DOSSIER:
1. LA REVUELTA POPULAR NO SE DETIENE
Desde el inicio de las acciones de protesta popular el viernes 18 de octubre en Santiago, la revuelta se ha extendido hasta alcanzar a todo el país. Al día de hoy las protestas se han sostenido con tal magnitud que se ha impuesto un estado de excepción en todas las regiones: Arica, Antofagasta, Calama, Tocopilla, Mejillones, Iquique, Alto Hospicio, La Serena, Coquimbo, Santiago, Valparaíso, Rancagua, Talca, Chillán, Concepción, Temuco, Valdivia, Puerto Montt, Osorno y Punta Arenas están bajo control militar, que incluye toque de queda en todas las principales ciudades.
Guerra contra el pueblo
Las cifras oficiales confirman 16 fallecidos durante las protestas, ocho de los cuales se encuentran aún sin identificación. Cinco de ellos han muerto directamente en manos de las fuerzas de represión en La Serena, Maipú, Coquimbo, Talcahuano y Curicó. Especial repudio ha causado el caso del joven obrero soldador José Miguel Uribe, asesinado por un militar en Curicó por participar una protesta, en circunstancias que allí ni siquiera se encontraba en rigor el estado de excepción ni el toque de queda. Despierta también indignación la muerte de Alexis Nuñez Sandoval, como resultado de los severos golpes propinados por Carabineros en la protesta del domingo 20 en la comuna de Maipú.
Como resulta ya evidente, el Estado infringe hasta sus propias leyes y acuerdos internacionales en su esfuerzo por garantizar la defensa de la sacrosanta propiedad privada. Según ha sido expuesto ante el Senado por el abogado constitucionalista Jaime Bassa, el estado de emergencia decretado restringe las libertades de reunión y desplazamiento, pero no permite a los militares realizar detenciones en lugares no autorizados ni realizar allanamientos en los hogares. “De facto, -ha expuesto el abogado- lo que estamos viendo es que la autoridad militar está actuando como si estuviéramos en Estado de Sitio, sin ninguna habilitación normativa y sin ningún tipo de control”.
Por su parte, el Instituto Nacional de Derechos Humanos ha denunciado una represión brutal. En su informe de hoy jueves 24 de octubre, esta institución señala que han sido detenidas 2.686 personas y se han reportado 584 heridos, 245 de los cuales han sido heridos por arma de fuego de parte de agentes de represión del Estado, presentando además querellas por homicidios, agresión sexual y tortura. Pero más allá de estas cifras, en las poblaciones pobres de la capital, como también en ciudades y pueblos de regiones, se habla de otros numerosos casos no registrados.
Las denuncias de abusos sexuales, violaciones y tortura hacia los detenidos se han acumulado en tal número que ya no pueden ser omitidos. Durante el miércoles 23, y tras recibir un recurso de amparo, el Juez de Garantía registró las dependencias de Metro Baquedano, en el subsuelo del principal punto de protesta de masas en Santiago, donde se encontraron elementos que concuerdan con el testimonio de un estudiante detenido que afirma que allí ha operado un centro de tortura junto a la comisaría de Carabineros. Los elementos allí encontrados coinciden con el relato de la denuncia y se dispuso un juez especial para investigar la causa. Aun recibiendo a este conjunto de indignantes vejaciones contra el pueblo, la Organización de Estados Americanos ha anunciado enviar sus observadores internacionales recién el próximo lunes.
La permanente impunidad cuando se trata de crímenes contra el pueblo se sigue evidenciando día a día, dejando en claro que para el Estado la propiedad vale más que la vida de las masas: un carabinero y un gendarme que fueron sorprendidos robando especies desde locales comerciales en Coronel han sido puestos en prisión preventiva, en tanto el militar que asesinó al obrero José Uribe en Curicó quedó en libertad con firma mensual, lo mismo que otro soldado que disparó a quemarropa a un hombre que ya había sido reducido en Concepción.
Nuestro pueblo ha conocido muchas veces en la historia este actuar de los gobiernos reaccionarios y sus fuerzas armadas y policiales. Hoy estos hechos se encuentran en plena coincidencia con los dichos de Sebastián Piñera, que declaró hace unos días que se concibe en guerra, es su guerra contra el pueblo. El gobierno y las fuerzas armadas una vez más se han manchado las manos con la sangre del pueblo pero éste, por más tiempo que pase, sabrá cobrar justicia.
De cara a las masas populares, aparece también cada vez más claro que el papel del ejército y la policía consiste en la defensa del gran capital y no en la protección de la población. Son innumerables las denuncias de las masas en las poblaciones de Santiago y regiones en relación con el papel que han tenido los efectivos de las fuerzas armadas y carabineros en los saqueos e incendios -que se utilizan como argumento para criminalizar la protesta-, al mismo tiempo que estos mismos dejan en completa desprotección de las masas ante el actuar del lumpen. Frente a esto, han sido las mismas masas las que han debido organizarse para el propio cuidado de sus hogares y pequeños negocios pues, como nos ha dicho una pobladora en San Miguel, “ya no estamos seguros si carabineros está de nuestro lado o no”.
Los canales de televisión han sido también objeto de denuncias abiertas por su papel en la desinformación y criminalización de la protesta y se han realizado numerosas acciones de protesta en sus instalaciones, además que sus reporteros en terreno son encarados por parte de la masa que protesta.
Como resultado de esta acción conjunta contra el pueblo, las acciones de masas vienen mostrando que éstas se hacen cada vez más conscientes de quiénes son sus principales enemigos de clase.
El viejo Estado busca una salida
Además del repudio a las fuerzas armadas y de orden, el estado de emergencia y el toque de queda por sí solos expresan la debilidad de las instituciones políticas del viejo Estado. Gobierno y parlamento se han mostrado completamente incompetentes para responder a las demandas del pueblo y caen cada vez en más profundo descrédito a ojos de las masas.
Día a día se anuncian distintas medidas en su esfuerzo de aplacar las protestas, pero ninguna de ellas se acerca siquiera a tocar las causas profundas de la ira popular: la gran propiedad monopolista que que se incrementa a costa de la pobreza de la gran mayoría de los chilenos y la defensa irrenunciable que hacen de ésta tanto el gobierno como el parlamento y demás instituciones del viejo Estado.
En un intento por aplacar la protesta, hasta ahora se ha anunciado el congelamiento del alza de la tarifa de transporte, la reducción de las dietas parlamentarias y los sueldos de los ministros de estado, mejoras de pensiones mínimas y salario mínimo, seguro de salud, rebaja en el precio de los medicamentos, mayores impuestos a las grandes fortunas, además de proyectos de ley para revertir el alza de energía eléctrica y la rebaja de la jornada laboral a 40 horas. Pero toda estas medidas se muestran completamente insuficientes.
Piñera y sus ministros piden ahora “perdón” y expresan su disposición a “un gran acuerdo nacional”, pero éstas son consideradas como expresiones hipócritas frente a los agravios sistemáticos contra el pueblo, pues al mismo tiempo siguen centrando sus discursos en la condena a la protesta y el llamado al restablecimiento del orden público, al tiempo que ha comenzado las conversaciones con todos los partidos de oposición.
Por su parte, sectores del Frente Amplio y la ex Nueva Mayoría, por medio de las organizaciones sindicales y estudiantiles que controlan, vienen buscando canalizar la protesta por un cauce pacífico para centrar en la demanda de Asamblea Constituyente, apuntando en este esfuerzo a aislar al sector más combativo. En esto confluyen con los llamados desde el gobierno y los parlamentarios a “repudiar las acciones de violencia” y requerir que las propias masas realicen el trabajo policial en el control del lumpen y contra las expresiones de protesta violenta.
Sin embargo los sectores más combativos de las masas siguen sobrepasando a los propios dirigentes y vienen adoptando nuevas formas de organización en medio de la lucha. Son muchos los que por primera vez se han hecho conscientes de la necesidad de desenvolver la autodefensa frente el actuar represivo, preparándose para el desarrollo de las movilizaciones en los días venideros dado que ante el refuerzo de los efectivos de ejército -que han iniciado incluso la movilización del personal de reserva- no se puede esperar nada sino más represión.
La revuelta popular no se detiene
A pesar de toda la represión y los esfuerzos del gobierno, la revuelta popular no ha perdido ímpetu.
Y a pesar de los denodados esfuerzos por aislar a los sectores más combativos de las masas, cada día aparecen acciones de protesta en más ciudades y pueblos del país. La juventud sigue movilizándose combativamente mientras el proletariado y otros sectores de trabajadores vienen adoptando otras variadas formas de lucha, desde manifestaciones con cacerolas, expresiones artísticas, concentraciones de masas que desafían el toque de queda, a acciones de lucha combativa.
Siguen creciendo también las organizaciones de apoyo a la protesta, tales como las brigadas de propaganda, los grupos de sanidad y el apoyo a los detenidos y las víctimas de represión.
Sobre esta amplia base de masas se extiende la protesta hasta localidades como Chañaral, Collipulli, Villa Alemana, el Huique y hasta en Isla de Pascua.
Las masas movilizadas reciben el apoyo de los presos políticos mapuche que expresan la unidad en las luchas del pueblo chileno y el pueblo mapuche.
Se suman también nuevos sectores a la protesta: transportistas menores que no forman parte de los monopolios de camiones se presentan en Valparaíso frente al Congreso Nacional y anuncian copar las carreteras de la capital para mañana viernes.
En las asambleas estudiantiles, obreras y barriales, los sectores más conscientes del proletariado y el pueblo promueven la continuación de la protesta, al mismo tiempo que van advirtiendo del riesgo de que se repita el actuar de los dirigentes oportunistas y se termine transando la sangre del pueblo por cargos y puestos en este viejo Estado.
De parte de gran número de detenidos y heridos envías por redes sociales llamados a proseguir la lucha y agudizar la protesta.
El desenlace de la protesta aún no se ve claro, pero se mantiene en alto la disposición a no dejarse doblegar. A ojos de muchos, estas seis jornadas de lucha hacen cada vez más explícito el profundo significado de las consignas revolucionarias “las masas hacen la historia” y “la rebelión se justifica”.
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2. El pueblo de Chile se levanta con violencia revolucionaria en todas las principales ciudades
“No es por 30 pesos, es por 30 años”. Esta consigna escrita en las calles resume el sentir de las masas en la segunda jornada de protesta. El nuevo aumento de $30 en el costo del transporte sólo fue la chispa que terminó por incendiar la pradera seca.
Desde la salida de Pinochet y la Junta Militar fascista, hace ya 30 años, los sucesivos gobiernos reaccionarios han seguido profundizando sistemáticamente las medidas del Consenso de Washington y sus resultados están a la vista de todos. La crisis sistemática en la salud pública, en vivienda, educación, las pensiones de hambre y el aumento sostenido del costo de vida fuerzan al endeudamiento y son una carga enorme sobre los hombros del 99% de la población. En el campo, el saqueo del agua en beneficio de empresas imperialistas y terratenientes mantiene a los pequeños y medianos campesinos en una situación crítica.
Durante estos 30 años el movimiento popular no ha dejado de luchar ni de hacer esfuerzos por reorganizarse, destacando en ello el movimiento mapuche por autonomía y recuperación de tierras. Pero el peso de las dirigencias oportunistas y revisionistas ha sido también una gran carga que sistemáticamente desvía el camino del pueblo hacia el pacifismo y la participación en este viejo Estado, aún cuando todas las instituciones del gobierno, parlamento, poder judicial, fuerzas armadas, carabineros y hasta la iglesia han caído en completo descrédito a ojos de las masas.
Hoy, el tercer día de protestas masivas de carácter nacional, el pueblo de Chile se levanta con violencia revolucionaria en todas las principales ciudades.
Resultados de la segunda jornada de protesta
Millones de personas se alzaron en protesta en todas las principales ciudades del país durante la jornada del 19 de octubre. En cada calle importante, en cada población de Santiago, Valparaíso, Concepción, Temuco, La Serena y Coquimbo, las masas se lanzaron a las calles en grupos de varios cientos de personas. También en pueblos y ciudades pequeñas de la Región de O’Higgins, Aysén, Valdivia y en las principales carreteras se hicieron manifestaciones mediante cortes de rutas.
Aun cuando el gobierno había dispuesto estado de emergencia y toque de queda, las masas se mantuvieron en las calles enfrentando con valentía y violencia revolucionaria a la cobardía del gobierno y su violencia reaccionaria. Se registraron centenares de asaltos a tiendas del capital monopólico. Los locales de la empresa imperialista Wallmart junto a otras cadenas monopolistas del retail y las farmacias fueron el principal blanco en esta segunda jornada. Los productos de las estanterías fueron recuperados y repartidos entre la población y decenas de locales resultaron quemados. Tres personas murieron como resultado de los incendios y se ha confirmado dos personas heridas de gravedad por los fusiles de guerra de los militares destinados a la protección de uno de los supermercados.
El estado de emergencia se ha aplicado hasta ahora en toda la Región Metropolitana de Santiago y se ha extendido a las regiones de Valparaíso, Biobío, Coquimbo, Antofagasta, O’Higging y Valdivia. Los ministros de Gobierno insisten en tildar a las masas de delincuentes y vándalos, para justificar con ello el estado de emergencia, el toque de queda y el aumento del contingente militar hasta 9000 efectivos, los cuales se suman a toda las fuerzas policiales y de gendarmería en su intento de establecer el control de la población.
Junto con eso, se comienza a aplicar la política de masas contra masas, algunos dirigentes vecinales denuncian que «se aprovechan que en la población hay elementos desclasados, que siguen acciones impulsadas por civiles o mandados por civiles y actúan como fuerzas paramilitares atentando contra otros vecinos.» Además buscan aplacar la protesta llamando a oponerse a la protesta violenta, al mismo tiempo que se despliega el cerco de las informaciones, mediante el bloqueo de las cuentas de redes sociales de algunas agrupaciones de la prensa alternativa.
Se ha informado oficialmente de más de mil detenidos en lo que va de las protestas, pero esto no aplaca el ímpetu de las masas, que se enfrentan con valentía a policías y militares, gritándoles en la cara su papel de asesinos del pueblo y continúan desafiándolos para reunirse a protestar. Incluso en los sectores más acomodados de Santiago, como es Lo Barnechea, se han desarrollado marchas de los pobres para enfrentar a la indignante riqueza de los ricos.
La violencia expresa su fuerza transformadora
El sentir de las masas es ahora claro: en Chile no hay democracia y la policía y el ejército sólo está para defender la gran propiedad. El Estado y todas sus instituciones han profundizado su bancarrota, demostrando que son completamente inútiles para resolver las necesidades de la amplia mayoría de la población.
El sentir de un amplio sector es que el pueblo ha levantado su dignidad. Ya en la calle no se habla de “la gente”, ni “la ciudadanía” como lo hace la reacción. Se ha vuelto a llamar a sí mismo pueblo, con toda el magnífico significado de la palabra.
Y este pueblo ha vuelto a reconocer el potencial de su propia fuerza, tal como ha ocurrido recientemente en Perú, Brasil y Ecuador.
En sólo dos días de protestas populares la violencia revolucionaria de las masas expresa su fuerza transformadora.
Tras el primer día de protesta el gobierno ya anunciaba que se revertiría inmediatamente el alza del transporte, pero ya era demasiado tarde y, en lugar de aplacar la protesta ésta aumentó al quedar en claro que habrían podido hacerlo mucho antes y que se quiere mucho más que eso.
Asimismo en el sector de Putaendo, región de Valparaíso, donde el acaparamiento de agua por parte de los terratenientes y la gran minería ha arruinado a los pequeños campesinos, el río Aconcagua que estaba completamente seco hasta el viernes, amaneció el sábado con abundante agua luego de que la empresa Codelco abriera las compuertas. Los campesinos y organizaciones que vienen denunciando su situación con la consigna “no es sequía, es saqueo”, atribuyen a las protestas urbanas el sorpresivo mejoramiento de su situación.
Con estos y otros inmumerables ejemplos las masas han comenzado a vivenciar la fuerza transformadora de la lucha popular violenta, y el podrido pacifismo promovido por la reacción, el oportunismo y el revisionismo suenan ahora como palabras vacías, por más que sean promovidas en todos los medios de la prensa reaccionaria y traten éstos de aparentar ser los defensores del descontento popular.
Para hoy y los días siguientes se prevén nuevas protestas de masas. Organizaciones de estudiantes, trabajadores y pobladores se han visto empujadas por sus bases a convocar a jornadas de movilización para mañana lunes y puede esperarse que estas marchas sobrepasen la legalidad y el toque de queda para seguir desarrollando la protesta popular.
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3. El pueblo chileno da ejemplo con su lucha
Chile arde, la lucha popular hizo que las calles chilenas se convirtieran en una hoguera y el combustible del ardor de la lucha de masas son las medidas antipopulares y elitistas que la burguesía, por medio del gobierno del presidente asesino Sebastián Piñera le ha impuesto a las clases trabajadoras.
Todo empezó con un incremento a la tarifa del transporte público en el que viajan hacinados e inseguros hacia sus hogares, universidades y trabajos los que todo lo producen en Chile. Pero las razones sobraban para que esas protestas que inicialmente lideraron los estudiantes, se transformaran en una poderosa Huelga Política de Masas que hoy atraviesa todo el país. El pueblo se cansó de un sistema pensional que no garantiza a los obreros una vejez con las necesidades cubiertas después de haber acumulado parte de su salario por décadas. Se cansó de un sistema de salud que ni siquiera pagando, evita las muertes por enfermedades curables o que no cubre medicamentos de calidad. El pueblo ya no soporta el Código de Aguas impuesto desde la dictadura, el cual le da derechos de aprovechamiento de por vida a los capitalistas privados, lo que contrasta con las fuertes sequías que han azotado dicho país. Los jóvenes no aceptan la discriminación laboral que se produce al momento de terminar una carrera universitaria, pues a pesar de que casi el 60% de la educación superior es gratuita, los mejores empleos y cargos de dirección de las empresas son asignados a ese otro 40% que tuvo la capacidad económica para pagar una educación privada. La corrupción propia del capitalismo invade las instituciones del Estado de los ricos, empezando por la evasión de impuestos por parte de los capitalistas, pasando por los carteles del papel higiénico y de las medicinas para incrementar los precios de estos productos al pueblo y por la malversación de millonarios fondos en Carabineros y en el Ejército, entre otros.
Es por esto que a pesar de que el gobierno echó para atrás el incremento en el transporte, las masas populares continúan luchando. El trato que la burguesía chilena le ha dado a las protestas ha sido de una brutal represión militar, sacando a las calles tanto a la policía como al ejército a detener, herir, reprimir y asesinar al heroico pueblo que resiste en la calles la embestida del Estado criminal de los opresores y explotadores. El asesino gobierno de Piñera ejecutó la brutal dictadura imponiendo el Estado de Emergencia, es decir, desplegó por todo Chile la bota militar con sus fusiles y tanques de guerra para intentar aplacar la rebeldía popular y desesperadamente ordenaron el toque de queda que ha sido desobedecido colectivamente con cacerolazos y movilizaciones en diferentes regiones. La respuesta de las clases dominantes a las necesidades de las masas es la represión violenta a sus demandas, ese es el carácter de los Estados democrático-burgueses, y en Chile, el que Piñera haya sacado al ejército a las calles es una forma especial del terrorismo de Estado, pues inmediatamente el pueblo recordó la oscura época de la dictadura pinochetista en la que era prohibido reunirse y hacer manifestaciones en contra de la cúpula militar.
Las Huelgas Políticas de Masas que han explotado en Ecuador, Perú y Chile son ejemplo de la valentía del pueblo que se enfrenta sin miedo a las fuerzas represivas del Estado para conquistar y defender sus derechos. En masa, diferentes sectores de los de abajo se han rebelado contra el Estado de dictadura de los ricos y han hecho valer su fuerza organizada para echar abajo las medidas antipopulares. Estas jornadas de lucha le sirven de aprendizaje al pueblo para los combates futuros y definitivos que debe dar para destruir el Estado de los monopolios por medio de la violencia revolucionaria. Pero también estas poderosas Huelgas Políticas de Masas, son un problema al orden del día para los destacamentos revolucionarios que se propongan organizar y dirigir a las masas para cambiar radicalmente la podrida sociedad capitalista por otra opuesta, en la que se garanticen las condiciones de vida a las masas trabajadoras.
El elemento consciente debe fortalecerse en medio de la lucha por darle una dirección política revolucionaria al movimiento de masas, en pugna con las corrientes oportunistas que pujan por contener este poderoso ascenso dentro de los estrechos límites leguleyos y hasta donde se los permita la mutilada democracia burguesa. Los comunistas revolucionarios en Chile sabrán decidir la mejor orientación política y práctica para que este alzamiento sirva a la estrategia de fortalecer la organización política de los revolucionarios que movilice a las masas a construir en el país austral el Socialismo científico que le dé todo el poder a los obreros y campesinos, para que estos decidan en todos los terrenos sobre su futuro económico, político y social.
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4. Nueva jornada de protestas en las calles de Santiago de Chile contra el Gobierno de Piñera
Con cacerolas, banderas, pitos y otros instrumentos, los marchantes expresan su malestar contra las políticas gubernamentales.
Séptimo día de protestas en Santiago, Chile, 24 de octubre de 2019. Martin Bernetti / AFP
Miles de personas marchan en las principales calles de Santiago de Chile, en una nueva jornada de protesta contra el gobierno de Sebastián Piñera.
Con cacerolas, banderas, pitos y otros instrumentos, los marchantes expresan su malestar contra las políticas gubernamentales en esta manifestación, que en esta ocasión fue convocada por la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).
Los manifestantes se han concentrado en la Plaza Baquedano, conocida popularmente como Plaza Italia, en la comuna de Providencia, en el centro de la urbe, lugar emblemático de las protestas en Santiago, ubicado a 2 kilómetros del Palacio de La Moneda, sede de la presidencia.
"Hay que luchar, luchar y seguir luchando, aunque en ello se nos vaya la vida", se leía en un cartel entre los manifestantes que, a su vez, coreaban: "¡el pueblo unido, jamás será vencido!".
Nuevo toque de queda
En medio de esta nueva jornada de protestas, el Ejército de Chile declaró, por sexto día consecutivo, "toque de queda" en la ciudad capital, desde las 22:00 horas (hora local).
Ejército de Chile ✔@Ejercito_Chile Comunicado JDN:
Se informa a la opinión pública que el Jefe de la Defensa Nacional de la región Metropolitana, ha decretado toque de queda desde las 22:00 hrs del día 24 de octubre hasta las 04:00 hrs del día 25 de octubre.
Las protestas en ese país suramericano comenzaron el pasado 14 de octubre, contra el alza del pasaje del transporte masivo subterráneo —que subió de 800 a 830 pesos (1,13 a 1,17 dólares) en horas punta— y los autobuses Red (antiguo Transantiago).
Sin embargo, lo que comenzó como una "evasión" en el Metro de Santiago, evolucionó a masivas protestas en la capital y otras urbes del país.
Aunque el presidente Piñera reculó en la medida del alza del transporte, el pasado sábado, las manifestaciones se han mantenido y han derivado en reclamos pendientes de los chilenos como mejoras en materia de educación, salud, sistema de pensiones; acceso a la vivienda, desprivatizar el agua, entre otras.
Medidas gubernamentales
El presidente Piñera, en varios intentos por detener las manifestaciones que han dejado ya 18 muertos en Chile, ha hecho anuncios.
Este jueves firmó un proyecto de ley que permite anular el alza de los precios de la electricidad y adelantar la rebaja de la energía que se esperaba a partir de 2021.
El pasado martes, por su parte, el mandatario pidió "perdón" a sus compatriotas por los problemas que "se venían acumulando hacía décadas".
Ese mismo día, dio a conocer una serie de medidas para atender los reclamos de las manifestaciones, referidas al sistema de salud, pensiones y la electricidad.
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