Una potente contraofensiva popular recorre nuestra América y más allá.
Se abren tiempos de esperanza. La unidad es vital y constituye un deber
Ángel Guerra Cabrera
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En tierras latino caribeñas podría decirse que comenzó por Haití en enero de este año, se reavivó la llama de la lucha en Honduras, que en octubre logró una importante demostración a escala nacional, mientras en Ecuador estallaba en octubre una sublevación indígena y popular contra un paquetazo del Fondo Monetario Internacional (FMI), seguida a finales de ese mes de una gran rebelión con votos en Argentina, en rechazo al gobierno de Mauricio Macri, sus políticas de hambre y desempleo neoliberales y al arrasamiento de la economía y las condiciones sociales de vida por los condicionamientos, igualmente, de un préstamo del FMI. Casi a la par que en Ecuador, en Chile se producía una insurrección antineoliberal pacífica que ha crecido impetuosamente, al abarcar desde sectores muy desfavorecidos a clase media alta y extenderse sin pausa a todo el territorio nacional hasta la actualidad, cuando continúa desafiando diariamente en las calles una ola represiva Piñera-pinochetista.
No podía haber otro momento mejor para la celebración en La Habana del primero al 3 de noviembre del Encuentro Antimperialista de Solidaridad en Defensa de la Democracia y contra el Neoliberalismo al que asistieron mil 332 delegados de 789 organizaciones sociales y populares, de solidaridad, de articulaciones regionales y globales, de partidos políticos e intelectuales, de 86 países. Dicha reunión contó con una activa y relevante participación de jóvenes de ambos sexos y mujeres, con una composición de personas informadas, formadas y dispuestas para la lucha. Tras tres intensísimos días de trabajo en paneles y comisiones, este formidable colectivo produjo una declaración final en la que puede leerse este diagnóstico y reflexión:
Vivimos un nuevo momento en la historia. Los pueblos en las urnas, en las calles y en las redes sociales demuestran con su voto y sus protestas, el agotamiento de la ofensiva imperial conservadora y restauradora neoliberal de la derecha oligárquica, en alianza con el fundamentalismo religioso, el poder mediático, el capital y las empresas trasnacionales que, de la mano del imperialismo norteamericano, en su naturaleza depredadora, excluye a amplios sectores de la población, destruye el trabajo digno, la vida en armonía con la naturaleza y pone en peligro a la especie humana.
Los pueblos están demostrando que es posible derrotar la ofensiva imperial, que en sus propósitos acude a la criminalización de la protesta social, el confinamiento y desplazamiento de poblaciones, el asesinato de líderes sociales y políticos, el feminicidio, la persecución a líderes de gobiernos progresistas y a la judicialización de la política.
Se abren tiempos de esperanza. La unidad es vital y constituye un deber.
La reunión de La Habana tuvo como ejes del debate en comisiones: la solidaridad con Cuba y otras causas justas, el libre comercio y las trasnacionales, descolonización y guerra cultural, comunicación y lucha social, juventudes, estrategias y continuidad en las luchas; democracia, soberanía y antimperialismo, integración, identidades y luchas comunes.
Presidido por Raúl Castro, líder del Partido Comunista de Cuba, el Encuentro fue concluido con emotivas y sustanciosas intervenciones del presidente de Venezuela Nicolas Maduro, y de Cuba, Miguel Díaz Canel.
Maduro se refirió al importante papel de Fidel Castro como pionero en la lucha de ideas contra el neoliberalismo cuando se anunciaba el fin de la historia y cundía el pesimismo, primero al convocar en Cuba numerosas reuniones de organizaciones sindicales, populares, de intelectuales, académicos y partidos políticos para debatir sobre la deuda externa y luego al hacer lo mismo cuando Estados Unidos pugnaba por imponer el Acuerdo de Libre Comercio para las Américas (ALCA). Fidel, dijo, contribuyó a crear conciencia sobre estos temas y preparó el camino para la entrada en la escena política regional de Hugo Chávez. Maduro también se refirió a las felicitaciones que envió Evo Morales al encuentro, a Raúl y a Díaz Canel: El indio Evo va a triunfar y a resistir a esta amenaza fascista, dijo vía telefónica el mandatario boliviano al venezolano en relación con el intento de golpe de Estado de Estados Unidos y la oligarquía minutos antes de iniciar la sesión de clausura del encuentro.
La libertad de Luiz Inácio Lula da Silva fue demanda constante del encuentro, que acordó acciones en esa dirección.
Díaz-Canel expresó que a nivel global se advierte gran preocupación por los retrocesos en temas como la paz, autodeterminación y soberanía de las naciones, el enfrentamiento al cambio climático, los derechos humanos, la justicia social y la equidad económica. Subrayó el papel de los pueblos, que se levantan y no cejarán en su lucha de emancipación pese a los intentos imperialistas de restaurar la doctrina Monroe, como se está observando.
Twitter: @aguerraguerra
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