Sponsor

Recent

La educación en Colombia 2006-2016

Educación, entre la ilusión y la incertidumbre

Por: Libardo Sarmiento Anzola

La educación es la ‘industria’ más grande y uno de los mayores consumidores de los ingresos públicos. En Colombia, hacen parte directa del sistema educativo –estudiantes y educadores– 12.992.259 personas, el 29,2 por ciento del total poblacional. En 1980, el gasto en educación representaba 2,8 por ciento del PIB, en 1995 aumentó a 3,3 y en 2009 se acerca a ocho en el porcentaje. Situación que contrasta con un sistema económico que no genera empleo decente en los volúmenes requeridos; en el mes de julio de 2009, la tasa de desempleo, a nivel nacional, fue 12,6% y el subempleo 41,1%. Además, el monto del salario recibido por el grueso de los profesionales colombianos pierde poder adquisitivo y la informalidad afecta a 58% de los trabajadores. Desarrollo y bienestar social son más que crecimiento económico y sólo educación no es suficiente.

La relación educación-mercados de trabajo tiene que ver con las estructuras políticas, sociales, económicas y culturales, y con el modelo hegemónico de desarrollo. Pero, también, la reforma educativa, que se introduce desde adentro o desde afuera del sistema, tiene un gran potencial para inducir una correspondiente reforma social, económica y política, influyendo así el sentido y la dirección del proyecto de sociedad en construcción.











La estructura desigual, elitista y excluyente de la sociedad colombiana se refleja en el sistema educativo. Las clases altas y medias prefieren la educación privada por desconfianza en la pública y por el temor a que sus hijos se ‘contaminen’ de pueblo. Uno de cada cinco estudiantes hace parte de la educación privada.

Ante los desproporcionados costos de la educación privada en Colombia, este rubro absorbe la tercera parte del presupuesto familiar de la clase media. No obstante, ricos y pobres apuestan a la educación como la principal herencia que pueden dejarles a sus hijos, sin importar que la evidencia empírica muestre que la educación por sí sola no sirve de modo directo al progreso personal ni es el medio más eficaz, en Colombia, para el ascenso social.

Un desenfoque. La mayoría de los gobiernos cree que la rápida expansión cuantitativa de las oportunidades de educación constituye la clave esencial del desarrollo nacional. Mientras mayor sea la cantidad de educación, más rápido será el desarrollo esperado. A veces las ilusiones son desbordadas. La ministra de Educación, Cecilia María Vélez, afirma: “El sentido más profundo de la revolución educativa es que la mayoría de los colombianos sea consciente de que la salida existe y que es a través de la educación […] Que toda la comunicación esté orientada a que la gente entienda que la apuesta por el desarrollo, por la paz y por la felicidad, está estrecha e inevitablemente ligada a lo que podamos hacer en educación”
1. Al respecto, cabe decir que toda psicoterapia aconseja que en esta vida es sano tender pero no pretender2. La relación entre educación, trabajo y desarrollo es más compleja y conflictiva de lo que piensa la Ministra. De nada sirve discutir la relación entre educación y desarrollo, ni hacer planeación indicativa, sin conectar explícitamente la estructura del sistema educativo al modelo económico, político, social y cultural hegemónico en Colombia. La realidad es tozuda como veremos en seguida.


En 12 años aumentaron las matrículas en educación superior, de menos de 700.000 en 1996 a cerca de un millón y medio de estudiantes en 2008, con una cobertura del 35,5 por ciento, nivel estándar en países de desarrollo medio. Entre 2001 y 2008, el número de títulos otorgados fue de 1.254.551. En general, las tasas de cobertura en educación –primaria, secundaria, media y superior– registran un rápido aumento (ver Gráfico 1). En paralelo, luego de la peor recesión en la historia colombiana, en 1999 la economía pasó por un período afortunado, al crecer cerca del 8 por ciento en 2007.

Resulta paradójico, entonces, que el trabajo se precarice en tal forma que el 58 por ciento esté en una informalidad de tipo estructural y un 12,6 en desempleo abierto, con el resultado, a julio de 2009, de la escandalosa cifra de 13.347.740 personas en condiciones de desprotección y violación de sus derechos laborales y humanos: dos de cada tres trabajadores padecen de ‘neoesclavismo’ o exclusión. Los ‘estudiados’ copan cada vez más las filas de informales, desempleados y migrantes, haciendo más doloroso el drama personal y lenta la recuperación de la inversión, social y familiar.

Por su carácter rentístico, especulativo y concentrado, dominada por una financiarización perversa al servicio del capital transnacional, la economía colombiana no genera empleo decente y, al contrario, con el paso de los años, las curvas del PIB y el desempleo tienden a ser divergentes y asimétricas: durante las crisis se amplifica el desempleo; después, en las fases de ascenso y auge económico, los retardos en la generación de empleo tienden a ser mayores, y reducidos los volúmenes de nuevos puestos de trabajo decente (ver Gráfico 2 y 3).

Las cifras de indigencia y distribución del ingreso hablan


El tipo de crecimiento de la última década sólo beneficia a los más ricos. Las cifras oficiales relacionadas con los indicadores de bienestar de los hogares y las personas, muestran que la pobreza registra una lenta disminución, pasando de 50,3 por ciento en 2005 a 46 por ciento en 2008, en contraste con una economía que crece a ritmos del 5 por ciento. Peor aún, los datos muestran que hoy en Colombia existen alrededor de 20 millones de ciudadanos pobres y 7,5 millones de habitantes en condición de indigencia (aquellos a quienes el ingreso no les alcanza ni para comer), su cantidad como subconjunto, registró un aumento de 2,3 por ciento entre 2005 –cuando se ubicó en 15,7 por ciento– y 2008 –cuando ascendió a 18 por ciento. El desempeño de las políticas sociales en Colombia deja mucho que desear en la década, si se analizan los importantes avances logrados por varios países de América Latina que supieron aprovechar mejor la “luna de miel” de la globalización y repartir más justamente los beneficios.

Respecto a la distribución del ingreso, la concentración es ahora más injusta respecto a 20 años atrás: en 2008, el coeficiente de Gini (mide la desigualdad en un rango entre 0 y 1, cuando se acerca a uno la desigualdad es mayor) fue de 0,59 –se mantiene sin cambios desde 2002–, mientras que en 1991 tenía un valor de 0,54. En 2009, cuando se engavillan perversamente: caída del PIB del 1 por ciento, concentración del ingreso y la riqueza, destrucción continua de puestos de trabajo, aumento en el precio de los alimentos y perdida del poder adquisitivo de los salarios, entonces, los niveles de pobreza e indigencia retornan a las peores épocas, mostrando fragilidad en la economía, escasa pertinencia de las políticas sociales y un crecimiento que no genera condiciones sustentables en el bienestar y el desarrollo del país. El efecto de la educación está en entredicho.

Educación y sociedad


A éste 2009 lo declaró el Ministerio de Educación Nacional como Año de la Educación para la Innovación y la Competitividad. La educación se concentra hoy en potenciar las capacidades y las aptitudes de los estudiantes, mediante un sistema basado en el enfoque común del desarrollo de competencias, desde la educación inicial hasta la superior y la formación para el trabajo.

En julio de 2006, el Congreso de la República aprobó la Ley 1064, por la cual se dictaron normas para apoyar y fortalecer la educación para el trabajo y el desarrollo humano, conocida antes como “educación no formal” en la Ley 115 de 1994 o Ley General de Educación. A partir de la Ley 1064, el Estado reconoce la educación para el trabajo como factor esencial del proceso educativo de la persona, y componente dinamizador en la formación de técnicos laborales y expertos en artes y oficios. La educación para el trabajo y el desarrollo humano hace parte integral del servicio público educativo (artículo 2).

Es común afirmar que un país que no pueda desarrollar las habilidades y los conocimientos de sus habitantes, y utilizarlos con eficacia en la economía nacional, no desarrollará ninguna otra cosa. “Si se desarrollan los talentos individuales para la innovación y los colectivos para la competitividad, el país podrá crecer, progresar y ser líder”, dice la Ministra. Generalmente, se considera que el principal mecanismo institucional para el desarrollo de las habilidades y los conocimientos humanos es el sistema formal de educación.

En Colombia, el total de graduados en educación superior bordea los 180.000 por año (Gráfico 4). En la última década, tres de cada cuatro graduados en educación superior se concentran en “economía, administración y contaduría” (31,5%), “ingeniería, arquitectura y urbanismo” (24%), y “ciencias sociales y humanas” (18,1%). Las ciencias básicas son estudiadas sólo por el 1,6 por ciento de los graduados (Gráfico 5). Respecto a la ocupación de los graduados de 2007 a 2008 en educación superior, 76 de cada 100 está trabajando (en su mayoría lo hacía mientras estudiaba), otros 10 buscan como emplearse, y el resto sigue estudiando o se dedica a oficios del hogar (Gráfico 6).

Las principales causas (67,5%) que explican la dificultad de los recién graduados para conseguir empleo son la falta de experiencia y la ausencia de puestos de trabajo donde viven (Gráfico 7). Hay una enorme deformidad al comparar la distribución de la ocupación de los recién graduados y la composición de la estructura económica del país: dos de cada tres graduados en educación superior se emplean en servicios comunales, sociales o personales (Gráfico 8). Finalmente, el observatorio de mercado laboral del Ministerio de Educación Nacional mostró una reducción en el monto del salario recibido por el grueso de los profesionales colombianos en el último año. En consecuencia, quienes tienen un trabajo ven cómo el mercado ajusta hacia la baja sus ingresos. Además, con igual nivel educativo, las mujeres ganan menos que los hombres.

El desafío del Plan Nacional Decenal 2006-20016


Como parte de la dimensión “Desafíos de la educación en Colombia”, el reto de la educación para la innovación y la competitividad también fue asumido por la asamblea democrática que definió el Plan Nacional Decenal de Educación 2006-2016, PNDE, constituyéndose en un pacto social por el derecho a la educación, ruta y horizonte para el desarrollo educativo del país. Además de ésta, las otras dos dimensiones que complementan el PNDE son: Garantías para el cumplimiento pleno del derecho a la educación en Colombia y Agentes educativos. La segunda agrupa acciones relacionadas con el fortalecimiento de las competencias laborales en las instituciones de educación, apropiación de la ciencia y la tecnología, segunda lengua, convenios con la educación para el trabajo y el desarrollo humano, alianzas con el sector productivo; implementación de procesos de sistematización y transferencia de experiencias en ciencia, tecnología e innovación; renovación pedagógica y uso de tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en educación, entre otras.

Al año 2008, el sistema educativo colombiano ha apropiado en una tercera parte estos macroobjetivos del PNDE 2006-2016, esto es, 32,8 en un rango entre 0 y 100. De los cuatro macrotemas que hacen parte de la dimensión “Desafíos de la Educación en Colombia”, el más apropiado por las instituciones educativas y las Secretarías de Educación en los entes territoriales es “Renovación pedagógica y uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en la educación” con un valor del indicador de 48,4; en contraste, el de menor apropiación es “Educación en y para la paz, la convivencia y la ciudadanía”, cuyo grado de apropiación es de 22,5 (Cuadro 1).

De las 80 entidades territoriales certificadas en 2008, que manejan con autonomía relativa su sistema educativo, ocho están rezagadas en la apropiación de la dimensión “Desafíos de la Educación en Colombia”. Son: Girardot, Florencia, Buga, Buenaventura, Valle (incluye sólo municipios no certificados), Ciénaga, Amazonas y Palmira. Quindío y Tunja son las entidades territoriales certificadas que más han apropiado en esta dimensión (ver: Cuadro 2, Gráfico 9 y Mapa (pág. 4)).

Educación y mercado laboral


La economía de la educación es una rama de la economía del desarrollo que comenzó a germinar en los años 1960
3. Si bien la escolaridad de una persona está afectada por diversos factores externos al ámbito económico, las dos influencias principales sobre la cantidad de escolaridad deseada en una sociedad capitalista son: i) “beneficios privados” de la enseñanza para él o su familia ante la perspectiva de obtener un ingreso alto con un futuro empleo en el sector moderno, ii) costos de la educación, directos e indirectos, que debe sufragar un estudiante y/o su familia. La demanda de educación es así una “demanda derivada” de oportunidades de empleo bien remunerado en el sector moderno (pocos demandan educación por sus beneficios intrínsecos, en particular los pobres). Además, esta tendencia la refuerza el que tales empleos se determinan en gran medida por la educación de un individuo. A la vez, estos beneficios derivados deben compararse con los costos agregados de la enseñanza. Del lado de la oferta, la cantidad se determina principalmente por procesos políticos, a menudo no relacionados con criterios económicos (pero sí dentro de los límites de la capacidad financiera y presupuestal del Gobierno).

En suma, la demanda de educación está relacionada con la influencia combinada de cuatro factores: i) diferencia de salario y/o ingreso entre los empleos del sector ‘moderno’ y el ‘tradicional’ (agricultura, cuenta propia, pequeña industria); ii) probabilidad de empleo en el sector moderno; iii) demanda de educación, relacionada de modo inverso con los costos privados directos de la educación; iv) en inversa con los costos indirectos o de ‘oportunidad’ de la educación (mientras mayores sean los costos de oportunidad, menor será la demanda de educación). Otras variables de gran importancia son: tradiciones culturales, clase social, nivel promedio de educación alcanzado en la sociedad, educación de los padres, tamaño de la familia. Es curioso, pero las decisiones en educación se toman sobre expectativas futuras y basadas en una imagen ‘estática’ de la situación del empleo y los ingresos presentes, como si el mundo y el sistema económico no se transformaran.

Los empresarios aprovechan


Lo irónico del efecto agregado y macroeconómico de este conjunto de factores es que mientras menos rentable se torne un nivel de educación como punto terminal, más aumentará su demanda como etapa intermedia y requisito previo para el nivel de educación siguiente, ante la consideración de que esto hará más ‘competitivo’ al individuo en un mercado con escasas oportunidades en el sector moderno de la economía. Reforzando esta espiral, los empresarios aprovechan la situación para exigir mayores niveles de educación y capacitación para los mismos trabajos que había previamente, y hasta disminuyen los salarios cuando empeora la situación de desempleo. De hecho, los empleadores que afrontan un exceso de solicitantes tienden a seleccionar por el nivel educativo. El resultado es una tendencia crónica al crecimiento y la retroalimentación entre la demanda y la oferta educativas, sin justificación social y financiera en términos de la asignación óptima de los recursos, explicado por un sistema económico que no genera empleo decente en los volúmenes requeridos.

Empleo-educación-desempleo. En este contexto, cada empeoramiento de la situación del empleo genera una espiral sin fin de aumento de la demanda y la oferta de educación formal en todos los niveles. Al principio, los no educados aumentan las filas de los desempleados. Sin embargo, con el tiempo se observa una tendencia inexorable al incremento del nivel educativo medio de los desempleados (desempleo ilustrado), porque la oferta de graduados de la educación superior excede la demanda de mano de obra en el sector ‘moderno’. Tras períodos variables de desempleo en los cuales se reducen las aspiraciones, los mejor preparados deben conformarse con empleos que requieren niveles de educación menores o en el sector informal, o montar su propia microempresa o comprarse un taxi. El diploma, el grado, la institución y el país donde se obtuvo se convierten así en requerimientos del empleo, en vez de la educación, la capacitación y el entrenamiento que supuestamente representan. Además, la oportunidad en conseguir empleo tiene que ver también con la clase social a la que se pertenece, las palancas con que se cuenta y el capital social acumulado (relaciones y experiencia) por el egresado. Es tal la situación a que se llega de requerimientos, reales o ficticios, de títulos, que en el lenguaje popular se afirma de quien los ostenta “tiene más cartones que un tugurio” o “más grados que un termómetro”.

Esta lógica delata asimismo la misma concepción individualista del acaecer social. El desarrollo es más que el progreso económico y no es consecuencia única de la educación. De hecho, es un proceso multidimensional que implica cambios estructurales de carácter societal. En consecuencia, la relación educación-mercados de trabajo tiene que ver con las estructuras políticas, sociales, económicas y culturales, y con el modelo hegemónico de desarrollo. (Ver recuadro)

Educación, desarrollo y bienestar


Desde la cumbre mundial sobre desarrollo, realizada en Copenhague en 1995, la humanidad entiende que el desarrollo es sistémico, interdependiente y multidimensional. Así quedó definido en esa histórica reunión: “El desarrollo es inseparable del entorno cultural, ecológico, económico, político y espiritual en que tiene lugar. No puede perseguirse como iniciativa sectorial. El desarrollo social está también claramente vinculado con el logro de la paz, la libertad, la estabilidad y la seguridad en las escalas nacional e internacional. Para promover el desarrollo social, es preciso orientar los valores, los objetivos y las prioridades hacia el bienestar de todas las personas, y el fortalecimiento y promoción de las instituciones y las políticas que persiguen este objetivo. La dignidad humana, todos los derechos humanos y libertades fundamentales, la igualdad, la equidad y la justicia social son los valores fundamentales de todas las sociedades”.

Los tres interrogantes de Dudley Seers


Lejos estamos de alcanzar este ideal. Por lo menos, como lo preguntó alguna vez el economista Dudley Seers, los interrogantes que debemos formular acerca del desarrollo de un país son los siguientes: ¿Qué ha venido ocurriendo con la pobreza? ¿Qué ha venido ocurriendo con el desempleo? ¿Qué ha venido ocurriendo con la desigualdad? Si estos tres elementos han declinado desde altos niveles, no habrá duda de que estamos en un período de desarrollo del país. Si uno o dos de estos problemas fundamentales han empeorado, pero sobre todo si los tres han empeorado, resultaría extraño hablar de “desarrollo aunque el ingreso per cápita se haya duplicado
4.

De acuerdo con los indicadores básicos del desarrollo publicados por el Banco Mundial
5, el ingreso per cápita promedio mundial fue de US$ 7.958 en 2007 (medida indirecta de la productividad de la población). Para el mismo año, en América Latina y el Caribe fue de US$ 5.540, y en Colombia de US$ 3.250.

La participación porcentual del quintil más pobre en el ingreso nacional, durante el período 1992-2005, fue de 10,6 en Japón; 9,1 en Suecia; 8,5 en Alemania; 7,0 en España; 5,4 en Estados Unidos; 4,3 en México; 3,9 en Guatemala; 3,8 en Chile; 3,3 en Venezuela; 3,1 en Argentina y 2,9 en Colombia y Brasil. Para 2008, según la Cepal, la tasa promedio de desempleo en América Latina fue de 7,5 por ciento. En Colombia fue de 11,5.

En relación con los niveles de pobreza, en 2007, el valor promedio del indicador para América Latina y el Caribe fue de 34,1 por ciento, según la Cepal. En Colombia, de acuerdo con la misma fuente estadística, el nivel de pobreza fue de 46,8
6. La pobreza extrema o indigencia fue del 8,1 en el promedio de los países de la Región; en Colombia alcanzó 18,2.
Las cifras hablan por sí solas.

1 Ministerio de Educación Nacional, Revolución educativa, cinco acciones que han transformado la educación en Colombia, Bogotá, 2009.
2 Las frustraciones suelen ser dolorosas. Este racionalismo utópico, además de delatar una concepción individualista del acaecer social, se basa en una relación unidireccional, lineal y mecánica entre la educación y la estructura socioeconómica, cultural y política de la sociedad.
3 Todaro, Michael y E.O. Edwards, (1973), Educational demand and supply in the context of growing unemployement in less developed countries, World Development.
4 Seere, Dudley, (1969), The meaning of develoment, in Eleventh World Conference of the Society for International Development, Nueva Delhi, p. 3.
5 Banco Mundial, (2009), Informe sobre el desarrollo mundial, Mundi-Prensa, Colombia, pp. 350-358.
6 Cepal (2008), op. cit., p. 74.

Economista, Máster en Teoría Económica, Filósofo y Analista Existencial. Miembro del Consejo de Redacción Le Monde Diplomatique, Edición Colombia.



El último cuarto de siglo en la economía y la educación

Educación y trabajo-empleo. En Colombia, los cambios en la estructura productiva, ocurridos en el último cuarto de siglo, dejaron una economía reprimarizada, rentística, de baja generación de valor agregado, sin creación de trabajo decente, con una décima parte de la población exiliada en el exterior, conformando la llamada “diáspora colombiana”, con mínima integración entre los sectores económicos, dependiente de la importación de ciencia y tecnología, privatizada y desnacionalizada, controlada por una oligarquía nacional sin proyecto de país, y bajo el poder real de gobiernos imperialistas, empresas y capital financiero transnacional (en Colombia operan más de 750 transnacionales).

Entre 1974 y 2008, el país se desindustrializó, fueron destruidas las comunidades rurales mediante despojo violento y destierro forzado para imponer un modelo agroempresarial en el campo, rompió el tejido social y las organizaciones comunitarias y sindicales, los recursos energéticos y naturales se entregaron a la expoliación del capital extranjero, el comando lo tomó el capital financiero, el sector terciario de la economía creció de modo desproporcionado y desapareció el trabajo decente para la mayoría (Gráficos 1A y 2A).

En consecuencia, la estructura de la población colombiana es deforme y atrasada desde el punto de vista de la clasificación económica. De los cerca de 44 millones de personas que habitan el territorio, tan solo trabajan 10 millones en condiciones plenas; de éstos, 925.150 hacen parte de la maquinaria burocrática y militar del Estado. Dentro de la población infantil se encuentran 22 de cada 100 personas. La población en edad de trabajar (12 y más años) pero que permanece en la condición de “inactiva” (estudiantes, amas de casa, jubilados, inválidos y quienes no quieren trabajar) supera los 13 millones, y dentro de ésta última condición las mujeres son mayoría con el 66,4 por ciento. El 60 por ciento de las mujeres en edad de trabajar que hacen parte de la categoría de “inactivas” se dedican a oficios del hogar. En las sociedades modernas se sabe que no es suficiente la declaración formal de igualdad entre hombres y mujeres; es necesaria la independencia económica real de la mujer frente al sexo opuesto. Por parte de los hombres “inactivos”, 33,6 por ciento de este grupo, el 26,7 ni estudia ni realiza tareas del hogar. Y en el desempleo o la informalidad permanecen otros 13,4 millones de hombres y mujeres (Gráfico 2, pág. 4).

La tasa de desempleo nacional se ubicó en 12,6 por ciento en el mes de julio de 2009. De acuerdo con lo previsto, la población desempleada tiende a ser más educada al pasar el tiempo. Según la Cepal, la tasas de desempleo en Colombia, según los años de estudios de las personas desempleadas, son (únicamente cabeceras municipales): de 0 a 5 años, 9,2%; de 6 a 9 años, 13%; de 10 a 12 años, 15%; de 13 y más años de estudios, 11,3%1.

La estructura laboral refleja esta compleja situación. Los sectores reales de la economía, donde se producen los bienes y servicios que satisfacen las necesidades humanas, sólo generan el 38 por ciento del empleo del país (Gráfico 3A). Por posición ocupacional, el trabajo asalariado participa únicamente con el 44 por ciento del total del empleo nacional; el resto son trabajadores por cuenta propia, y personas que laboran a cambio de comida y peones. Los patrones o empleadores tan solo representan el 5 por ciento (Gráfico 4A). En el último año, esta estructura, antes que cambiar, se fortalece en medio de la crisis de los sectores real y moderno de la economía; en efecto, solamente el sector terciario genera empleo, y en la categoría ocupacional de trabajadores por cuenta propia o sin remuneración (43% trimestre móvil mayo-julio de 2009) (Gráficos 5A y 6A).

Al unirse a los factores anteriores la destrucción de puestos en el sector moderno de la economía, se agudiza el deterioro del mercado laboral en Colombia. Durante el último año, los establecimientos de 11 y más personas redujeron su nómina. El nuevo empleo se está creando en la microempresa o los establecimientos con menos de 10 trabajadores (Tabla 3).
Hacia el futuro, los lineamientos estratégicos que definen los grupos hegemónicos, en relación al modelo económico colombiano, profundizan esta situación. Según la “agenda interna” establecida, los sectores seleccionados para el desarrollo económico de la próxima década son: minero-energético, biocombustibles, petroquímico, gestión ambiental, agropesquero y acuícola, agroindustrial y agropecuario, forestal, turístico, software y telecomunicaciones, logística y puertos.

Por último, de este análisis de la relación entre educación y trabajo es difícil no concluir que, antes percibido como instrumento de progreso personal y ascensión social, hoy el sistema educativo parece agravar la segregación social. A la desigualdad creciente de los niveles educativos, se añade la escasez de salidas profesionales para los sectores populares. El desempleo y, sobre todo, cada vez más, los bajos salarios y la desprotección de la seguridad social que esperan a los jóvenes al culminar sus estudios hace que éstos perciban el sistema educativo como una estafa. En el caso de los personajes emblemáticos del país, la sociedad le enseña a la juventud la disociación que existe entre la educación y la riqueza o el éxito. La fragmentación más difícil, y sin saber las consecuencias futuras, es la frustración de las expectativas frente al estudio de la clase media de Colombia. Como todos sabemos, las frustraciones y los deseos insatisfechos se acumulan en un fondo de resentimiento reprimido.

1 Cepal (2008), Anuario estadístico de América Latina y el Caribe, Santiago de Chile, p. 55.



Una relación sistémica, compleja y conflictiva

Las conexiones entre educación, mercados de trabajo y desarrollo son procesos de doble vía. Al reflejar las estructuras socioeconómicas y políticas de las sociedades donde funcionan, los sistemas educativos tienden a perpetuar, reforzar, y reproducir la estructura y los patrones organizativos societales. Así, por ejemplo, un niño proveniente de una familia pobre se encontrará en una situación de desventaja competitiva frente a los otros niños, pero también tendrá dificultades de funcionar con eficacia durante el resto de su vida.

Cuatro factores determinan la capacidad de aprendizaje y desempeño social de los niños: i) ambiente familiar (nivel socioeconómico y de educación alcanzado por los padres, condiciones y dotación de la vivienda, calidad del ambiente familiar, refuerzo y compromiso de los padres con la educación de sus hijos, y desarrollo de la institución educativa); ii) calidad de la vida comunitaria, realización de proyectos comunes e interacciones con el grupo de compañeros (la escuela como centro en el quehacer comunitario y la comunidad como centro del quehacer educativo); iii) estructura psíquica y de personalidad (capacidades heredadas y adquiridas); iv) hábitos alimentarios de la madre en el embarazo, salud, nutrición, ámbito de confianza y calidad de la protección recibida por el niño en sus primeros años de vida. En las sociedades marcadas por las desigualdades, la violencia y la pobreza de amplios grupos humanos, el sistema educativo reflejará y reproducirá tales condiciones.

Artículo .pdf

Entradas que pueden interesarte

Sin comentarios

LO MÁS VISTO

EMANCIPACIÓN N° 933

DESCARGAR Y COMPARTIR EN PDF VISITE BIBLIOTECA EMANCIPACIÓN DESCARGUE 25 LIBROS EN PDF CON CADA ENTREGA HACIENDO CLIC EN CADA TÍTULO ANTES QUE PIERDA EL ENLACE: LIBROS 12326 A 12450 NO OLVIDE DESCOMPRIMIR LOS ARCHIVOS 12426 El Hombre De Los Cuarenta Escudos. François-Marie Arouet, Voltaire. Cuento. Emancipación. Abril 20 de 2024 12427 El Mundo Tal Como Va. Visión De Babuc, Escrita Por Él Mismo. François-Marie Arouet, Voltaire. Cuento. Emancipación. Abril 20 de 2024 12428 Historia De Los Viajes De Escarmentado. François-Marie Arouet, Voltaire. Cuento. Emancipación. Abril 20 de 2024 12429 Memnón O La Sabiduría Humana. François-Marie Arouet, Voltaire. Cuento. Emancipación. Abril 20 de 2024 12430 Micromegas. François-Marie Arouet, Voltaire. Cuento. Emancipación. Abril 20 de 2024 12431 La Cuestión Del Comunismo. Sève, Lucien. Economía Política. Emancipación. Abril 20 de 2024 12432 El Concepto De Transicion En El Pensamiento Marxista: Reflexiones Desde La Agroecología. Sevilla Guzmá

DESCUBRIERON QUE LA TIERRA PODRÍA PATIRSE EN DOS

Científicos descubrieron que la Tierra podría partirse en dos mitades: dónde sucedería Investigadores de la Fundación Nacional de Ciencias llevaron adelante un estudio de un potencial evento que ocurriría en el planeta; todos los detalles 21 de abril de 202412:48 Científicos descubrieron que la Tierra podría partirse en dos mitades: dónde sucederíaUnsplash Un nuevo fenómeno alertó a la comunidad científica luego de que se diera a conocer que, según una investigación, el planeta Tierra se podría partir en dos. Se trata de las placas tectónicas que dividen Asia y que generaron conmoción porque podría producirse en ellas una ruptura en la zona continental. Un grupo de científicos de la Fundación Nacional de Ciencias llevó adelante una investigación de un evento que podría ocurrir en la Tierra dentro de algunos años. Esto sería producto del constante movimiento del planeta debido a la litosfera y los desastres naturales cada vez más frecuentes, como terremotos, tsunamis y erupciones volcán

EL NUEVO MODELO DE SALUD PARA EL MAGISTERIO OFICIAL

El Modelo de Atención, se cimenta en la política de atención integral en salud, basada en “La atención primaria como estrategia básica” y la salud familiar “Cambiar para mejorar el servicio de salud de los y las docentes” Por JOSÉ ARNULFO BAYONA* El modelo de salud de los maestros está a cargo de tres grandes actores: el Fomag, la Fiduprevisora y los operadores. / EFE  Foto: EFE - Carlos Ortega El Consejo Directivo del FOMAG adoptó un nuevo modelo de salud para el magisterio oficial mediante el Acuerdo 03 de abril/01/2024. En el cual, se consignan los puntos convenidos por el equipo estructurador del nuevo modelo de salud, conformado por FECODE, los ministerios de Educación Nacional, del Trabajo, de Hacienda y Crédito Público y de la Fiduprevisora; así como, con la asistencia técnica del Ministerio de Salud. El nuevo acuerdo, puso fin a cerca de 35 años del lucro de prestadores privados del servicio de salud y a la pésima calidad del mismo, consentida por el Consejo Directivo del FOMAG

ENTRADA DESTACADA

1° DE MAYO, EL FUEGO SUBTERRÁNEO QUE VUELVE A RENACER

1° DE MAYO, EL FUEGO SUBTERRÁNEO QUE VUELVE A RENACER

ÍNDICE Introducción La Internacional La Historia del Primero de Mayo de 1886 El 3 de Mayo trágico …

Biblioteca Emancipación