Los astrocitos, socios olvidados de las neuronas
Astrocitos, en amarillo. (Foto: U. Rochester)
(NC&T) Un equipo de científicos del Centro Médico de la Universidad de Rochester ha descubierto que los astrocitos humanos, células de las que se pensó durante mucho tiempo que sólo ayudaban a las neuronas a enviar señales eléctricas, son más grandes, más rápidos y mucho más complejos que los existentes en ratones y ratas.
El estudio es uno de los exámenes más extensos hechos hasta ahora sobre los astrocitos.
Durante mucho tiempo, se consideró a los astrocitos como células pasivas de soporte, un medio de mantener unidas al resto de las células del cerebro, como una especie de pegamento. Y por eso, la atención de la ciencia médica se ha dirigido mucho más hacia las neuronas que hacia los astrocitos. La actividad eléctrica de las neuronas es el fenómeno principal tenido en cuenta en lo que la mayoría de los científicos consideran que es la actividad cerebral, y por ello las neuronas han sido el objetivo predilecto de cada fármaco actualmente disponible dirigido a las células cerebrales.
Nancy Ann Oberheim y su equipo han descubierto una variedad de astrocito anteriormente desconocida en el cerebro humano, y que no existe en el cerebro de los roedores. El equipo ha constatado asimismo que el tipo de astrocito más abundante es aproximadamente 2,6 veces más grande que su homólogo en los roedores, y también que las células humanas tienen unas diez veces más "procesos" o estructuras diseñadas para conectarse a otras células.
Históricamente, los neurólogos no han sido capaces de entender por qué el cerebro humano es mucho más eficaz que los del resto de los animales. El tamaño ayuda, por supuesto, pero no es el factor principal. El cerebro de un elefante es más grande que el de una persona, por poner un ejemplo, pero ni siquiera se le aproxima en su potencia intelectual. El tamaño no es la respuesta.
Puede que los humanos tengamos una capacidad cerebral mucho más grande debido en buena parte a que nuestros astrocitos son más sofisticados y tienen una capacidad de procesamiento más compleja. Los estudios en roedores muestran que las células no neuronales son parte del procesamiento de la información, y el nuevo estudio sugiere que los astrocitos son una parte fundamental de la maquinaria cognitiva superior que nos define como seres humanos.
Además, los astrocitos, que son diez veces más abundantes que las neuronas, no son silenciosos como se creía. Los científicos miden las señales entre las células del cerebro estudiando principalmente la actividad eléctrica. Pero los astrocitos no emiten señales del modo en que lo hacen las neuronas, así que las técnicas convencionales no registran su actividad. Por tanto, cuando los científicos "escuchaban" a los astrocitos mediante técnicas convencionales, no detectaban ninguna actividad relevante en ellos. En vez de percatarse de que sus instrumentos eran inadecuados, los científicos asumieron que los astrocitos eran mudos.
La investigadora Maiken Nedergaard diseñó una nueva manera de "escuchar" la actividad de los astrocitos, desarrollando un sofisticado sistema láser para buscar su actividad mediante la medición de la cantidad de calcio en el interior de las células. Su equipo ha descubierto lo que podríamos definir como la vida secreta de los astrocitos, y ha hecho los asombrosos descubrimientos descritos.
Los astrocitos usan calcio para enviar señales a las neuronas, y éstas les responden; neuronas y astrocitos se comunican en ambas direcciones, lo que indica que los astrocitos son socios de pleno derecho en la tarea de hacer funcionar el cerebro.
Tal como señala Nancy Ann Oberheim, los dogmas son lentos de cambiar, y con el dogma neurológico del protagonismo absoluto de las neuronas en la capacidad cognitiva y sensorial también sucederá lo mismo. Pero los hallazgos realizados con este estudio constituyen al menos un primer paso.
http://www.solociencia.com/medicina/09050503.htm