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LAS HEROÍNAS DE LA REVOLUCIÓN DE OCTUBRE


CENTENARIO REVOLUCIÓN RUSA
Cuatro historias de cuatro heroínas de la Revolución rusa

Aleksandra Kolontái, Nadezhda Krupskaia, Inessa Armand y Emma Goldman son cuatro ejemplos de un Ejército de mujeres. Sin su participación en los sucesos de 1917 "la Revolución de Octubre no habría llevado la bandera roja a la victoria”.


ÀNGEL FERRERO

“Las mujeres que participaron en la Gran Revolución de Octubre, ¿quiénes eran?”, se preguntaba Aleksandra Kolontái en un artículo publicado en Zhensky zhurnal (La revista de las mujeres) en 1927. “Decenas, cientos de miles de heroínas anónimas –continuaba– que, marchando junto a los trabajadores y campesinos tras la bandera roja y el eslógan de los soviets pasaron por encima de la teocracia zarista hacia un nuevo futuro.”

En su texto, Kolontái recogía algunos nombres de aquellas mujeres, como los de la redactora de Rabotnitsa Klavdia Nikolayeva (1893-1944); la comisaria de Finanzas de la República Socialista Federativa Soviética Rusa (RSFSR) Varvara Yakovleva; la periodista y co-fundadora de Pravda Konkordia Samoilova (1876-1921); o la secretaria del pueblo de Asuntos Internos de la República Socialista Soviética de Ucrania Yevguenia Bosch (1879-1925).

Pero Kolontái también reconocía la injusticia de olvidar otros tantos nombres. “Es imposible enumerarlas a todas, ¿cuántas de ellas permanecerán anónimas? Las heroínas de la Revolución de Octubre fueron un ejército, y, aunque sus nombres puedan haber pasado al olvido, su abnegación vive en la misma victoria de aquella revolución, en todas las conquistas y logros que ahora disfrutan las mujeres trabajadoras en la Unión Soviética”, escribía antes de concluir afirmando que es “un hecho claro e indisputable que, sin la participación de las mujeres, la Revolución de Octubre no habría llevado la bandera roja a la victoria”.

Aleksandra Kolontái (1872-1952)
Aleksandra Kolontái.

Nacida en el seno de una familia acomodada ─su padre era general del ejército─, Aleksandra Kolontái fue ya en su infancia testimonio del peso de las convenciones sociales y la discriminación hacia la mujer en el rechazo hacia el matrimonio de sus padres, que era el segundo para ambos. Su madre se opuso a que tuviese una educación superior y a su primer matrimonio con Vladímir Kolontái, un estudiante de ingeniería, por sus orígenes modestos. Cuando Aleksandra Kolontái contestó que trabajaría como profesora, su madre también se opuso vehementemente.

En su juventud se familiarizó con la literatura socialista y comenzaron sus contactos con el movimiento obrero en la clandestinidad. A los 27 años se afilió al Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia (POSDR). Tras el fracaso revolucionario de 1905, Kolontái se exilió en Alemania ─donde conoció a Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht─, Dinamarca, Suecia ─donde fue encarcelada─ y Noruega. En 1915 se unió a los bolcheviques. Tras la revolución de octubre fue nombrada comisaria del pueblo de Bienestar Social (1917-1918) y fundó con Inessa Armand Zhenotdel, el departamento de mujeres del Secretariado del Comité Central del partido, con el objetivo de mejorar las condiciones de vida de las mujeres en la RSFSR. Zhenotdel imprimió la revista Kommunistka (desde 1920 hasta 1930, con la disolución del departamento), destinada a las militantes del partido, continuó la publicación de Rabotnitsa (nacida en 1914), para las mujeres trabajadoras, y comenzó la de Krestyanka (1922), destinada a las mujeres campesinas (se siguió editando con varios cambios editoriales hasta 2015).

Aleksandra Kolontái se convirtió en una de las voces críticas en el seno del Partido Comunista, en el que formó una corriente interna de inclinación izquierdista llamada Oposición Obrera. Tras la disolución de ésta, Kolontái compaginó su papel como influyente promotora de los derechos de las mujeres con la labor diplomática como embajadora de la URSS en Noruega (1924-1926), México (1926-1927), de nuevo Noruega (1927-1930) y Suecia (1930-1944). En 1926 escribió sus memorias, Autobiografía de una mujer comunista sexualmente emancipada.

Como embajadora en Suecia, fue Kolontái quien entregó a Joan Garcia Oliver dos pasaportes con los que viajar hasta la URSS y, desde allí, al exilio en México. “Al final de la escalinata, me estaba esperando una señora de porte distinguido y cabello canoso. Era Kolontái”, recuerda el anarcosindicalista catalán en su libro de memorias, El eco de los pasos. “Era una mujer inteligente, de sólida cultura. No hizo ninguna alusión a mi filiación anarquista. Solamente me dijo que le era muy grato saludar al que fue miembro del gobierno de la República española y al gran luchador revolucionario que yo había sido […] cuando solicité su ayuda, fui tratado, no como un exministro de la República española, sino como un ministro en funciones. Comprendí que quedaba en deuda con aquellas gentes. […] Favor por favor. Si la URSS entraba en guerra, la defendería.”

Nadezhda Krupskaia (1869-1939)
Nadezhda Krupskaia.

De ella dijo León Trotsky que era “una de las figuras más trágicas de la historia revolucionaria”, no en último lugar, cabe añadir, porque la historiografía acostumbra a presentarla sólo como la mujer de Lenin y su apoyo moral en tiempos difíciles. Hija de una familia noble de origen polaco venida a menos, los testimonios recogidos posteriormente aseguran que ya en su juventud Nadezhda Krupskaia ofreció muestras de su compromiso y determinación. La lectura de Tolstói ─con su anarquismo filosófico y énfasis en la educación y en una vida sencilla─ la llevó a interesarse por la pedagogía, a través de la cual se introdujo en los círculos socialistas. Fue en uno de esos círculos donde coincidió con Lenin en 1894, con quien se casó en el exilio en Siberia en 1896 y con quien mantuvo un matrimonio discreto, de cuya vida privada apenas nada ha trascendido.

Desde 1903 Krupskaia realizó diferentes trabajos para la facción bolchevique, de los que destacan la organización del consejo editorial de Iskra y el Comité Central del POSDR. Tras la Revolución de octubre fue nombrada viceministra del Comisariado Popular de Educación (Narkompros), para el que trabajaría hasta su muerte. La relación entre Krupskaia y Stalin se deterioró cuando Lenin fue hospitalizado tras empeorar el estado de salud de éste y que los médicos le prohibiesen recibir información sobre política, que Krupskaia le transmitía.

A la muerte de Lenin, y con las tensiones en aumento por el control del aparato del Partido Comunista, Krupskaia atacó en el XIV Congreso a Stalin y Bujarin, quienes, a su vez, criticaron públicamente a Krupskaia. En mayo de 1927 escribió una carta al diario Pravda en la que comunicaba la retirada de su apoyo a la oposición. Los motivos de esta decisión han sido motivo de especulación: desde presiones por parte de Stalin hasta la convicción de que fuera del partido la capacidad de influir en los sucesos se reducía, pasando por la intuición de que Stalin había maniobrado con astucia y permanecería largos años en el poder.

Desde Narkompros, Krupskaia fue determinante en la creación de organizaciones juveniles (Komsomol) e infantiles (los Jóvenes Pioneros en 1922, los Pequeños de Octubre en 1923), la mejora del sistema educativo y la creación de una red de bibliotecas, y también de la difusión de la obra de Lenin.

Inessa Armand (1874-1920)
Inessa Armand.

De origen francés, Inessa Armand se afilió en 1903 al POSDR, para el que distribuyó propaganda de manera ilegal. Las autoridades zaristas la desterraron por sus actividades a Mezen, en el norte de Rusia, en 1907, pero un año después logró escapar a París, donde se unió a los bolcheviques. En 1911 se convirtió gracias a su conocimiento de idiomas en secretaria del Comité de Organizaciones Extranjeras, el organismo encargado de coordinar los grupos de bolcheviques en Europa occidental.

En 1912 regresó a Rusia para comunicar los resultados de la Conferencia de Praga, en la que los bolcheviques se separaron definitivamente del POSDR para formar su propio partido, el POSDR(b). Armand fue detenida y puesta en libertad en marzo de 1913, tras lo cual viajó hasta Galizia, donde vivió con Krupskaya y Lenin ─con quien se especula que mantuvo una relación amorosa durante el resto de su vida─ y trabajó como redactora para Rabotnitsa. Durante la Primera Guerra Mundial participó en varias conferencias con el fin de detener el conflicto.

Tras la abdicación del zar Nicolás II, fue una de las 26 personas que viajó con Lenin en el tren blindado que le llevaría a Petrogrado. Después de la Revolución de octubre, Armand dirigió el Consejo Económico de Moscú y más tarde, en Petrogrado, Zhenotdel, del que fue la primera responsable. Durante una pausa para recuperarse por el exceso de trabajo en un sanatorio del Cáucaso, Armand y el resto de pacientes tuvieron que ser evacuados debido a la proximidad de la guerra civil y contrajo cólera. El 24 de septiembre murió como consecuencia de la enfermedad. Tras celebrarse un funeral de Estado, sus cenizas fueron enterradas en las murallas del Kremlin de Moscú, convirtiéndose en la primera mujer en Rusia en recibir tal honor.

Emma Goldman (1869-1940)
Emma Goldman.

Nacida en el seno de una familia judía ortodoxa en la ciudad lituana de Kovno (hoy Kaunas), entonces parte del Imperio ruso, Emma Goldman también vivió en carne propia la discriminación hacia las mujeres, tanto en el establecimiento de venta de corsés que su familia regentaba y para el que trabajaba como en su propia familia. En su autobiografía, Viviendo mi vida (1931), explica cómo, por ejemplo, cuando quiso prolongar su educación, su padre le contestó que “todo lo que la hija de un judío necesita saber es cómo preparar el pescado gefilte, cortar finos los fideos y dar a su marido muchos hijos.”

Como en el caso de Inessa Armand, la novela de Nikolai Chernishevski ¿Qué hacer? (1863) ─que también era una de las favoritas de Lenin─ cimentó su interés por el nihilismo ruso. En 1885 emigró a Nueva York, donde desempeñó varios trabajos. Tras la revuelta de Haymarket en Chicago en 1886 comenzó a interesarse por el anarquismo. Un año después se divorciaría de su primer marido y conocería a su futuro compañero Alexander Berkman, como ella, anarquista nacido en Lituania y emigrado a Estados Unidos. Goldman y Berkman se dedicaron a la difusión del anarquismo a través de la propaganda por los hechos en la huelga de Homestead (1892) ─en el contexto de la cual Berkman intentó asesinar al empresario Henry Clay Frick─, la oleada de protestas del llamado “pánico de 1893” y la publicación de Mother Earth (1906), cuatro años después de su arresto en 1901, acusada de haber incitado al asesinato del presidente de EEUU William McKinley, fallecido como consecuencia de un atentado cometido por Leon Czolgosz. En los años siguientes Goldman se dedicó a dar charlas sobre anarquismo, derechos de las mujeres y planificación familiar por todo EEUU, en conflicto constante con las autoridades.

En 1917 fue detenida junto con Berkman por su oposición a la Primera Guerra Mundial y su campaña de insumisión al servicio militar, y condenada a prisión por la recién aprobada ley de espionaje. Valiéndose de la ley de inmigración de 1913 ─y una enmienda de 1918 dirigida específicamente contra los anarquistas─, Goldman y Berkman fueron deportados junto con otros 249 anarquistas a Rusia a bordo del USAT Buford, que fue bautizado para la ocasión como “el Arca soviética”.

“Vine a Rusia poseída por la esperanza de que encontraría un país renacido, con su pueblo consagrado plenamente a la gran, aunque difícil, tarea de la reconstrucción revolucionaria. Y esperado fervientemente que me convertiría en parte activa de ese trabajo”, escribió en Mi desilusión con Rusia (1923). Pero, añade poco después, “cada día, cada semana, cada mes añadía nuevos eslabones a la cadena fatal que derribaría mi estimado edificio”. Las conversaciones con obreros y campesinos desanimaron a la veterana anarquista, para quien la gota que colmó el vaso fue la rebelión de Kronstadt (1921). Según su propio testimonio, mientras leía una antología de cartas de la Revolución francesa realizada por el anarquista alemán Gustav Landauer, pudo oír a “la artillería bolchevique comenzar los bombardeos de los rebeldes de Kronstadt”. “Ya no existía la Revolución rusa […] ante mí vi al formidable Estado bolchevique, aplastando cada esfuerzo revolucionario constructivo, suprimiendo, envilenciendo y desintegrándolo todo. Incapaz de y reacia a convertirme en un tornillo de aquella máquina siniestra, y consciente de que no podría ser de ningún uso práctico a Rusia y su pueblo, decidí abandonar el país”.

La desilusión con Rusia no lo fue con el anarquismo, a la difusión y realización del cual seguiría dedicando el resto de su vida, incluyendo, en 1936 y a sus 67 años, una célebre visita a Barcelona y Aragón bajo control de los anarcosindicalistas de la CNT-FAI, de la que llegó a ser su representante oficial en Londres.

Fuente: http://www.publico.es/internacional/centenario-revolucion-rusa-cuatro-historias.html

"Hemos empezado una gran causa": 
Las mujeres que influyeron en la Revolución bolchevique (fotos)


Muchas féminas dejaron huella en la historia revolucionaria de Rusia gracias a que sacrificaron su bienestar e, incluso, su vida.

Nadezhda Krúpskaya en una reunión de obreras estajanovistas. Sputnik

No todas de estas mujeres vivieron hasta la Revolución de Octubre de 1917 o apoyaron sus eventos, pero todas contribuyeron a que ese sueño se convirtiera en realidad.

Nadezhda Krúpskaya (26 de febrero de 1869-27 de febrero 1939)

Revolucionaria, activista política, social y cultural y esposa del líder bolchevique Vladímir Lenin. A partir de 1890, se dedicó a la propaganda: fue secretaria del periódico 'Iskra' y participó en la preparación de la Revolución de Octubre.

Después, trabajó en la organización del movimiento proletario de la juventud y formó parte de la Comisión Estatal de Educación.

Alexandra Kolontái (31 de marzo de 1872-9 de marzo de 1952)

Revolucionaria, estadista y diplomática, fue embajadora extraordinaria y plenipotenciaria de la Unión Soviética y la primera mujer de la historia titular de un ministerio.

Se unió al movimiento socialista en la última década del siglo XIX y estaba presente en San Petersburgo cuando las autoridades rusas abrieron fuego contra centenares de sus ciudadanos, el 9 de enero de 1905.

Como fémina más prominente en la dirección de la URSS, promocionó la igualdad de derechos para hombres y mujeres, luchó contra el analfabetismo en la población femenina y promovió la información sobre las nuevas condiciones de trabajo y la organización de la familia.

Rosa Luxemburgo (5 de marzo 1871-15 de enero 1919)

Teórica marxista, filósofa, economista y publicista. Una de las figuras más influyentes de la socialdemocracia izquierdista revolucionaria europea. En 1897, obtuvo un doctorado en Ciencias Jurídicas. Posteriormente, se desempeñó como periodista y gran oradora y mantuvo contactos con ideólogos como Gueorgui Plejánov, August Bebel y Vladímir Lenin.

En el congreso de la Segunda Internacional que se celebró en Stuttgart (Alemania) en 1907, Luxemburgo y Lenin enmendaron la resolución de Bebel sobre la actitud hacia la guerra imperialista y el militarismo. En particular, hicieron hincapié en la necesidad de aprovechar la crisis concomitante durante un conflicto bélico con el fin de derrocar la dominación de la burguesía.

Clara Zetkin (5 de julio de 1857-20 de junio de 1933)

Esta integrante del movimiento comunista internacional y luchadora por los derechos de las mujeres fue una de las fundadoras del Partido Comunista de Alemania.

Jugó un papel importante en la fundación de la Segunda Internacional y, para su congreso constituyente, preparó un discurso sobre el papel de la mujer en la lucha revolucionaria.

Se le atribuye la idea establecer el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer.

Inessa Armand (8 de mayo de 1874-24 de septiembre de 1920)

En 1904, se unió al Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia. Por su participación activa en la revolución de 1905-1907, las autoridades rusas la exiliaron al norte de ese país. En 1908, se fugó a San Petersburgo y, después, a Suiza.

Tradujo obras de Lenin y publicaciones del Comité Central del Partido Comunista. En 1912, escribió el opúsculo 'Sobre el asunto de las mujeres', en el que abogó por la libertad contra el matrimonio.

Al estallar la Primera Guerra Mundial, realizó labores propagandísticas entre los obreros franceses para que se negaran a trabajar a favor de la Triple Entente.

Vera Zasúlich (8 de agosto de 1849-8 de mayo 1919)

Activista del movimiento socialista internacional y escritora.

El 5 de febrero de 1878, hirió de gravedad con un revólver al gobernador de San Petersburgo, Fiódor Trépov, por haber ordenado infligir castigos corporales a un preso político. Fue arrestrada inmediatamente, pero un jurado la absolvió.

Al día siguiente a su liberación, la sentencia fue apelada y la Policía emitió una orden de captura contra ella, pero se escondió en una vivienda clandestina y, después, fue enviada a Suiza.

Vera Fígner (7 de julio de 1852-15 de junio de 1942)

Revolucionaria, terrorista, integrante del Comité Ejecutivo de la organización revolucionaria rusa Voluntad Popular y, más tarde, miembro del Partido Social-Revolucionario de Rusia (PSR).

En septiembre de 1884 fue condenada a muerte, sentencia sustituida por trabajos forzados indefinidos nueve días más tarde. En la cárcel, comenzó a escribir poesía. Asimismo, trató de establecer contacto con otros presos políticos y organizar protestas colectivas contra las difíciles condiciones en que vivían los reclusos.

Al estallar la Revolución de Febrero de 1917, fue presidenta del Comité de Asistencia a los presos y exiliados liberados.

María Spiridónova (16 de octubre de 1884-11 de septiembre de 1941)

Política, terrorista y una de las líderes del Partido Social-Revolucionario de Izquierda de Rusia. En marzo de 1906, fue sentenciada a la horca por asesinar a un funcionario policial de la región de Tambov, aunque esa pena de muerte fue sustituida por trabajos forzados indefinidos.

Fue una de las primeras mujeres en denunciar una violación bajo custodia. Pasó la mayor parte de su vida en prisión.

Ekaterina Breshko-Breshkóvskaya (25 de enero de 1844-12 de septiembre de 1934)

Fue una activista del movimiento revolucionario ruso, además de una de las fundadoras y líderes del Partido Social-Revolucionario de Rusia y de Organización de Combate, su rama terrorista.

La 'abuela de la revolución rusa' desarrolló la organización y diseminación de ideas revolucionarias entre los campesinos. Era partidaria del terror político y agrario porque consideraba que se trataba de uno de los métodos de lucha más eficaces.

María Shkólnik (1885-1955)

Participó en el movimiento terrorista revolucionario en el Imperio ruso a principios del siglo XX. Formaba parte de la Organización de Combate del Partido Social-Revolucionario de Rusia.

Anastasía Bitsenko (29 de octubre de 1875-16 de junio de 1938)

Miembro del Partido Social-Revolucionario de Rusia. En 1905, asesinó a un alto funcionario enviado a suprimir disturbios agrarios en la provincia de Sarátov. Fue condenada a muerte, pero las autoridades sustituyeron la sentencia por trabajos forzosos de por vida.

María Nikíforova (1885-1919)

Se unió al movimiento anarquista en Ucrania cuando tenía 16 años y se convirtió en una de los más prominentes y respetadas comandantes anarquistas que actuaron en el sur de Rusia durante la Guerra Civil.

En diciembre de 1917, la Guardia Negra de Nikíforova ayudó a establecer el poder soviético en varias ciudades ucranianas. Colaboró con los bolcheviques: luchó contra el Ejército Blanco, la intervención de Alemania y los nacionalistas ucranianos.

Fue ahorcada por el Ejército Blanco en 1919.

Liudmila Mokiyévskaya-Zubok (1896-9 de marzo de 1919)

Esta revolucionaria rusa combatió del lado de la Guardia Roja en la Guerra Civil. Fue la única mujer conocida que comandante de un tren blindado.

Sofia Peróvskaya (13 de septiembre de 1853-15 de abril de 1881)

Una de las líderes de la organización terrorista revolucionaria Voluntad Popular, dirigió el asesinato del zar Alejandro II.

"Hemos empezado una gran causa. Tal vez dos generaciones tendrán que caer, pero eso se debe hacer", escribió.

En abril de 1881, fue ahorcada en San Petersburgo junto con otros implicados en el magnicidio.

Guesia Guelfman (1855-13 de febrero de 1882)

Revolucionaria rusa integrante de Voluntad Popular y también implicada en el asesinato del zar Alejandro II. Por ese motivo, fue condenada a la horca, sentencia sustituida por trabajos forzosos de por vida al revelarse que estaba embarazada. Murió de peritonitis días después del parto.

Olga Liubátovich (1853-28 de diciembre de 1917)

Revolucionaria e integrante de Voluntad Popular. 

Fanni Kaplán (10 de febrero de 1890-3 de septiembre de 1918)

Participó en el movimiento revolucionario de Rusia. Cambió de anarquista a socialrrevolucionaria por la influencia de María Spiridónova, a la que conoció mientras realizaba los trabajos forzosos.

El 30 de agosto de 1918 intentó asesinar a Lenin, pero solo le hirió.

Lidia Fígner (e. 21 de noviembre de 1853-9 de marzo de 1920)

Revolucionaria rusa, formó parte de Voluntad Popular. Fue arrestada y exiliada a Siberia por estar involucrada en actividades ilegales.

Irina Kajóvskaya (15 de agosto de 1887-1 de marzo de 1960)

Miembro del Partido Social-Revolucionario de Rusia. En 1918, estuvo implicada en la organización del asesinato de Hermann von Eichhorn, comandante de las fuerzas de ocupación alemanas en Ucrania.

Fue la única mujer que participó en el II Congreso Panruso de los Sóviets.

Sofía Subbótina (1830-15 de febrero de 1919)

Revolucionaria rusa que vendió su finca para organizar fugas de presos políticos y mejorar su condición.

Nadezhda Subbótina (1855-después de 1930)

Revolucionaria rusa, exiliada a Siberia por realizar actividad propagandista.

María Subbótina (1854-8 de febrero de 1878)

Revolucionaria rusa. Fue condenada al exilio en 1877 por participar en una sociedad ilegal cuyo fin era un cambio de orden del Gobierno estatal.

Evguenia Subbótina (1853-después de 1930)

Revolucionaria rusa declarada culpable de actividad propagandista antigubernamental y condenada al exilio en 1877.

Lidia Yezerskaya (1866–1915)

Socialrrevolucionaria condenada a 13 años de prisión y trabajos forzados por intentar asesinar al gobernador de Moguiliov (hoy Bielorrusia).

Revekka Fialka-Rachinskaya (1888-1975)

Participante del movimiento revolucionario en el Imperio ruso a principios del siglo XX. En 1904, se unió al clandestino Partido Social-Revolucionario de Rusia y se dedicó a la propaganda.

Fue arrestada en Odesa (hoy Ucrania) en 1905 y condenada al exilio y 13 años de trabajos forzados. Exiliada, ayudó a organizar las fugas de otros presos políticos.

Alexandra Izmáilovich (1878-11 de septiembre de 1941)

Activista política, terrorista y miembro del Partido Social-Revolucionario de Rusia. Participó en la Revolución de 1905. Fue condenada a trabajos forzosos de por vida, pero liberada tras la Revolución de Febrero.

Ekaterina Izmáilovich (1881-27 de enero 1906)

Miembro del Partido Social-Revolucionario de Rusia. En 1906, hirió al almirante Grigori Chujnín, comandante de la Flota del Mar Negro. Una patrulla de marineros la fusiló sin juicio por orden de ese alto mando militar.

Elena Stásova (15 de octubre de 1873-31 de diciembre de 1966)

Revolucionaria y miembro del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia, además de activista soviética del movimiento comunista, feminista, antibelicista y antifascista internacional.

En 1934, participó en la creación del Comité Mundial de Mujeres Contra la Guerra y el Fascismo.

Varvara Bátiushkova (1852-12 de agosto de 1894)

Revolucionaria rusa que realizó trabajo propagandista entre los campesinos. En 1877, fue condenada a nueve años de exilio en Siberia.

María Benévskaya (1882-1942)

Revolucionaria y terrorista. En 1905, se unió a la Organización de Combate del Partido Social-Revolucionario de Rusia y se dedicó a preparar bombas.

Larisa Réisner (1 de mayo de 1895-9 de febrero de 1926)

Revolucionaria, periodista, poeta y escritora, participó en la Guerra Civil de Rusia. Después de la Revolución de Octubre, se dedicó a la preservación de los monumentos. En 1918, se unió al Partido Comunista.

Fuente: https://actualidad.rt.com/actualidad/253896-mujeres-influir-revolucion-bolchevique

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