“En un país con los estándares de violencia e intolerancia de Colombia esto es un peligro absoluto..."
El debate propone que cualquier persona puede portar en la calle armas cortas y ligeras
Un estudio realizado en 2018 por el profesor David Hemenway, de la Universidad de Harvard, propone que un arma no aumenta la seguridad de las personas sino que representa un riesgo
Liliana Matos Zaidiza
Editora UN Periódico Digital
En la Cámara de Representantes se sigue debatiendo el proyecto de ley que busca flexibilizar la tenencia y el porte de armas de fuego en el país. Sin embargo, no es claro cuáles serían las políticas públicas que acompañen esta flexibilización, lo cual abre campo a que cualquier colombiano pueda portar un arma.
El debate propone que cualquier persona puede portar en la calle armas cortas y ligeras, que son revólveres y pistolas, teniendo en cuenta que armas de acompañamiento como rifles o fusiles no son de venta masiva pues los manejan las empresas de seguridad. Crédito: archivo Unimedios.
El profesor Néstor Rosanía, director del Centro de Estudios en Seguridad y Paz, explica que “el hecho de que se siga con el proyecto demuestra que no se ha podido salir del debate de fondo porque –más allá de la seguridad ciudadana– existen intereses económicos que lo acompañan; detrás hay personas que quieren hacer una figura como la de la Asociación Nacional del Rifle en Estados Unidos, que es montar un negocio de venta de armas libres, algo impensable en un país tan violento como Colombia”.
Agrega que “los ponentes nunca han presentado una línea consecutiva en temas de seguridad ni un estudio que respalde la iniciativa. Están preocupados por encontrar cómo liderar las armas en Colombia sin que exista una propuesta dentro un paquete de reforma a la seguridad, sino que este es un proyecto específico con intereses propios”.
Para el representante conservador Juan Carlos Wills, líder de la iniciativa, las personas que cumplan con los requisitos de obtención pueden portar armas para cuidar de su integridad física.
En Colombia el Ministerio de Defensa es el ente que regula los permisos tanto de tenencia como de porte de armas. La tenencia es la posibilidad que tiene cualquier colombiano de mantener un arma en el lugar declarado –casa u oficina– que pretende proteger. El porte es la posibilidad de salir a la calle con el arma, y en este caso el permiso autoriza al titular a llevarla consigo.
El debate propone que cualquier persona puede portar en la calle armas cortas y ligeras, que son revólveres y pistolas, teniendo en cuenta que armas de acompañamiento como rifles o fusiles no son de venta masiva pues los manejan las empresas de seguridad.
El investigador Rosanía destaca que “en el debate se ha dado un mal argumento acerca de que las armas pueden llegar a los grupos armados, sin tener en cuenta que ellos tienen un canal de distribución interno del mercado negro de armas y no necesitan ninguna ley para acceder a ellas, es decir que en ese sentido no se fortalece la delincuencia común”.
Explica además que “desde mi conocimiento, el problema es que en Colombia hay más muertos por intolerancia que por el conflicto armado; el riesgo es que el ciudadano de a pie, que antes se defendía con un machete o un palo, ahora pueda tener un arma, y en medio de la intolerancia usarla en contra de otra persona”.
Un estudio realizado en 2018 por el profesor David Hemenway, de la Universidad de Harvard, propone que un arma no aumenta la seguridad de las personas sino que representa un riesgo; por ejemplo, “tener un arma triplica el riesgo de suicidio”1.
Un mercado fuera de control
El experto en relaciones internacionales advierte que “en un país con los estándares de violencia e intolerancia de Colombia esto es un peligro absoluto, además del poco control que se tiene del mercado negro de armas en el país, que es preocupante”.
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“Aunque el censo actual registra 500.000 armas amparadas, en el mercado negro –que es el más grande y el que más funciona– debe haber más de 1 millón de armas en circulación, pues los grupos de disidencias, la delincuencia común y el crimen organizado tienen un armamento propio y de esto no hay un dato aproximado”, cuenta.
El argumento del debate no sería que el salvoconducto llegue a los delincuentes, sino que podría aumentar la intolerancia en los civiles. Crédito: archivo Unimedios.
¿Seguridad ciudadana?
La liberación del arma indica que hay debilidad institucional: “esto quiere decir que el Estado no fue capaz de garantizar la seguridad y tuvo que ceder el monopolio de la seguridad a los civiles para que ellos mismos se protejan; es claro que en Colombia hay un problema de seguridad urbana, que los indicadores no van bien, y que con la pandemia los altos porcentajes de desempleo y pobreza de estos indicadores van a seguir aumentando”, agrega el investigador.
Bogotá, Cali y Medellín registran el más alto nivel de delincuencia en el país, y están permeadas por el narcotráfico. “Estas últimas son ciudades en las cuales los grupos armados que operan en las fronteras tienen sus centros de operación: Cali es la salida de la Costa Pacífica, nariñense y caucana, y desde Medellín se tiene toda la salida hacia Centroamérica por la frontera colombo-panameña. Por su parte, Bogotá se ha convertido en una ciudad con más narcotráfico que microtráfico”, explica.
Agrega que estas son las ciudades más complejas por su alto volumen de ciudadanos y porque en ellas la delincuencia común se pelea varios mercados. “Esto no quiere decir que otras ciudades como Bucaramanga o Cúcuta no lo sean, pues también tiene muchos problemas de violencia, y sobre todo con armas del mercado negro”, detalla.
Por realidades como estas, el experto propone que no solo se necesita más política pública, mayor enfoque institucional, mayor ciencia y tecnología, mayor inteligencia por parte de la Policía Nacional de Colombia, sino también otras herramientas más allá de “darle armas a la gente para que salga a defenderse, pues esto demostraría que el Estado es débil e incapaz”.
Por último, destaca que lo ideal es que se discuta una ley de seguridad urbana enfocada en la creación de una política pública de largo plazo: “la percepción de inseguridad genera mucho miedo y este es el mayor determinante para tomar decisiones, por tanto, por más que haya una percepción de inseguridad la solución no puede ser la más fácil que es tener un arma pues no genera seguridad sino que genera muchos más problemas. La idea es generar pedagogía enfocada en que un arma no significa más seguridad sino un problema mayor”.
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Puedes ver: Punto Crítico - Control de armas no pasa por flexibilizar el porte sino por el control del mercado ilegal.
Escuche aquí el programa completo de UN Análisis sobre el royecto de Ley que busca flexibilizar el porte de armas en Colombia.
1 David Hemenway, el profesor de Harvard que defiende que un arma no aumenta tu seguridad. https://www.bbc.com/mundo/noticias-internacional-46206760
Fuente: