vuelva usted la mirada a la marcha que recorre los caminos de la Francia.  Suponga que son pocos, muy pocos, que sólo es una mujer que carga un su pichito.  ¿Le importan ahora su creencia religiosa, su lengua, sus ropas, su cultura, su modo?  ¿Le importan que sea sólo una mujer que carga su pichito en brazos?  Ahora olvídese de la mujer por un momento y enfoque su mirada sólo en la criatura.  ¿Importa si es varón o hembra u otroa? ¿Su color de piel?  Tal vez descubra usted, ahora, que lo que importa es su vida.

  Ahora, vaya más allá, después de todo ya llegó usted hasta estas líneas, así que unas más no le harán daño.  Ok, no mucho daño.

  Suponga que esa mujer le habla y usted tiene el privilegio de entender lo que le diga.  ¿Usted cree que ella le exigirá que le pida perdón por el color de su piel de usted, su creencia religiosa o no, su nacionalidad, sus antepasados, su lengua, su género, su modo?  ¿Usted se apresura a pedirle perdón por ser quien es?  ¿Espera que ella le perdone y usted regrese a su vida con esa cuenta saldada?  ¿O que ella no le perdone y usted se diga “bueno, al menos lo intenté y estoy sinceramente arrepentido de ser quien soy”?

  ¿O teme que ella no le hable, que sólo le mire en silencio, y usted sienta que esa mirada le pregunta “¿Y tú, qué?”?

  Si llega usted a este razonamiento-sentimiento-angustia-desesperación, entonces, lo lamento, usted no tiene remedio: usted es un ser humano.

-*-

  Aclarado así que usted no es un bot, repita el ejercicio en la Isla de Lesbos; en el Peñón de Gibraltar; en el Canal de la Mancha; en Nápoles; en el río Suchiate; en el río Bravo.

  Ahora mueva su mirada y busque Palestina, Kurdistán, Euskadi y Wallmapu.  Sí, lo sé, marea un poco… y no es todo.  Pero en esos lugares, hay quienes (muchos o pocos o demasiados o suficientes) también luchan por la vida.  Pero resulta que conciben la vida ligada inseparablemente a su tierra, a su lengua, su cultura, su modo.  A eso que el Congreso Nacional Indígena nos enseñó a llamar “territorio”, y que no es sólo un pedazo de tierra.  ¿No tiene la tentación de que esas personas le cuenten su historia, su lucha, sus sueños?  Sí, lo sé, tal vez sea mejor para usted recurrir a Wikipedia, pero ¿no le tienta el escucharlo directamente y tratar de entenderlo?

  Regrese ahora a eso que está entre los ríos Bravo y Suchiate.  Acérquese a un lugar que se llama “Morelos”.  Un nuevo acercamiento de su mirada al municipio de Temoac.  Enfoque ahora la comunidad de Amilcingo.  ¿Mira usted esa casa?  Es la casa de un hombre que en vida llevó el nombre de Samir Flores Soberanes.  Frente a esa puerta fue asesinado.  ¿Su delito?  Oponerse a un megaproyecto que representa muerte para la vida de las comunidades a las que pertenece.  No, no me equivoqué en la redacción: Samir es asesinado no por defender su vida individual, sino la de sus comunidades.

  Más aún: Samir fue asesinado por defender la vida de generaciones que aún no son ni pensadas.  Porque para Samir, para sus compañeras y compañeros, para los pueblos originarios agrupados en el CNI y para nosotras, nosotros, nosotroas, zapatistas, la vida de la comunidad no es algo que transcurra sólo en el presente.  Es, sobre todo, lo que vendrá.  La vida de la comunidad es algo que se construye hoy, pero para el mañana.  La vida en la comunidad es algo que se hereda, pues.  ¿Usted cree que la cuenta se salda si los asesinos –el intelectual y el material- piden perdón?  ¿Piensa que su familia, su organización, el CNI, nosotr@s, quedaremos conformes con que pidan perdón los criminales?  “Perdónenme, yo lo señalé para que los sicarios procedieran a ejecutarlo, y siempre he sido un boquiflojo.  Veré de corregirme, o no.  Ya les pedí perdón, ahora quiten su plantón y vamos a completar la termoeléctrica, porque si no, se va a perder mucho dinero”  ¿Usted supone que eso esperan, esperamos, que por eso luchan, luchamos?  ¿Para que pidan perdón?  ¿Que declaren “disculpen, sí, asesinamos a Samir y, de paso, con este proyecto, asesinamos a sus comunidades.  Ya pues, perdónenos.  Y si no nos perdonan, pues no nos importa, el proyecto se tiene que completar”?

  Y resulta que los mismos que pedirían perdón por la termoeléctrica, son los mismos del Tren mal llamado “Maya”, los mismos del “corredor transístmico”, los mismos de presas, minas a cielo abierto y centrales eléctricas, los mismos que cierran fronteras para detener la migración provocada por las guerras que ellos mismos alimentan, los mismos que persiguen al Mapuche, los mismos que masacran al Kurdo, los mismos que destruyen Palestina, los mismos que disparan a los afroamericanos, los mismos que explotan (directa o indirectamente) a trabajadores en cualquier rincón del planeta, los mismos que cultivan y enaltecen la violencia de género, los mismos que prostituyen a la niñez, los mismos que le espían a usted para saber qué le gusta y venderle eso -y si no le gusta nada, pues hacen que le guste-, los mismos que destruyen la naturaleza.  Los mismos que quieren hacerle creer, a usted, a los demás, a nosotr@s, que la responsabilidad de ese crimen mundial y en marcha, es responsabilidad de naciones, de creencias religiosas, de resistencia al progreso, de conservadores, de lenguas, de historias, de modos.  Que todo se sintetiza en un individuo… o individua (no olvidar la paridad de género).

  Si se pudiera ir a todos esos rincones de este planeta moribundo, ¿qué haría usted?  Bueno, no sabemos. Pero nosotras, nosotros, nosotroas, zapatistas, iríamos a aprender.  Claro, también a bailar, pero una cosa no excluye a la otra, creo.  Si hubiera esa oportunidad estaríamos dispuest@s a arriesgarlo todo, todo.  No sólo nuestra vida individual, también nuestra vida colectiva.  Y si no existiera esa posibilidad, lucharíamos por crearla.  Por construirla, como si de un navío se tratara.  Sí, lo sé, es una locura.  Algo impensable.  ¿A quién se le ocurriría que el destino de quienes resisten a la termoeléctrica, en un pequeñísimo rincón de México, le podría interesar a Palestina, al Mapuche, al vasco, al migrante, al afroamericano, a la joven ambientalista sueca, a la guerrera kurda, a la mujer que lucha en otra parte del planeta, al Japón, a China, a las Coreas, a Oceanía, a la África madre?

  ¿No deberíamos, en cambio, ir, por ejemplo, a Chablekal, en Yucatán, al local del Equipo Indignación, y reclamarles: “¡Ey! Ustedes son de piel blanca y son creyentes, ¡pidan perdón!”?  Casi estoy seguro de que responderían: “no hay problema, pero esperen su turno, porque ahora estamos ocupad@s en acompañar a quienes se resisten al Tren Maya, a quienes sufren despojos, persecución, cárcel, muerte.”  Y agregarían:

  “Además tenemos que atender la acusación que el supremo nos hace de que estamos financiadas por los Iluminatti como parte de un complot interplanetario para detener a la 4T”.  De lo que sí estoy seguro es que usarían el verbo “acompañar”, y no los de “dirigir”, “mandar”, “conducir”.

  ¿O deberíamos mejor invadir las Europas al grito de “¡ríndanse cara-pálidas!”, y destruir el Partenón, el Louvre y el Prado y, en lugar de esculturas y pinturas, llenar todo de bordados zapatistas, especialmente de cubre bocas zapatistas –que, dicho sea de paso, son eficaces y bonitillos-; y, en lugar de pastas, mariscos y paellas, imponer el consumo de elotes, cacaté y yerba mora; en lugar de refrescos, vinos y cervezas, pozol obligatorio; y quien salga a la calle sin pasamontañas, multa o cárcel (sí, opcional, porque tampoco hay que exagerar); y exclamar “¡A ver, esos rockeros, marimba obligatoria!  ¡Y desde ahora puras cumbias, nada de que reggaeton (¿le tienta, verdad?) ¡A ver tú, Panchito Varona y Sabina, los demás a los coros, arránquense con “Cartas Marcadas”, y en loop, aunque nos den las diez, las once, las doce, la una, las dos y las tres… y ya, porque mañana hay que madrugar!  ¡Oyes otro tú, ex rey pies-en-polvorosa, deja en paz a esos elefantes y ponte a cocinar!  ¡Sopa de calabaza para toda la corte! (lo sé, mi crueldad es exquisita)?

  Ahora dígame: ¿usted cree que la pesadilla de los de arriba es que les obliguen a pedir perdón?  ¿No será que lo que les puebla el sueño de cosas horrendas es que desaparezcan, que no importen, que no se les tome en cuenta, que sean nada, que su mundo se desmorone sin apenas hacer ruido, sin nadie que les recuerde, que les erija estatuas, museos, cánticos, días de guardar?  ¿No será que les da pánico la posible realidad?

-*-

  Fue de las pocas veces que el finado SupMarcos no recurrió a un símil cinéfilo para explicar algo.  Porque, no están ustedes para saberlo, ni yo para contarles, el difunto podía referir las etapas de su corta vida, cada una, a una película.  O acompañar una explicación sobre la situación nacional o internacional con un “como en la película tal”.  Claro, más de una vez tenía que recomponer el guión para que se ajustara a lo narrado.  Como la mayoría de nosotros no habíamos visto el filme referido, y no teníamos señal para consultar en los celulares la wikipedia, pues le creíamos.  Pero no nos desviemos del tema.  Esperen, creo que lo dejó escrito en alguno de esos papeles que saturan su baúl de los recuerdos… ¡Aquí está!  Va pues:

  “Para entender nuestro empeño y el tamaño de nuestra osadía, imaginen que la muerte es una puerta que se cruza.  Habrá muchas y variadas especulaciones sobre lo que hay detrás de esa puerta: el cielo, el infierno, el limbo, la nada.  Y sobre esas opciones, decenas de descripciones.  La vida, entonces, podría ser concebida como el camino hacia esa puerta.  La puerta, la muerte pues, sería así un punto de llegada… o una interrupción, el impertinente tajo de la ausencia hiriendo el aire de la vida.

   A esa puerta se llegaría, entonces, con la violencia de la tortura y el asesinato, el infortunio de un accidente, el penoso entornar la puerta en una enfermedad, el cansancio, el deseo.  Es decir, aunque la mayoría de las veces se llegaba a esa puerta sin desearlo ni pretenderlo, también sería posible que fuera una elección.

   En los pueblos originarios, hoy zapatistas, la muerte era una puerta que se plantaba casi al inicio de la vida.  La niñez se topaba con ella antes de los 5 años, y la cruzaba entre fiebres y diarreas.  Lo que hicimos el primero de enero de 1994 fue tratar de alejar esa puerta.  Claro, hubo que estar dispuestos a cruzarla para lograrlo, aunque no lo deseáramos.  Desde entonces todo nuestro empeño ha sido, y es, por alejar esa puerta lo más posible.  “Alargar la esperanza de vida”, dirían los especialistas.  Pero vida digna, agregaríamos nosotr@s.  Alejarla hasta lograr colocarla a un lado, pero muy adelante del camino.  Por eso dijimos al inicio del alzamiento que “para vivir, morimos”.  Porque si no heredamos vida, es decir camino, ¿entonces para qué vivimos?

-*-

  Heredar vida.

  Eso es precisamente lo que le preocupaba a Samir Flores Soberanes.  Y eso es lo que puede sintetizar la lucha del Frente de Pueblos en Defensa del Agua y de la Tierra de Morelos, Puebla y Tlaxcala, en su resistencia y rebeldía contra la Termoeléctrica y el llamado “Proyecto Integral Morelos”.  A sus demandas de detener y desaparecer un proyecto de muerte, el mal gobierno responde argumentando que se perdería mucho dinero.

  Ahí, en Morelos, se sintetiza la confrontación actual en todo el mundo: dinero versus vida.  Y en ese enfrentamiento, en esa guerra, ninguna persona honesta debería ser neutral: o con el dinero, o con la vida.

  Así que, podríamos concluir, la lucha por la vida no es una obsesión en los pueblos originarios.  Es más bien… una vocación… y colectiva.

Vale.  Salud y que no olvidemos que perdón y justicia no son lo mismo.

Desde las montañas de Los Alpes, dudando qué invadir primero: ¿Alemania, Austria, Suiza, Francia, Italia, Eslovenia, Mónaco, Liechtenstein?  Nah, es broma… ¿o no?

 

El SupGaleano practicando su “gómito” más elegante.

México, Octubre del 2020.

Sexta parte: 

UNA MONTAÑA EN ALTA MAR.

COMUNICADO DEL COMITÉ CLANDESTINO REVOLUCIONARIO INDÍGENA-COMANDANCIA GENERAL DEL EJÉRCITO ZAPATISTA DE LIBERACIÓN NACIONAL.

MÉXICO.

5 DE OCTUBRE DEL 2020.

Al Congreso Nacional Indígena-Concejo Indígena de Gobierno:
A la Sexta Nacional e Internacional:
A las Redes de Resistencia y Rebeldía:
A las personas honestas que resisten en todos los rincones del planeta:

Hermanas, hermanos, hermanoas:
Compañeras, compañeros y compañeroas:

  Los pueblos originarios de raíz maya y zapatistas les saludamos y les decimos lo que llegó en nuestro pensamiento común, de acuerdo a lo que miramos, escuchamos y sentimos.

Primero.- Miramos y escuchamos un mundo enfermo en su vida social, fragmentado en millones de personas ajenas entre sí, empeñadas en su supervivencia individual, pero unidas bajo la opresión de un sistema dispuesto a todo para saciar su sed de ganancias, aún y cuando es claro que su camino va en contra de la existencia del planeta Tierra.

  La aberración del sistema y su estúpida defensa del “progreso” y la “modernidad” se estrella contra una realidad criminal: los feminicidios.  El asesinato de mujeres no tiene color ni nacionalidad, es mundial.  Si es absurdo e irrazonable que alguien sea perseguido, desaparecido, asesinado por su color de piel, su raza, su cultura, sus creencias; no se puede creer que el hecho de ser mujer equivalga a una sentencia de marginación y muerte.

  En una escalada previsible (acoso, violencia física, mutilación y asesinato), con el aval de una impunidad estructural (“ella se lo merecía”, “tenía tatuajes”, “¿qué andaba haciendo en ese sitio a esa hora?”, “con esa ropa, era de esperar”), los asesinatos de mujeres no tienen ninguna lógica criminal que no sea la del sistema.  De diferentes estratos sociales, distintas razas, edades que van desde la niñez temprana hasta la vejez y en geografías distantes entre sí, el género es la única constante.  Y el sistema es incapaz de explicar por qué esto va de la mano de su “desarrollo” y “progreso”.  En la indignante estadística de las muertes, mientras más “desarrollada” está una sociedad, mayor es el número de víctimas en esta auténtica guerra de género.

  Y la “civilización” parece decirnos a los pueblos originarios: “la prueba de tu subdesarrollo está en tu baja tasa de feminicidios.  Tengan sus megaproyectos, sus trenes, sus termoeléctricas, sus minas, sus presas, sus centros comerciales, sus tiendas de electrodomésticos –con canal de televisión incluido-, y aprendan a consumir.  Sean como nosotros.  Para saldar la deuda de esta ayuda progresista, no bastan sus tierras, sus aguas, sus culturas, sus dignidades.  Deben completar con la vida de las mujeres”.

Segundo.- Miramos y escuchamos a la naturaleza herida de muerte, y que, en su agonía, advierte a la humanidad que lo peor está todavía por venir.  Cada catástrofe “natural” anuncia la siguiente y olvida, convenientemente, que es la acción de un sistema humano la que la provoca.

  La muerte y la destrucción no son ya algo lejano, que se limite a fronteras, respete aduanas y convenios internacionales.  La destrucción en cualquier rincón del mundo, repercute en todo el planeta.

Tercero.- Miramos y escuchamos a los poderosos replegándose y escondiéndose en los llamados Estados Nacionales y sus muros.  Y, en ese imposible salto hacia atrás, reviven nacionalismos fascistas, chauvinismos ridículos y un palabrerío ensordecedor.  En esto advertimos las guerras por llegar, las que se alimentan de historias falsas, huecas, mentirosas y que traducen nacionalidades y razas en supremacías que se impondrán por la vía de la muerte y la destrucción.  En los distintos países se vive la disputa entre capataces y quienes aspiran a sucederles, escondiendo que el patrón, el amo, el mandón, es el mismo y no tiene más nacionalidad que la del dinero.  Mientras tanto, los organismos internacionales languidecen y se convierten en meros nombres, como piezas de museo… o ni eso.

  En la oscuridad y confusión que preceden a esas guerras, escuchamos y miramos el ataque, cerco y persecución de cualquier atisbo de creatividad, inteligencia y racionalidad.  Frente al pensamiento crítico, los poderosos demandan, exigen e imponen sus fanatismos.  La muerte que plantan, cultivan y cosechan no es sólo la física; también incluye la extinción de la universalidad propia de la humanidad -la inteligencia-, sus avances y logros.  Renacen o son creadas nuevas corrientes esotéricas, laicas y no, disfrazadas de modas intelectuales o pseudo ciencias; y las artes y las ciencias pretenden ser subyugadas a militancias políticas.

Cuarto.- La Pandemia del COVID 19 no sólo mostró las vulnerabilidades del ser humano, también la codicia y estupidez de los distintos gobiernos nacionales y sus supuestas oposiciones.  Medidas del más elemental sentido común fueron despreciadas, apostando siempre a que la Pandemia sería de corta duración.  Cuando el paso de la enfermedad se fue haciendo cada vez más dilatado, empezaron los números a sustituir tragedias.  La muerte se convirtió así en una cifra que se pierde a diario entre escándalos y declaraciones.  Un comparativo tétrico entre nacionalismos ridículos.  El porcentaje de bateo y de carreras limpias que determina qué equipo, o Nación, es mejor o peor.

  Como se detalla en uno de los textos previos, en el zapatismo optamos por la prevención y la aplicación de medidas sanitarias que, en su momento, fueron consultadas con científic@s que nos orientaron y ofrecieron, sin titubear, su ayuda.  Los pueblos zapatistas les estamos agradecidos y así quisimos demostrarlo.  Después de 6 meses de la implantación de esas medidas (cubre bocas o su equivalente, distancia entre personas, cierre de contactos personales directos con zonas urbanas, cuarentena de 15 días para quien pudo haber estado en contacto con contagiados, lavado frecuente con agua y jabón), lamentamos el fallecimiento de 3 compañeros que presentaron dos o más síntomas asociados al Covid 19 y que tuvieron contacto directo con contagiados.

  Otros 8 compañeros y una compañera, quienes murieron en ese período, presentaron uno de los síntomas.  Como carecemos de la posibilidad de pruebas, asumimos que el total de los 12 compañer@s murieron por el llamado Corona virus (científicos nos recomendaron asumir que cualquier dificultad respiratoria sería Covid 19).  Estas 12 ausencias son responsabilidad nuestra.  No son culpa de la 4T o de la oposición, de neoliberales o neoconservadores, de chairos o fifís, de conspiraciones o complots.  Pensamos que debimos haber extremado más todavía las precauciones.

  Actualmente, con la falta de esos 12 compañer@s a cuestas, mejoramos en todas las comunidades las medidas de prevención, ahora con el apoyo de Organizaciones No Gubernamentales y de científicos que, a título individual o como colectivo, nos orientan en el modo de afrontar con más fortaleza un posible rebrote.  Decenas de miles de cubre bocas (diseñados especialmente para evitar que un probable portador contagie a otras personas, de bajo costo, reusables y adaptados a las circunstancias) se han distribuido en todas las comunidades.  Otras decenas de miles más están siendo producidos en los talleres de bordado y costura de insurgent@s y en los poblados.  El uso masivo de cubre bocas, las cuarentenas de dos semanas para quienes pudieran estar infectados, la distancia y el lavado continuo de manos y rostro con agua y jabón, y evitar en lo posible salir a las ciudades, son medidas recomendadas incluso a herman@s partidistas, para contener la expansión de contagios y permitir el mantenimiento de la vida comunitaria.

  El detalle de lo que fue y es nuestra estrategia podrá ser consultado en su momento.  Por ahora decimos, con la vida latiendo en nuestros cuerpos, que, según nuestra valoración (en la que probablemente podemos estar equivocados), el enfrentar la amenaza como comunidad, no como un asunto individual, y dirigir nuestro esfuerzo principal a la prevención, nos permite decir, como pueblos zapatistas: aquí estamos, resistimos, vivimos, luchamos.

  Y ahora, en todo el mundo, el gran capital pretende que se vuelva a las calles para que las personas reasuman su condición de consumidores.  Porque son los problemas del Mercado los que le preocupan: el letargo en el consumo de mercancías.

  Hay que retomar las calles, sí, pero para luchar.  Porque, como hemos dicho antes, la vida, la lucha por la vida, no es un asunto individual, sino colectivo.  Ahora se está viendo que tampoco es asunto de nacionalidades, es mundial.

-*-

  Muchas cosas de éstas miramos y escuchamos.  Y mucho las pensamos.  Pero no sólo…

Quinto.- También escuchamos y miramos las resistencias y rebeldías que, no por silenciadas u olvidadas, dejan de ser claves, pistas de una humanidad que se niega a seguir al sistema en su apresurado paso al colapso: el tren mortal del progreso que avanza, soberbio e impecable, hacia el acantilado.  Mientras el maquinista olvida que es sólo un empleado más y cree, ingenuo, que él decide el camino, cuando no hace sino seguir la prisión de los rieles hacia el abismo.

  Resistencias y rebeldías que, sin olvidar el llanto por las ausencias, se empeñan en luchar por -quien lo diría-, lo más subversivo que hay en esos mundos divididos entre neoliberales y neoconservadores-: la vida.

  Rebeldías y resistencias que entienden, cada quien con su modo, su tiempo y su geografía, que las soluciones no están en la fe en los gobiernos nacionales, que no se gestan protegidas por fronteras ni visten banderas y lenguas distintas.

  Resistencias y rebeldías que nos enseñan a nosotros, nosotras, nosotroas, zapatistas, que las soluciones pudieran estar abajo, en los sótanos y rincones del mundo.  No en los palacios gubernamentales.  No en las oficinas de las grandes corporaciones.

  Rebeldías y resistencias que nos muestran que, si los de arriba rompen los puentes y cierran las fronteras, queda navegar ríos y mares para encontrarnos.  Que la cura, si es que la hay, es mundial, y tiene el color de la tierra, del trabajo que vive y muere en calles y barrios, en mares y cielos, en los montes y en sus entrañas.  Que, como el maíz originario, muchos son sus colores, sus tonalidades y sonidos.

-*-

  Todo esto, y más, miramos y escuchamos.  Y nos miramos y nos escuchamos como lo que somos: un número que no cuenta.  Porque la vida no importa, no vende, no es noticia, no entra en las estadísticas, no compite en las encuestas, no tiene valoración en las redes sociales, no provoca, no representa capital político, bandera partidaria, escándalo de moda.  ¿A quién le importa que un pequeño, pequeñísimo, grupo de originarios, de indígenas, viva, es decir, luche?

  Porque resulta que vivimos.  Que a pesar de paramilitares, pandemias, megaproyectos, mentiras, calumnias y olvidos, vivimos.  Es decir, luchamos.

  Y en esto pensamos: en que seguimos luchando.  Es decir, seguimos viviendo.  Y pensamos que durante todos estos años, hemos recibido el abrazo hermano de personas de nuestro país y del mundo.  Y pensamos que, si acá la vida resiste y, no sin dificultades, florece, es gracias a esas personas que desafiaron distancias, trámites, fronteras y diferencias culturales y de lengua.  Gracias a ellas, ellos, elloas – pero sobre todo ellas-, que retaron y derrotaron calendarios y geografías.

 En las montañas del sureste mexicano, todos los mundos del mundo encontraron, y encuentran, oído en nuestros corazones.  Su palabra y acción fue alimento para la resistencia y la rebeldía, que no son sino continuación de las de nuestros antecesores.

  Personas con las ciencias y las artes como camino, encontraron el modo para abrazarnos y alentarnos, aunque fuera a la distancia.  Periodistas, fifís y no, que reportearon la miseria y la muerte antes, la dignidad y la vida siempre.  Personas de todas las profesiones y oficios que, mucho para nosotros, tal vez poco para ell@s, estuvieron, están.

  Y de todo esto pensamos en nuestro corazón colectivo, y llegó en nuestro pensamiento que ya es el tiempo ya de que nosotras, nosotros, nosotroas, zapatistas, correspondamos al oído, la palabra y la presencia de esos mundos.  Los cercanos y los lejanos en geografía.

Sexto.- Y esto hemos decidido:

  Que es tiempo de nuevo para que bailen los corazones, y que no sean ni su música ni sus pasos, los del lamento y la resignación.

  Que diversas delegaciones zapatistas, hombres, mujeres y otroas del color de nuestra tierra, saldremos a recorrer el mundo, caminaremos o navegaremos hasta suelos, mares y cielos remotos, buscando no la diferencia, no la superioridad, no la afrenta, mucho menos el perdón y la lástima.

  Iremos a encontrar lo que nos hace iguales.

  No sólo la humanidad que anima nuestras pieles diferentes, nuestros distintos modos, nuestras lenguas y colores diversos.  También, y sobre todo, el sueño común que, como especie, compartimos desde que, en la África que pareciera lejana, echamos a andar del regazo de la primera mujer: la búsqueda de la libertad que animó ese primer paso… y que sigue andando.

  Que el primer destino de este viaje planetario será el continente europeo.

  Que navegaremos hacia las tierras europeas.  Que saldremos y que zarparemos, desde tierras mexicanas, en el mes de abril del año del 2021.

  Que, después de recorrer varios rincones de la Europa de abajo y a la izquierda, llegaremos a Madrid, la capital española, el 13 de agosto del 2021 -500 años después de la supuesta conquista de lo que hoy es México-.  Y que, inmediatamente después, seguiremos el camino.

  Que hablaremos al pueblo español.  No para amenazar, reprochar, insultar o exigir.  No para demandarle que nos pida perdón.  No para servirles ni para servirnos.

  Iremos a decirle al pueblo de España dos cosas sencillas:

  Uno: Que no nos conquistaron.  Que seguimos en resistencia y rebeldía.

  Dos: Que no tienen por qué pedir que les perdonemos nada.  Ya basta de jugar con el pasado lejano para justificar, con demagogia e hipocresía, los crímenes actuales y en curso: el asesinato de luchadores sociales, como el hermano Samir Flores Soberanes; los genocidios escondidos detrás de megaproyectos, concebidos y realizados para contento del poderoso -el mismo que flagela todos los rincones del planeta-; el aliento monetario y de impunidad para los paramilitares; la compra de conciencias y dignidades con 30 monedas.

  Nosotros, nosotras, nosotroas, zapatistas NO queremos volver a ese pasado, ni solos, ni mucho menos de la mano de quien quiere sembrar el rencor racial y pretende alimentar su nacionalismo trasnochado con el supuesto esplendor de un imperio, el azteca, que creció a costa de la sangre de sus semejantes, y que nos quiere convencer de que, con la caída de ese imperio, los pueblos originarios de estas tierras fuimos derrotados.

  Ni el Estado Español ni la Iglesia Católica tienen que pedirnos perdón de nada.  No nos haremos eco de los farsantes que se montan sobre nuestra sangre y así esconden que tienen las manos manchadas de ella.

  ¿De qué nos va a pedir perdón la España?  ¿De haber parido a Cervantes? ¿A José Espronceda? ¿A León Felipe? ¿A Federico García Lorca? ¿A Manuel Vázquez Montalbán?  ¿A Miguel Hernández?  ¿A Pedro Salinas? ¿A Antonio Machado?  ¿A Lope de Vega? ¿A Bécquer?  ¿A Almudena Grandes?  ¿A Panchito Varona, Ana Belén, Sabina, Serrat, Ibáñez, Llach, Amparanoia, Miguel Ríos, Paco de Lucía, Víctor Manuel, Aute siempre? ¿A Buñuel, Almodóvar y Agrado, Saura, Fernán Gómez, Fernando León, Bardem? ¿A Dalí, Miró, Goya, Picasso, el Greco y Velázquez? ¿A algo de lo mejor del pensamiento crítico mundial, con el sello de la “A” libertaria? ¿A la república? ¿Al exilio? ¿Al hermano maya Gonzalo Guerrero?

  ¿De qué nos va a pedir perdón la Iglesia Católica?  ¿Del paso de Bartolomé de las Casas?  ¿De Don Samuel Ruiz García?  ¿De Arturo Lona?  ¿De Sergio Méndez Arceo? ¿De la hermana Chapis?  ¿De los pasos de los sacerdotes, hermanas religiosas y seglares que han caminado al lado de los originarios sin dirigirlos ni suplantarlos?  ¿De quienes arriesgan su libertad y vida por defender los derechos humanos?

-*-

  El año del 2021 se cumplirán 20 años de la Marcha del Color de la Tierra, la que realizamos, junto con los pueblos hermanos del Congreso Nacional Indígena, para reclamar un lugar en esta Nación que ahora se desmorona.

  20 años después navegaremos y caminaremos para decirle al planeta que, en el mundo que sentimos en nuestro corazón colectivo, hay lugar para todas, todos, todoas.  Simple y sencillamente porque ese mundo sólo es posible si todas, todos, todoas, luchamos por levantarlo.

  Las delegaciones zapatistas estarán conformadas mayoritariamente por mujeres.  No sólo porque ellas pretenden así devolver el abrazo que recibieron en los encuentros internacionales anteriores.  También, y sobre todo, para que los varones zapatistas dejemos claro que somos lo que somos, y no somos lo que no somos, gracias a ellas, por ellas y con ellas.

  Invitamos a que el CNI-CIG forme una delegación para que nos acompañe y sea, así, más rica nuestra palabra para lo otro que lejos lucha.  Especialmente invitamos a una delegación de los pueblos que levantan el nombre, la imagen y la sangre del hermano Samir Flores Soberanes, para que su dolor, su rabia, su lucha y resistencia llegue más lejos.

  Invitamos a quienes tienen como vocación, empeño y horizonte, las artes y las ciencias a que acompañen, a la distancia, nuestros navegares y pasos.  Y que así nos ayuden a difundir que en ellas, ciencias y artes, está la posibilidad no sólo de la supervivencia de la humanidad, también de un mundo nuevo.

En resumen: salimos a Europa en el mes de abril del año del 2021.  ¿La fecha y la hora?  No la sabemos… todavía.

-*-

Compañeras, compañeros, compañeroas:
Hermanas, hermanos y hermanoas:

  Éste es nuestro empeño:

  Frente a los poderosos trenes, nuestras canoas.

  Frente a las termoeléctricas, las lucecitas que las zapatistas dimos en custodia a mujeres que luchan en todo el mundo.

  Frente a muros y fronteras, nuestro navegar colectivo.

  Frente al gran capital, una milpa en común.

 Frente la destrucción del planeta, una montaña navegando de madrugada.

  Somos zapatistas, portador@s del virus de la resistencia y la rebeldía.  Como tales, iremos a los 5 continentes.

Es todo… por ahora.

Desde las montañas del Sureste Mexicano.
A nombre de las mujeres, hombres y otroas zapatistas.

 Subcomandante Insurgente Moisés.

México, octubre del 2020.

 P.D.- Sí, es la sexta parte y, como el viaje, seguirá en sentido inverso.  Es decir, le seguirá la quinta parte, luego la cuarta, después la tercera, continuará en la segunda y terminará con la primera.

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Fuente:

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Evita la inactividad física que causa la muerte La decadencia cerebral después de los 50 años provoca la inactividad física que mata a millones de personas en el mundo. Ejercitar el cerebro no solo previene su decadencia, sino que también alarga la vida. Foto: Freepik La inactividad física causa la muerte cada año a más de 3 millones de personas en todo el mundo, según la OMS. La inactividad física se acentúa sobre todo a partir de los 50 años de edad, momento en que también se ven afectadas las capacidades cognitivas. La literatura científica ha analizado en los últimos años el impacto de la decadencia de la actividad física en las capacidades cognitivas, considerando que ambos están relacionados. Sin embargo, nunca ha podido determinar con claridad qué es lo que domina en esta relación, si la inactividad física es la que provoca la decadencia cognitiva o a la inversa. Una nueva investigación desarrollada en la Universidad de Ginebra ha descubierto

EMANCIPACIÓN N° 936

DESCARGAR Y COMPARTIR EN PDF VISITE BIBLIOTECA EMANCIPACIÓN DESCARGUE 25 LIBROS EN PDF CON CADA ENTREGA HACIENDO CLIC EN CADA TÍTULO ANTES QUE PIERDA EL ENLACE: LIBROS 12501 A 12525 NO OLVIDE DESCOMPRIMIR LOS ARCHIVOS 12501 La Perversión. Burtis, Thomson. Emancipación. Mayo 11 de 2024 12502 La Decadencia De Una Civilización O El Fin De La Antigua Grecia. Vol. 2. Barbagallo, Corrado. Emancipación. Mayo 11 de 2024 12503 La Decadencia De Una Civilización, O El Fin De La Antigua Grecia. (Vol. 1). Barbagallo, Corrado. Emancipación. Mayo 11 de 2024 12504 La Edda Poética. Saemund. Emancipación. Mayo 11 de 2024 12505 El Pueblo Modelo Y Sus Cabañas: Bournville. Harvey, W. Alexander. Emancipación. Mayo 11 de 2024 12506 El Mantel De Tabby. Alcott, Louisa M. Emancipación. Mayo 11 de 2024 12507 El Maravilloso Mago De Oz. Baum, Lyman Frank. Emancipación. Mayo 11 de 2024 12508 El Marqués De Bradomín. Coloquios Románticos. Valle-Inclán, Ramón Del. Emancipación. Mayo 11 de 2024 12509 El Mayor En

BANCO MUNDIAL Y FMI: AL SERVICIO DE LOS ACREEDORES

1944-2024, 80 años de intervenciones del Banco Mundial y del FMI, ¡basta ya! Eric Toussaint En julio de 2024, el Banco Mundial y el FMI cumplirán 80 años. 80 años de neocolonialismo financiero y de imposición de políticas de austeridad en nombre del pago de la deuda. ¡80 años son suficientes! Las instituciones de Bretton Woods deben ser abolidas y sustituidas por instituciones democráticas al servicio de una bifurcación ecológica, feminista y antirracista. Para conmemorar estos 80 años, volvemos a publicar todos los miércoles hasta julio una serie de artículos que analizan en detalle la historia y los daños causados por estas dos instituciones. Acerca de la fundación de las instituciones de Bretton Woods En un clima de caza de brujas, el Banco Mundial siempre está al servicio de los poderosos Conflictos entre la ONU y el dúo Banco Mundial/FMI SUNFED versus Banco Mundial ¿Por qué un Plan Marshall? ¿Por qué la anulación de la deuda alemana en 1953 no puede aplicarse actualmente para Grec

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EL NEOLIBERALISMO ESTÁ DESFASADO HISTÓRICAMENTE

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En el supuesto que se diga que se admite que la anarquía creciente del capitalismo no lo encamina h…

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