El engaño del TLC con Estados Unidos
Por Mario Alejandro
Valencia*
Ante la eventual aprobación del TLC con Estados Unidos, este repaso del
texto del Tratado, de los informes oficiales y de las declaraciones de
funcionarios colombianos pone de presente que el TLC no aumentará nuestras
exportaciones y traerá graves daños para el medio ambiente, la salud y el
sector agropecuario mientras beneficia a Estados Unidos.
Durante los años de la negociación, 2004 a 2006, el TLC fue un asunto
central de la agenda colombiana. Los gremios de la producción, los sindicatos,
las fuerzas políticas y los medios fijaron sus posiciones y hubo cientos de
estudios, debates, análisis y proyecciones sobre el impacto económico y social
del tratado.
Pero hoy en día la discusión no se refiere al contenido ni a los efectos
previsibles del TLC sino a las estrategias del gobierno Santos para lograr su
aprobación -lo cual deja de lado la cuestión más importante: ¿el TLC es bueno
para Colombia?
Por eso vale la pena recordar lo que concluyeron los mismos estudios
oficiales.
No exportaremos más
Uno de esos informes, elaborado por el Departamento Nacional de
Planeación (DNP) y publicado en julio de 2003, sostuvo que con el TLC las
compras colombianas a Estados Unidos aumentarían 11,92 por ciento, mientras las
ventas tan sólo lo harían en 6,44 por ciento.
Otro estudio del Banco de la República de 2006 indicó que las
importaciones desde Estados Unidos aumentarían en 1.629 millones de dólares,
mientras que las exportaciones colombianas lo harían en tan solo 1.016 millones
de dólares. Y otro estudio realizado para el Ministerio de Agricultura concluyó
que no era cierto que el TLC permitiría comprar comida barata: “no hay
evidencia que sustente la hipótesis según la cual las reducciones en el precio
de la materia prima básica importada se transfieran… al consumidor final”.
Los daños colaterales
El exministro Rudolf Hommes comentó: “no han podido entender que el
beneficio del comercio proviene más de poder importar que de exportar”. Pero
fuera de este argumento peregrino, en realidad no existen investigaciones que
demuestren que el TLC traerá beneficios para la economía colombiana. Por el
contrario, todas llegan a la conclusión de que el tratado beneficia a las
multinacionales estadounidenses pero acarrea pérdidas para los trabajadores,
productores y consumidores colombianos.
Esta conclusión se sigue del propio texto final del TLC en sus 23
capítulos y más de 1.600 páginas:
-En materia ambiental, de gran importancia para Colombia, puesto que es
la tercera potencia en biodiversidad del mundo, el TLC indica que los dos
países realizarán “todos los esfuerzos razonables” para otorgar patentes sobre
plantas y animales.
Este capítulo establece que “las políticas comerciales y ambientales se
apoyen mutuamente”, es decir, de manera que la legislación ambiental no afecte
el comercio y que cualquier protección ambiental se catalogue como un obstáculo
injustificado al comercio. El TLC allana el camino para expoliar los recursos
naturales no renovables, en lo que el gobierno ha llamado la “locomotora
minero-energética”, que hoy tiene solicitadas en concesión 39 millones de
hectáreas del territorio nacional.
-En materia de salud, hoy en el ojo del huracán ante el fracaso de la
ley 100, el TLC incluye medidas de propiedad intelectual que dejan a más de
cinco millones de colombianos por fuera del acceso a medicamentos genéricos.
“Datos de prueba”, “patente de usos”, “linkage”, “excepción bolar”, “licencias
obligatorias”, son algunos de los tecnicismos que contiene el TLC y cuya
consecuencia será aumentar el precio de los medicamentos en 919 millones de
dólares anuales .
El TLC no permite el control de precios, por ejemplo en los
medicamentos, como en forma populista ha declarado el presidente Santos. De
ejercerse este control, las farmacéuticas demandarían al Estado ante un
tribunal de arbitramento internacional, obligando a indemnizarlas por un monto
igual o superior a las expectativas de ganancias que tuvieran los inversionistas.
-En el sector agropecuario, Estados Unidos no acordó ningún tipo de desmonte de
los subsidios a su producción, mientras que Colombia abandonará el sistema
andino de franjas de precios, que regula los precios internos de los alimentos;
eliminó el mecanismo público de administración de contingentes y cedió la
protección arancelaria de todos los productos.
No es verdad que Colombia haya conseguido un acceso real al mercado
estadounidense, porque lo único que negoció en materia de Medidas Sanitarias y
Fitosanitarias fue una carta adjunta donde se comprometen a “cooperar” y
realizar los “esfuerzos” para promover la “implementación del Acuerdo MSF de la
OMC”. El estudio de Luis Jorge Garay para el Ministerio de Agricultura muestra
que en el primer año de vigencia del TLC Estados Unidos venderá 4,6 millones de
toneladas más de alimentos, mientras que Colombia sólo aumentará sus
exportaciones en 63.000 toneladas. Según el estudio, el TLC provocará la
pérdida de por lo menos 365.000 hectáreas dedicadas a la agricultura y más de
86.000 puestos de trabajo, aumentando la miseria en campos y ciudades.
-En minería e hidrocarburos, que representan el 64 por ciento de las
ventas totales de Colombia, tampoco se ganó nada pues ya hay libre acceso al
mercado estadounidense, aún sin TLC.
Bueno para Estados Unidos
Las evidencias son tan contundentes que incluso funcionarios
gubernamentales reconocen que el TLC beneficia solamente a los Estados Unidos.
-En noviembre de 2008, en plena crisis financiera, el viceministro de
comercio (¡de Colombia!) Eduardo Muñoz dice que la aprobación del TLC: “es un
tema central dentro de la discusión de reactivar la economía de los Estados
Unidos…Los acuerdos comerciales juegan un papel importante para mantener e
incluso incrementar las exportaciones estadounidenses”.
-En enero de 2009, la embajadora de Colombia en Washington, Carolina
Barco, manifestó: “Los Tratados son importantes para la economía Americana…Esto
representa el crecimiento de sus empleos; vamos a tener que trabajar…y buscar
que dentro de esa apertura que requieren los Estados Unidos para el crecimiento
de su economía, avance el TLC de Colombia.” De nuevo, en enero de 2010, la
funcionaria expresó: “me saltó el corazón cuando escuché Colombia”, al
referirse al discurso de Obama sobre el estado de la Unión, donde dijo que iba
a duplicar las exportaciones de su país, valiéndose de aliados como Colombia.
-En enero de 2011, en gira por Washington, el vicepresidente Angelino
Garzón dijo: “A quien más le conviene en los actuales momentos el TLC de
Estados Unidos con Colombia es al gobierno de los Estados Unidos y al pueblo de
los Estados Unidos...Los productores agrícolas de los Estados Unidos en los
últimos tres años, han dejado de exportar a Colombia cerca de 800 millones de
dólares…Y ¿usted se puede imaginar nosotros con TLC con Canadá y sin TLC con
los Estados Unidos? Por eso le reitero que el que más gana hoy con la firma del
TLC entre Estados Unidos y Colombia es Estados Unidos.”
Ya ni siquiera se cuidan de guardar las apariencias ni de insistir en el
engaño. Estados Unidos se encuentra en una de las situaciones económicas y
sociales más difíciles de su historia, luchando contra una profunda crisis
sistémica. En el terreno económico, quienes gobiernan buscan nuevos mercados,
como los que se abren a sus corporaciones con el TLC y la confianza
inversionista. El gobierno colombiano conoce y sirve a esta estrategia, profundizando
el modelo, a pesar de que los hechos prueban el desastre causado y el que está
por venir.
*Analista del Centro de Estudios del Trabajo, profesor de economía de la
Universidad Central, miembro de la Red Colombiana de Acción Frente al Libre Comercio
(Recalca).