
Cacerolazo en la
salud
Por: Carlos Jaime Fajardo (*)
Revista Viento del Sur
Junio de 2011
Los constantes
escándalos por la corrupción en el sistema de salud, donde las empresas privadas prestadoras de este servicio, han
mostrado que todo les importa, menos el bienestar social, han llevado al
inconformismo en la mayoría de los colombianos.
Desde que se promulgó la Ley 100 en el año 93, ya las organizaciones
políticas y sociales críticas del modelo neoliberal, advirtieron sobre las nefastas consecuencias
que traería cambiar el derecho a la
salud por un servicio privado. Los argumentos para privatizar y acabar
con la red de hospitales públicos, fue que lo privado era superior y de mejor
calidad que lo público, que lo que no se cobra no se valora, que los hospitales
debían ser rentables despojándose del paternalismo estatal, ideas que lo único
que buscaban era ocultar el interés que tenían los inversionistas privados en
el negocio.
Llama la atención, como mientras se practica el paseo de
la muerte con innumerables pacientes, se niegan tratamientos dizque por que no
hay plata, se formula únicamente
Ibuprofeno, Acetaminofén o Loratadina para todas las enfermedades, un
gerente de tales empresas como SALUDCOOP, se gane mensualmente 90 millones de
pesos, inviertan la plata de la salud en centros recreacionales, lo peor de
todo es que eso es legal, mostrando con esto que existe un modelo en contra del
pueblo y no es únicamente un problema moral.
De ahí que el cacerolazo del 8 de junio, está más que
justificado, pues el rechazo a las prácticas de corrupción y de
mercantilización que existen en la salud lo amerita, debido a que se está
jugando con la vida de muchos colombianos.
Por ende es importante reformar el sistema de salud
actual, impulsando que esta sea pública, es decir financiada y administrada por
el Estado, que sea universal, es decir que incluya como derecho de todos y no
de unos pocos oponiéndose a la estratificación de los tratamientos y la
atención, que sea transparente, es decir que se sepa como se invierten los recursos del sector, para ello
se requiere expresar nuestro
inconformismo de muchas maneras, generando espacios de
debate para impulsar una nueva
propuesta.
(*)Sociólogo, ensayista, investigador independiente e integrante de la Revista Viento del
Sur.