¡POR UN PARO GENERAL INDEFINIDO !
Declaración del II Encuentro de Organizaciones Sociales 30 y 31 de enero, Centro de Convenciones CAFAM La Floresta, Bogotá, D.C.
1. PROFUNDICEMOS LA MOVILIZACIÓN Y EL PARO NACIONAL DEL 25 DE MARZO DE 2020
La indignación y la movilización del pueblo colombiano contra las políticas neoliberales del gobierno de Iván Duque continúan en el 2020. Después del portentoso Paro Nacional del 21 de noviembre, el Gobierno se niega a la negociación del Pliego de 13 ejes temáticos y 104 puntos presentados por el Comité Nacional de Paro que recoge a la gran mayoría de los colombianos que han salido a realizar y respaldar el Paro Nacional en sus múltiples, diversas, pacíficas y creativas formas. La respuesta del Gobierno de Iván Duque ha sido la aprobación de la ley de financiamiento, la fijación unilateral del miserable aumento del salario mínimo, la creación del holding financiero, la fumigación con glifosato, la autorización del fracking, el tarifazo nacional para Electricaribe, realiza pactos con los empresarios negándoles la atención a los campesinos y a los productores agrarios, la restricción y la represión a la protesta social, la eliminación de garantías sindicales y de protección, profundiza la nefasta doctrina militar y el consecuente terrorismo de Estado a través del reforzamiento del ESMAD, la militarización y paramilitarización de los territorios, las chuzadas ilegales del Ejército y la corrupción desbordada y se persiste en el incumplimiento de acuerdos con las organizaciones y sectores sociales. A ello ha contribuido el reacomodamiento de la gobernabilidad, especialmente en el Congreso, con los acuerdos del Gobierno con Cambio Radical.
El gobierno nacional, así mismo, aplica políticas regresivas en materia de migraciones, de defensa de los páramos, privatiza el espacio público negando el derecho al trabajo de los informales, desatiende la defensa de la amazonia, profundiza la crisis en la salud, pretende eliminar las cajas de compensación y los intereses de las cesantías, no protege los derechos de los LGBTI, promueve la megaminería sin defender la minería nacional y artesanal, así como la pesca artesanal y la defensa del agua, ríos y riveras.
Rechazamos el engaño del Gobierno a los colombianos con la demagógica “Conversación Nacional”, pues es un proceso en el cual ha querido atrapar las peticiones del Comité Nacional de Paro, ya que se convierte en una escucha insulsa de las necesidades de la población que no soluciona nada en absoluto, desconociendo el llamado de la mayoría de la ciudadanía expresada en las calles, las encuestas y la opinión de algunos sectores políticos de la iglesia, el procurador, la ONU y otros actores, para que se instalara una Mesa de Negociación con el Comité Nacional De Paro. Contrario a ese llamado, el Gobierno nacional a través de sus agentes dilata su instalación con la esperanza de desgastar el Paro y confundir a la opinión pública. Por lo tanto, exigimos la negociación del Pliego. Como si fuera poco, el Gobierno anuncia la Reforma Laboral y Pensional con las cuales van a terminar de acabar con los pocos derechos que les quedan a los trabajadores, todo en beneficio del sector financiero y las grandes empresas nacionales y extranjeras.
El incremento en el asesinato de los y las líderes sociales, defensores de Derechos Humanos y exguerrilleros de las FARC en proceso de reincorporación, es alarmante, hay una violencia sistemática contra ellos, en sólo 29 días ya se registran 32 asesinatos, la actuación del Estado para que cese este genocidio es prácticamente nula, convirtiéndose en cómplice de tan detestable acción. El Gobierno persiste en torpedear la implementación del Acuerdo de Paz de la Habana, de irrespetar la agenda y los protocolos firmados por el Gobierno Nacional y el ELN, indispensables para lograr la convivencia nacional y puestos en entredicho por la equivocada decisión de hacer trizas el proceso de paz, poniendo en peligro tan anhelado deseo de la inmensa mayoría de colombianos. A lo anterior se suma el desempleo, la pobreza y la desesperanza que nos coloca como uno de los países más inviables y desiguales del mundo; cifras como las siguientes lo corroboran: más de 2’600.000 desempleados, pobreza multidimensional del 20%, acumulado de deuda con la educación superior a los 18 billones de pesos, corrupción que nos coloca en el primer puesto en el mundo, déficit fiscal, comercial y de cuenta corriente sin precedentes, deuda externa superior al 50% del PIB, crecimiento económico raquítico y la precarización del empleo. Adicionalmente rechazamos las acciones de pruebas militares con la presencia de tropas gringas que violan nuestra soberanía y sirven de preparativos de intervención contra Venezuela y otros países.
En tan graves circunstancias en las que el viaje de Duque al Foro Económico Mundial de Davos insiste en su política de la entrega del país, no nos queda a los colombianos otro camino que continuar con mayor fuerza y decisión la movilización en torno al Paro Nacional contra el paquetazo, por la vida y la paz, para lo cual preparamos y realizaremos el inicio de un paro nacional el 25 de marzo. Es necesario construir en este propósito la más amplia unidad de todos los sectores, difundir las causas de nuestras desgracias, desnudar las mentiras del Gobierno, organizar y fortalecer los Comités de Paro en todos los departamentos, en cada ciudad y municipio, en empresas, en barrios y localidades, en poblados y veredas, en instituciones educativas, en el sector del arte y la cultura, en todos los sectores sociales, en fin, toda Colombia unida para exigir del gobierno de Iván Duque solución a los problemas planteados en el pliego nacional, el cese del asesinato y la persecución a los y las líderes sociales, defensores de Derechos Humanos y exguerrilleros de las FARC en proceso de reincorporación y pobladores y aclimatar la paz y la sana convivencia que permita la construcción de una nación próspera y soberana que haga realidad el bienestar de los colombianos. Así mismo, instamos a los comités municipales y departamentales a preparar y presentar pliegos de peticiones a las respectivas administraciones territoriales. Se requiere la mayor unidad y convergencia por la paz y contra las políticas del Gobierno de Duque.
PLAN DE ACCIÓN
II ENCUENTRO NACIONAL DE ORGANIZACIONES SOCIALES 30 Y 31 DE ENERO DE 2020
1. PARO NACIONAL el 25 de marzo de mayor amplitud y contundencia.
2. Acciones de movilización en fechas emblemáticas:
MES
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FECHA
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FEBRERO
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21F: IV mes del inicio del paro Nacional del 21N
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8M: Día
Internacional de la Mujer Trabajadora
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16M: Defensa de los Páramos y en especial el de
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Santurban
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MARZO
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25M: PARO NACIONAL
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Encuentro paralelo al encuentro del Banco Mundial y
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BID, en
Barranquilla, por el carácter público de las
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empresas
de servicios públicos
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ABRIL
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9A: Día
Nacional de las Víctimas
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1M: DÍA
INTERNACIONAL DE LOS
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MAYO
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TRABAJADORES
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JUNIO
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7J: Día Nacional del Campesino
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8-9J: Día del Estudiante
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3. Actividades organizativas:
✓ Fortalecer el Comité Nacional de Paro y los Comités de Paro Departamentales, ampliándolos con nuevos sectores sociales y ciudadanías.
✓ Organizar Comités de Paro a todo nivel: sectorial, social, municipal y de empresa.
✓ Realizar encuentros, seminarios, foros, talleres de capacitación y de organización
4. Actividades de comunicación, encaminadas a interrelacionar los Comités de Paro y la ciudadanía.
5. Fortalecer los Comités o Comisiones de Derechos Humanos en todos los niveles.
6. Campañas y compromisos de finanzas, a todo nivel.
7. Insistir en la negociación del Gobierno con el Comando Nacional de Paro desenmascarando el engaño de la “Conversación Nacional”.
8. Incorporar a este Plan de Acción tareas y conclusiones del Encuentro Nacional Estatal realizado el pasado 27 de enero.
9. Respaldar el Foro Social Amazónico del 22 y 23 de marzo.
10. Respaldar las acciones hacia una Reforma Constitucional Progresiva del Sistema General de Participaciones.
11. Desarrollar conciertos nacionales y regionales en desarrollo del Paro Nacional del 25 de marzo.
12. Acompañar toda la movilización social con actividades artísticas y culturales.
13. Elaborar cartillas pedagógicas tanto con el pliego de peticiones como con las políticas del paquetazo de Duque y en defensa de la vida y los acuerdos de paz.
COMITÉ NACIONAL DE PARO
2. Superemos las inconsecuencias que le facilitan al régimen burlar el gran movimiento popular en marcha
Alfonso Hernández
El estallido social que comenzó el 21 de noviembre tiene su causa profunda en el rechazo a las privatizaciones, que el senador Robledo promete mantener; ahí estriba el antagonismo entre sus programa y la actual efervescencia popular. El robledismo impone que las marchas y “paros” se constituyan en desfiles ordenados, alegres y coloridos y morigera las reivindicaciones para que no pongan en riesgo la economía de mercado y los negocios, y los dueños de estos le retribuyen abriéndole páginas y micrófonos, cámaras y programas.
En una tremenda encrucijada se encuentra la gran lucha nacional que comenzó el 21 de noviembre del año pasado, la explosión de inconformidad más amplia, decidida y prolongada de los últimos cuarenta años. Las políticas apaciguadoras de la mayoría de la dirección del Comité Nacional de Paro van llevando al movimiento a un progresivo desgaste, a un debilitamiento paulatino pero incesante que anticiparía un final lánguido a una gesta que comenzó plena de vigor. La blandura de los jefes de las centrales y de sus adeptos le devuelven los bríos al régimen, el cual se dispone a implantar todas las reformas regresivas por las que claman los magnates nacionales y extranjeros.
Pero no todo está perdido, puesto que las causas de la indignación se han agudizado y hay aún mucha energía combativa en la juventud estudiantil y trabajadora, entre los asalariados y las mujeres, en los habitantes de los barrios, entre los estudiantes de secundaria. Si de verdad se busca frenar la andanada oficial es imperioso preparar un paro cívico nacional indefinido, uno de verdad, que paralice la producción en las fábricas, los transportes, los grandes comercios, las instituciones de enseñanza. Esta faena demanda un enorme esfuerzo de unidad, agitación de masas y organización.
No obstante, no son pocos los obstáculos que se levantan ante tamaña tarea histórica. En esta ocasión nos referiremos solamente a los frenos internos. En primer lugar, quienes hoy determinan las decisiones del Comité Nacional de Paro siempre se han opuesto a la realización de un cese verdadero, han entrado tarde y a rastras a la refriega han procurado enfriar los ánimos.
Los hechos lo han probado, una y otra vez. Desde principios de 2018 Notas Obreras y un grupo de organizaciones y personas que luego constituirían el Comité Nacional Con las Pensiones No y Salario Digno comenzaron una denuncia sistemática de las reformas de pensiones, laboral, tributaria y de salud que preparaba el gobierno por órdenes del Fondo Monetario Internacional y de la OCDE. Ya el 18 mayo de ese año El Comité Con Las Pensiones les escribió a las directivas de las centrales obreras la primera carta, en la que proponía preparar de manera conjunta y anticipada la lucha contra las medidas que cocinaba el régimen. Los directivos de las centrales pusieron oídos sordos a ese urgente llamado y a los numerosos que se les hicieron después. Desdeñaron las invitaciones a hacerse presentes en los Encuentros Nacionales por la Defensa de las Pensiones, la Salud y los Salarios Dignos, que se llevaron a cabo los días 7, 8 y 9 de septiembre de 2018, el primero, y los días 31 de agosto y primero de septiembre de 2019, el segundo.
El Llamamiento final de este último evento en uno de sus apartes decía, “Proponemos: A las centrales obreras que convoquen a la mayor brevedad el comando nacional unitario ampliado para que cite un encuentro nacional sindical y popular que prepare el gran paro nacional contra las reformas regresivas de pensiones, de salud y de contratación laboral. Los asistentes a este segundo encuentro manifestamos categóricamente que estamos listos para participar en estas jornadas. Corresponde a las Centrales obreras una responsabilidad mayor en esta lucha”.
Estas se obstinaron en negarse a preparar el paro nacional en el 2019 y, ante el anuncio del gobierno de que presentaría la reforma al sistema de pensiones en diciembre de ese año, y por la presión de numerosos sectores, entre ellos el Comité Nacional Con las Pensiones No y Salarios Digno, adujeron que el paro debería ser para el 2020, pues, según ellas, no había condiciones en el 2019. Buscaban, entonces, no una movilización para frenar las reformas oficiales, sino para darles cristiana sepultura a los derechos conculcados. Solo hasta el 4 de octubre de 2019, en el Encuentro Nacional de Emergencia, las centrales se comprometieron con el paro nacional, que se convocó para el 21 de noviembre, fecha que ellas mismas sugirieron. En el evento del 4 de octubre, numerosos asistentes las conminaron a que se comprometieran con un paro de verdad y no “un paro de paro”.
No obstante el compromiso adquirido, los dirigentes de esas agremiaciones se esforzaron en que no hubiera bloqueo de vías ni parálisis de la producción, sino solamente marchas. Esperaban que todo acabara el día 21, pero la ciudadanía respondió de manera multitudinaria; era tan grande la inconformidad que, a pesar de lo tardío y tibio de la convocatoria, la jornada fue gigantesca, contundente.
Incapaces de comprender la magnitud de la conmoción social, los dirigentes de las centrales obreras dieron por finalizado el movimiento ya los días 21 y 22 de noviembre. En distintas ocasiones han manifestado que toda actividad debe ser autorizada por el Comité Nacional de Paro cuando lo que se necesita es estimular resueltamente la iniciativa creadora del pueblo. La jornada del 21 de enero no fue tampoco iniciativa del Comité, sino que este tuvo que plegarse de nuevo y aceptarla cuando esta ya estaba en curso. Así, han continuado acaparando el centro de decisión, pero apaciguando.
Su política de contemporización los llevó a incumplir el compromiso de exigir que el salario mínimo fuera al menos igual al costo de la canasta familiar, y en cambio, pedir míseros dos mil doscientos treinta pesos de aumento diario. No se trata de si en esta ocasión se iba a lograr el justo incremento, sino de darle a la lucha popular objetivos de largo alcance, de no limitar la discusión a veinte mil pesos, sino a armar las mentes con la idea de que su esforzada labor diaria debe retribuirle al menos lo suficiente para vivir y sostener a la familia. Claudicaron así en un propósito fundamental: no hay tal equidad ni justicia social en un país en el cual la gente labora día y noche y, sin embargo, vive en una pavorosa miseria. Este tipo de recules desmoralizan, debilitan y fragmentan.
Pero la mayoría del Comité Nacional de Paro, en vez de corregir sus graves yerros, los acentúa. En los trece puntos iniciales del pliego figuró de manera categórica que el régimen debe desmontar el Esmad, fuerza bárbara de represión que ha asesinado a numerosos luchadores a lo largo y ancho del país. Ello no obstante, un numeroso grupo de dirigentes del Comité Nacional de Paro rodeó desvergonzadamente a la alcaldesa cuando anunciaba su protocolo para justificar las agresiones de la repudiada fuerza policial, traicionando así una reivindicación tan anhelada por la juventud colombiana, vanguardia de esta lucha. De inmediato, Claudia López recibió las calurosas felicitaciones de los senadores Álvaro Uribe y Jorge Enrique Robledo. ¿Es de esa manera cómo se piensa proteger la unidad que tanto se pregona? Y la cosa ha ido de mal en peor. Reconocidos voceros del Comité Nacional de Paro piden capturas y más capturas de “vándalos”, adjetivo con el que el uribismo estigmatiza a los luchadores populares. Lo que urge es levantar la voz para denunciar la matanza diaria de gentes trabajadoras que reclaman tierras, paz, respeto a sus derechos, protección a los bosques y a las aguas. En realidad, ¿cuál es la fuente permanente de violencia en nuestra sociedad? ¿El régimen y los explotadores o las personas laboriosas y los jóvenes?
No podemos desconocer que muchos de estos desatinos tienen que ver con el hecho de que una parte considerable de los miembros del Comité Nacional de Paro son seguidores del senador Jorge Enrique Robledo y han procurado ajustar los objetivos y los métodos de lucha a los intereses de la candidatura presidencial de dicho dirigente político.
El senador Robledo, dada su edad, ve en las elecciones del 2022 la última ocasión de realizar su sueño dorado de llegar a la Presidencia de la República, por eso se apresuró a lanzarse como candidato con casi tres años de anticipación y a utilizar el presente movimiento nacional como plataforma de sus aspiraciones y las de numerosos de sus copartidarios que anhelan ocupar butacas en el Senado o en la Cámara de Representantes. Enceguecido por semejante afán, desdeña el daño que le pueda causar su proceder a esta gesta nacional. Es evidente que utilizarla con fines electorales dinamita la unidad, tan necesaria en el momento.
Pero lo más grave consiste en que los objetivos políticos del senador son antagónicos con los del movimiento popular. Robledo dice: “no voy a estatizar nada de la economía colombiana”. Resulta que precisamente una de las motivaciones primordiales de la grande y prolongada protesta popular se origina en las privatizaciones llevadas a cabo a lo largo de los últimos treinta años. Es el caso de la salud, por ejemplo. La Ley 100 de 1993 la convirtió en un negocio que sacrifica a diario vidas y bienestar de los pacientes, todo para garantizar el lucro de las EPS. La salud, pues, no será “estatizada” en la eventual presidencia de Robledo, se mantendrá como un negocio de unos pocos. Él tiene derecho a defender ese punto de vista, de hecho, son muchos los partidos y jefes políticos y empresariales que lo comparten. El problema consiste en que sus pupilos se han empeñado en que en el pliego de los 104 puntos no se incluya de manera clara y tajante la eliminación de las EPS, pero esta es, quizás, la reivindicación más ampliamente sentida por la población colombiana. La renuncia a ella le puede servir a las aspiraciones del senador, pero lesiona la unidad y la proyección del paro nacional. No porque alcanzar este propósito esté al alcance de la mano, sino porque los fundamentos de esta oleada de rebeldía consisten en pelear por objetivos de largo plazo que minen los cimientos de las políticas de mercado que vienen sometiendo más y más a las mayorías a la miseria y a la desesperanza. Las solas metas de corto plazo no son suficientes para al empuje actual de los inconformes, que batallan por soluciones no superficiales, sino profundas a sus angustias.
La gente ha constatado que los fondos privados de pensiones, AFP, criaturas de la misma Ley 100, la han despojado de sus ahorros de décadas y no le han permitido obtener una mesada ni siquiera de sobrevivencia, mientras que los grandes grupos financieros, como, Aval y Empresarial Antioqueño, propietarios de Porvenir y Protección, respectivamente, se han apoderado, gracias a las cotizaciones de millones de asalariados, de una porción harto considerable de la economía nacional y se han convertido en unos de los principales acreedores del fisco. La crisis del sistema pensional colombiano estriba en que las AFP reciben las cuotas de millones de asalariados y pagan apenas a cien mil pensionados, en tanto que Colpensiones tiene que abonar mesadas a más de un millón trescientos mil personas con apenas unos dos millones de afiliados. El sistema de ahorro individual constituye una estafa para los cotizantes y un potosí para los banqueros. Pero el senador da todas las seguridades de que las pensiones también se mantendrán en manos de los magnates de las finanzas, en la economía de mercado, de la cual él es un gladiador. No es de extrañar, pues, que sus seguidores hayan logrado, con marrullas de toda índole, que en el pliego no se incluyera la eliminación de los fondos privados de pensiones, golpe tremendo a los millones de seres que aspiran a poner fin a ese negocio infame.
El doctor Robledo no disimula su simpatía por el gran capital y por el financiero en particular, al que le atribuye un potencial enorme para transformar la sociedad. Dice que se propone lograr un gran pacto nacional para crear riqueza con los empresarios pequeños, medianos y grandes. Para él, estos y los pequeños pueden trabajar de consuno, lo que desconoce la realidad cotidiana de que el pez grande devora al pequeño. Volvamos a sus palabras: “Esto con un fuerte respaldo del sector financiero a este proceso de crear riqueza” (Ibid.). De manera que los tiburones del Grupo Aval, Empresarial Antioqueño, Gilinski, Bolívar (Davivienda) BBVA, Santodomingo, Ardila Lülle y demás son aliados del gran pacto nacional que plantea Robledo. Ello riñe con la lucha que libra el pueblo colombiano, puesto que son estos grupos, aliados con los banqueros foráneos y las multinacionales, quienes azuzan la rebaja de salarios, el pago inferior al mínimo para los jóvenes, la eliminación de las prestaciones sociales y la privatización de todas las empresas y actividades estatales. Han sido ellos los principales beneficiados de las privatizaciones, y por ello Robledo les garantiza que no va a estatizar nada. Anotemos que las loas a los linces del agio no son ideas originales del jefe polista, ya que el neoliberalismo no es otra cosa que la máxima libertad de movimiento a los bancos y especuladores.
Con respecto a las empresas de servicios públicos podríamos señalar también que su enajenación ha significado un descalabro para los habitantes, las ciudades y el país; así lo demuestran los casos de Electricaribe y la Triple A. Dicho de manera breve, el estallido social que comenzó el 21 de noviembre tiene su causa profunda en el rechazo a las privatizaciones, que el senador Robledo promete mantener; ahí estriba el antagonismo entre sus programa y la actual efervescencia popular.
Reconozcamos, eso sí, que la labor de Jorge Enrique Robledo para demostrarles a los magnates que ya hace mucho se arrepintió de sus descarríos izquierdistas de juventud le ha dado frutos muy jugosos para el impulso a su bandería. Tanto que los medios de comunicación de los grupos Santo Domingo (Caracol TV y Blu Radio, por ejemplo), del Grupo Gilinski (Semana), del Ardila Lülle (RCN) entrevistan casi exclusivamente a los seguidores del dicho personaje, con los que los promueven como los voceros de la protesta “civilizada”, característica que llevan al extremo hasta trocar las expresiones públicas de malestar en algo inocuo, esterilizado. Algunos grupos, como Gilinski (Semana), Telefónica, Movistar y Coca Cola premiaron a la ACREES, Asociación Colombiana de Representantes Estudiantiles como mejores líderes de 2019 y Alejandro Santos declara a dos de sus dirigentes símbolos de la lucha estudiantil. ¿Será que la constante y generalizada promoción que la gran prensa hace de los seguidores de Robledo es algo puramente casual?
Sea de ello lo que fuere, por coincidencia o pacto, el robledismo impone que las marchas y “paros” se constituyan en desfiles ordenados, alegres y coloridos y morigera las reivindicaciones para que no pongan en riesgo la economía de mercado y los negocios, y los dueños de estos le retribuyen abriéndole páginas y micrófonos, cámaras y programas.
Posiciones semejantes se imponen de la manera más antidemocrática en los comités de paro, y los jefes de las centrales amenazan permanentemente con retirarse si no se aceptan sin chistar sus “consensos”. La orientación general del movimiento procede de acuerdos alcanzados en no se sabe dónde, y son indiscutibles. Lo único sobre lo que se puede opinar es sobre las cosas operativas más elementales, y las relatorías de las reuniones son manipuladas para no dejar pasar aquellas opiniones inconvenientes o inoportunas para los que se consideran los dueños del movimiento. La grosera antidemocracia debilita a diario la unidad y enfrasca en discusiones que desgastan. Cosa irónica, los eventos nacionales, supuestamente los que garantizan la mayor concurrencia de opiniones y análisis, son los más amarrados y amordazados.
Por fortuna, cada día crece el número de organizaciones y personas que rechazan las inconsecuencias aludidas y se crean las condiciones para formar un amplio bloque que defienda posiciones capaces de sacar el movimiento del atasco en que se encuentra. Y que los autoproclamados dueños de la unidad no vengan con el cuento de que es divisionismo reunirse para exponer y defender con vigor puntos de vista críticos. Todo lo contrario, el debate constituye requisito previo para alcanzar la conjunción de voluntades.
Al tiempo que internamente el movimiento popular vive estas dificultades, el gobierno, envalentonado, se prepara, como ya lo dijimos, para seguir adelante con las más lesivas reformas. El momento es crucial: o se corrigen los yerros de tanta monta o se echará a perder una oportunidad histórica única.
Llamamos, en consecuencia, de manera fraternal a todos los sectores a la más amplia unidad alrededor de las siguientes tareas y conductas:
- Preparar un paro cívico nacional indefinido.
- Mantener con firmeza las reivindicaciones primordiales como el desmonte del Esmad, la eliminación de las AFP y de las EPS. La contratación directa y a término indefinido; no más impuestos para los asalariados y el pueblo, sino para los magnates y grandes empresas. Sostener la exigencia de que el salario minimo alcance en un breve lapso el costo de la canasta familiar. Rechazar categóricamente la llamada concertación y la pretensión del gobierno de que las lesivas reformas se lleven a la Comisión de Concertación de Políticas Salariales y Laborales, las centrales deben comprometerse a no aceptar semejante celada. Es imperioso ampliar el movimiento a los pequeños y medianos comerciantes, que van a ser vapuleados con el impuesto Simple y a las personas que serán excluidas del Sisben o se les impondrán contribuciones onerosas; a los usuarios de servicios públicos y de vivienda, a quienes les van a quitar los subsidios. Aquí mencionamos solo aquellas banderas que se han querido dejar de lado.
- Funcionamiento democrático de los comités de paro
- Que el movimiento no se constituya en plataforma de ninguna campaña electoral
Alrededor de estos planteamientos deberá consolidarse un sólido bloque que defienda la unidad del movimiento tanto dentro como fuera del Comité de Paro, desnude con seriedad y franqueza las inconsecuencias, y se vincule con denuedo a las amplias masas, que aborrecen la política oficial, están dispuestas a luchar contra ella y urgen una dirección firme e incansable. ¡Qué no se pierda la oleada popular!
3. Llamamiento del Bloque Nacional por el paro general indefinido
Como un mentís a las acusaciones infames de los burócratas de las centrales sindicales y los politiqueros incrustados en el Comité Nacional de Paro (Ver: rechazamos las acusaciones infames de los enemigos del paro), publicamos el llamamiento aprobado en el Encuentro del Bloque Nacional por el Paro General Indefinido realizado el 29 de enero. Juzguen los lectores quienes son los enemigos del Paro y de la lucha del pueblo colombiano contra el régimen mafioso y paramilitar.
Llamamiento del Bloque Nacional por el paro general indefinido
El día de ayer, 29 de enero de 2020, se reunieron en Bogotá cerca de cien dirigentes y miembros de organizaciones de diversas regiones del país para conformar el Bloque Por el Paro General Indefinido, animados por los propósitos de defender la unidad y la fortaleza de la actual lucha popular.
Desde el día 21 de noviembre de 2019 el pueblo colombiano viene librando una de las más amplias, aguerridas y prolongadas luchas de la historia reciente del país, en respuesta a las políticas trazadas por el capital financiero imperialista, los grandes empresarios y terratenientes y que ejecuta a rajatabla el Estado. El profundo malestar que se expresó en las protestas tumultuosas, fue la reacción ante el anuncio de unas reformas que amenazan con arrasar lo que queda de los derechos de pensión y las mínimas garantías en los contratos laborales, que envilecen los salarios, que empeoran las condiciones de salud y la educación para el pueblo, que aumentan las cargas tributarias a los pobres y capas medias mientras prodigando exenciones millonarias a las grandes empresas nacionales y extranjeras. El pueblo está hastiado de la corrupción que devora cuantiosos recursos del presupuesto y rechaza rotundamente el asesinato sistemático de luchadores populares y desmovilizados.
La respuesta del gobierno de Duque ha consistido en reprimir violentamente las movilizaciones, incrementar los asesinatos, convocar una insulsa y engañosa conversación nacional y continuar imponiendo sus regresivas reformas. Aún peor, en declaraciones recientes los altos funcionarios del gobierno han reiterado que este mismo año harán aprobar las reformas laboral y pensional. La experiencia demuestra que las grandes marchas, los cacerolazos y los eventos culturales no son suficientes para coronar los objetivos presentes del movimiento.
Es evidente que el “paro nacional” atraviesa por un momento crucial: o se lanza un paro general indefinido que abarque la producción, el transporte, el comercio, las oficinas públicas y privadas y los establecimientos educativos o el gobierno desconocerá con arrogancia todos los justos reclamos.
No obstante, la mayoría del Comité Nacional de Paro, persiste en su política de quitarle contundencia a la protesta y en convertir las marchas en meras expresiones de “alegría, colorido y festividad”, cuando lo que se requiere es que el pueblo haga sentir su profunda indignación de tal manera que logre doblegar la intransigencia de Duque y de los magnates insaciables.
Pero las conductas inconsecuentes del dicho Comité no se han quedado ahí, sino que han procedido a envilecer las más caras reivindicaciones de los inconformes. El reclamo de la juventud del pueblo, columna fundamental de esta lucha, de que se desmonte el Esmad, lo han reemplazado por el apoyo a un protocolo de la alcaldesa de Bogotá que justifica la violencia criminal de ese escuadrón, tristemente célebre por los asesinatos de Dilan Cruz y el uso deliberado de proyectiles para estallarles los ojos a sus víctimas, para no mencionar sino los crímenes más recientes. La aplicación de dicho protocolo por Claudia López, la hizo merecedora de una calurosa felicitación del señor Álvaro Uribe. Pero el descaro de los dirigentes claudicantes ha llegado al punto de exigir capturas y mayores resultados al Esmad. Es inaceptable que dirigentes del Comité de Paro en vez de rechazar la represión, la azucen y que se sumen a las calumnias esgrimidas por la reacción contra los denominados vándalos, haciendo creer a la ciudadanía que los culpables de la violencia son los jóvenes y no las hordas uniformadas.
La misma proclividad a abandonar las banderas de lucha se vio en la actitud de directivos de las centrales obreras con respecto al salario mínimo: el compromiso consistía en exigir que fuera al menos suficiente para cubrir el costo de la canasta familiar, terminaron pidiendo míseros dos mil doscientos pesos diarios de aumento. Se han negado a que el pliego se incluya el reclamo, claro y tajante, de que se eliminen las EPS, parásitas de los recursos de la salud, y los fondos privados de pensiones, AFP, que estafan a los cotizantes. Esto constituye, sin lugar a duda, un acomodamiento con la política oficial de convertir la seguridad social en objeto de lucro.
En el Comité de Paro, para imponer sus veleidades, los directivos de las centrales obreras y sus aliados han mantenido una actitud antidemocrática y excluyente que requiere con urgencia ser corregida. En síntesis, el restarle contundencia a la pelea, rebajar los objetivos de la lucha y la antidemocracia son procedimientos que lesionan la unidad y debilitan la lucha histórica que libra el pueblo colombiano.
El Bloque Nacional por el Paro General Indefinido, se constituye para agrupar a todos los sectores motivados por el deseo de fortalecer la lucha unitaria del pueblo colombiano contra el gobierno de Duque y su paquetazo, impedir que se le reste firmeza a la lucha y a los objetivos, que se respete la democracia y se ponga fin a las componendas y manipulaciones de sectores burocráticos que se han incrustado en el Comité Nacional de Paro.
El Bloque se orienta por principios de lucha antiimperialista, contra la explotación capitalista, por la solidaridad con las luchas de los pueblos del mundo, la defensa de la unidad de la clase obrera y de todos los explotados y sectores medios. Igualmente propende a la defensa de la naturaleza, asolada por la voracidad del capital, y la aplicación de los principios democráticos en el seno del movimiento popular.
Proponemos a todos los asistentes a este encuentro:
- Aprobar un paro general indefinido para comienzos del mes de abril y cerrarles el paso a las maniobras que buscarán convertirlo meramente en otra marcha
- Defender consecuentemente los trece puntos de exigencias, en especial oponernos a que se abandonen banderas como que el salario mínimo cubra al menos el valor de la canasta familiar, y eliminar las EPS y las AFP
- Rechazar la participación de las Centrales Obreras en la Comisión de Concertación
- Oponernos resueltamente a cualquier propósito de utilizar esta lucha como plataforma electoral que desvíe la lucha del pueblo hacia la confianza en el régimen y el Estado.
BLOQUE NACIONAL POR EL PARO GENERAL INDEFINIDO
Enero 30 de 2020