LA IMPUNIDAD DE LAS ÉLITES POLÍTICAS
Germán Paul Cáceres
Para Colombia, el paso de la indignación a la acción, el aliento para sacudir la base de poder de ciertos sectores poderosos de las élites políticas y someterla de una vez por todas, debe vincularse con la agenda inmediata de reformas a la que el posconflicto le abre posibilidades.
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El tsunami político y judicial que están provocando las revelaciones hechas por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos sobre los sobornos pagados por la constructora de origen brasilero Odebrecht, en al menos 10 países de América Latina1, también muestra la licencia de impunidad con la que se han habituado a vivir nuestras élites políticas.
Desprendidas de toda responsabilidad y ensimismadas en su cómoda opulencia, estas se acostumbraron a enriquecerse desde el gobierno, sin vergüenza y sin miedo. La revelación del sumario de Odebrecht, aunque no es un caso aislado y es solo el ejemplo más emblemático, sí se presenta como tal y parece no ser suficiente para impedir que las élites políticas se sigan sintiendo a salvo en su statu quo, por más que la magnitud de las revelaciones arrastre a la cárcel a algunos dirigentes políticos de todo signo. En esa línea, parece estar desarrollándose el suceso en Colombia, donde está en marcha una operación de encubrimiento entre los principales involucrados, con el Fiscal General oficiando de notario del pacto de impunidad al respecto2.
Por donde se mire, las élites políticas están abstraídas en su propia burbuja. La mentada democracia, que por principio conlleva rendición de cuentas y responsabilidad política, sigue quedando reducida al puro hecho electoral. En Brasil ya traspasaron todo límite impulsando un golpe de estado parlamentario para ganar más impunidad, con un presidente de facto dedicado desesperadamente a salvarse a sí mismo y a sus cómplices. Ya veremos si, ante tanta evidencia, Temer aguanta el Lava Jato.
En Colombia, por nuestra parte, asistimos a la farsa en la que, dado que tanto el Gobierno como la oposición de extrema derecha del uribismo quedaron embarrados con los coletazos del caso Odebrecht, convenientemente declaran el empate y consuman un cruce de impunidades. En México ni se habla del tema que toca a la petrolera estatal PEMEX, a pesar de que ya no es el régimen del viejo PRI. El “nuevo” PRI consigue mantener el escándalo de Odebrecht en el congelador y “en lo oscurito”, como se acostumbra a decir cuando de tranzar se trata entre las élites políticas de este país3.
Como éstos, se pueden enumerar muchos otros ejemplos. De cualquier modo, en específico, las élites políticas parecen sentirse tranquilas e indiferentes al inconformismo ciudadano y a su propia crisis de credibilidad. El fantasma del “¡Que se vayan todos!”, todavía se les hace grácil.
De forma sorprendente, la licencia de impunidad de las élites políticas no es revocada por la sociedad. Pesan más estrategias como el círculo de autoprotección mutuo, el sacrificio de chivos expiatorios (en Colombia, en el caso Odebrechet, hasta ahora solo tienen acusación formal un ex viceministro desconocido y un ex senador que ya nadie recordaba) y las operaciones mediáticas para proteger a implicados o beneficiados (en Colombia, la complicidad de algunos medios de comunicación para no mencionar como beneficiados de toda esta trama a las empresas del señor Sarmiento Angulo, aunque estrictamente no es complicidad, pues son medios de su propiedad).
Este diagnóstico tan general es, sin embargo, congruente con la situación de la mayoría de nuestros países. El caso Odebrecht pone en evidencia a algunos funcionarios pero, por sobre todo, sigue mostrando una sobrediagnosticada cultura política, que es permisiva con la corrupción de sus políticos y, por ende, con su impunidad, pero que al final sobrevive casi intacta al escándalo.
Sin embargo, ¿por qué se atreven y se sienten a salvo? Calculan que han acumulado tanto poder que pueden hacer lo que quieran; controlan todas las instituciones con relaciones de conveniencia que son el soporte del funcionamiento de las mismas; no se sienten requeridas por una sociedad despolitizada y desmovilizada que poco puede hacer y que no tiene ganas de hacer nada; aprovechan la situación de la mayoría de la población con trabajos precarizados o economías individuales o familiares frágiles; y trafican con la necesidad de las personas a través de programas de asistencia, principalmente los de transferencias directas focalizadas y acceso a la salud subsidiada, entre otras.
Para Colombia, el paso de la indignación a la acción, el aliento para sacudir la base de poder de ciertos sectores poderosos de las élites políticas y someterla de una vez por todas, debe vincularse con la agenda inmediata de reformas a la que el posconflicto le abre posibilidades. De su éxito también depende el urgente recambio de elites políticas y el desplazamiento de la corrupción/impunidad como dispositivo central de la cultura política.
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1Brasil, Argentina, Colombia, Guatemala, México, Panamá, Perú, Ecuador, República Dominicana y Venezuela.
2Como ya se sabe y hasta donde se sabe, en Colombia el caso Odebrecht se relaciona con las irregularidades en la concesión de la llamada Ruta del Sol-Tramo Dos (Gobierno Uribe Vélez), en la adición del anterior contrato para la vía Río de Oro-Aguachica-Gamarra (Gobierno Santos Calderón) y en el contrato de navegabilidad del rio Magdalena adjudicado a Navelena-Odebrecht (Gobierno Santos Calderón). A lo que se suma, como si hicieran falta más desmanes, los presuntos donativos relacionados con los anteriores contratos que desde Odebrecht llegaron a las campañas presidenciales tanto de Santos Calderón como del candidato Zuluaga Escobar (siendo una empresa extranjera le está prohibido financiar campañas políticas en el país, como a los políticos recibir éstos recursos).
3Un panorama de “La mugre de Odebrecht en México”, se puede consultar en el portal de la asociación civil Mexicanos contra la corrupción y la impunidad, https://contralacorrupcion.mx/web/lanegrarelacion/index.html
http://palabrasalmargen.com/index.php/articulos/nacional/item/la-impunidad-de-las-elites-politicas?category_id=138