Un agujero o desgarro en su base sugiere que algo podría haber salido de su interior, abonando la hipótesis de que podría tratarse de un “huevo dorado” de una especie desconocida
El espécimen no identificado, visto in situ en un afloramiento rocoso a una profundidad de unos 3.300 metros, se apreció el 30 de agosto de 2023 en el Golfo de Alaska.
Pablo Javier Piacente
Un equipo de investigadores descubrió a unos 3.300 metros bajo el nivel del mar, frente a la costa de Alaska, un extraño objeto biológico dorado que aún no ha podido clasificarse ni definirse. Los especialistas creen que el misterioso espécimen, de alrededor de 10 centímetros de ancho, podría ser una carcasa de huevo de una especie desconocida, una esponja muerta o un coral. En cualquier caso, tiene mucho para decirnos sobre el extraño mundo de las profundidades marinas, que aún conserva numerosos enigmas por resolver.
Sobre fines del mes de agosto de este año, mientras utilizaba vehículos operados de forma remota para bucear en un pequeño monte submarino en el Golfo de Alaska, un grupo de científicos a bordo del barco Okeanos Explorer de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, según las sigla en inglés), de Estados Unidos, descubrió sobre un afloramiento rocoso a una profundidad de unos 3.300 metros un misterioso objeto biológico amarillo, que aún no ha podido identificarse ni clasificarse.
¿UNA NUEVA FORMA DE VIDA SUBMARINA?
El espécimen fue recolectado posteriormente para su estudio, mediante un brazo robótico empleado para la investigación submarina, según se indicó en una nota de prensa. Entre las hipótesis que se manejan en torno al origen del objeto, los especialistas indicaron que podría tratarse de un coral marino, de una esponja sin vida o de un huevo de una forma de vida submarina nunca antes identificada hasta hoy.
La última de las posibilidades parece ser la más lógica, teniendo en cuenta que el objeto posee un orificio en su extremo inferior, lo que indica que algo podría haber escapado de la estructura antes de su descubrimiento. Tampoco puede descartarse del todo la posibilidad de que se trate de un coral, o de un fragmento de uno de estos organismos marinos que viven en colonias, conformadas por cientos o miles de individuos llamados zooides, que pueden alcanzar grandes dimensiones.
“Si bien pudimos recolectarlo y llevarlo al barco, todavía no podemos identificarlo: solo hemos podido confirmar que el objeto es de origen biológico y que tiene aproximadamente 10 centímetros de ancho. Probablemente no sabremos más hasta que podamos llevarlo a un laboratorio, donde con herramientas más sofisticadas quizás logremos clasificarlo”, indicó el científico de NOAA Sam Candio, coordinador de la expedición, en el mismo comunicado.
Uno de los científicos sostiene al misterioso objeto biológico, luego de ser capturado. /CRÉDITOS: NOAA OCEAN EXPLORATION, SEASCAPE ALASKA.
REVELANDO LOS MISTERIOS OCULTOS EN EL OCÉANO
Aunque todavía no está claro si el objeto biológico en forma de cúpula dorada está asociada a una especie conocida, a una especie nueva o quizás a una etapa de vida no descubierta hasta hoy de una especie ya clasificada, el hallazgo marca la importancia de la exploración del océano y sus abismales profundidades.
Más allá del conocimiento científico en sí mismo, “las nuevas especies tienen el potencial de revelar nuevas fuentes de terapias médicas y vacunas, alimentos, energía y otros beneficios y conocimientos de relevancia social”, agregó Candio. De esta manera, los datos y la información que se obtienen durante estas expediciones submarinas pueden arrojar luz sobre los misterios que aún subsisten sobre las profundidades oceánicas, que en muchos casos están relacionados con el propio origen de la vida en la Tierra.
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