Carbones del Cerrejón Limited No Quiere Negociar
Así Va Nuestra Negociación Comunicado No. 39
1. Bajo la premisa del sindicalismo responsable que ha ejercido desde hace más de 30 años, esta organización sindical privilegia los acuerdos negociados. Es así como en el actual conflicto colectivo de trabajo con Cerrejón ha desplegado todo su esfuerzo para lograrlo, tomando la iniciativa en la mesa de negociación.
2. Desde el instante mismo en que le fue anunciada a la administración de Cerrejón la fecha y hora de inicio de la huelga, con la presencia del Ministerio de Trabajo, le fue comunicado que esta organización sindical estaba presta a reiniciar cuanto antes las conversaciones con la contraparte en el marco de la actual negociación colectiva.
3. En razón de lo anterior, el día 8 de febrero, sin haber cumplido siquiera las 24 horas de iniciada la huelga aceptamos la invitación que nos hicieran el Ministro de Trabajo, doctor Rafael Pardo Rueda, y su equipo de trabajo, incluido el doctor José Noé Ríos, entonces Viceministro designado. A los altos dignatarios, nuestra Comisión Negociadora les entregó por escrito y firmada una propuesta que permitiría encontrar el camino que nos condujera a la suscripción de una nueva convención colectiva, minimizando el impacto de la huelga. Desde el día 9 de febrero, esta propuesta sindical reposa en manos de la compañía, que, hasta hoy, no se ha dignado contestar.
4. El día 13 de febrero Sintracarbón acudió a una nueva invitación por parte del señor Viceministro Ríos, el cual se regresó a la Capital de la República con una propuesta nuestra que contenía una metodología para retomar las conversaciones, aun en medio de la huelga. Esta propuesta fue compartida con los señores ministros de Minas y Trabajo y el equipo de Presidencia de la Compañía. Mediante comunicado de prensa fechado el día 14, la compañía reaccionó anunciando que retornaría a la mesa bajo la condición de fijar, primero, unas “reglas claras” para el reinicio de las negociaciones del pliego de peticiones.
5. Desde la tarde del día 15 de febrero hasta la mañana de hoy, con la presencia del Ministerio de Trabajo como mediador, y aun con la claridad de la metodología propuesta por Sintracarbón, la compañía ha pedido aplazar la discusión de nuestras peticiones y, en cambio, ha planteado suscribir un acuerdo que limite la duración de las próximas conversaciones a 5 días y, agotado este término sin la firma de una convención colectiva, acudir a un tribunal de arbitramento.
6. En cuanto a la duración planteada, este sindicato considera que si hay disposición de la compañía en pocas horas o días y con la metodología propuesta por nosotros, se puede llegar a un acuerdo, socializarlo y suscribirlo. Pactar un número fijo de días, es cederle la ventaja a la multinacional para que dilate las conversaciones durante los días fijados (como hasta ahora) y facilitarle su objetivo: obligarnos al levantamiento de la huelga sin convención colectiva y someter las diferencias a un tribunal de arbitramento. Mejor dicho, dejarnos sin huelga y sin convención.
7. La Compañía no ha aceptado una contrapropuesta de trabajar de manera informal durante un tiempo corto y evaluar en el camino el avance de las discusiones. Desarrollar la redacción de aquellos ítems cuya discusión se ha superado y, al tiempo, definir aquellos en los cuales aún persisten las diferencias, para que, en corto tiempo y con trabajo juicioso, saquemos avante y sin demora esta negociación.
8. Acordar la duración propuesta por Cerrejón, es reducir a cinco los días que la ley permite para que se adelante la huelga antes de buscar mecanismos de acuerdo. El Sindicato no ve la necesidad de negociar lo que claramente ha establecido la Ley.
9. Nunca en 14 negociaciones colectivas anteriores con Cerrejón, este Sindicato ha sometido sus diferencias a un Tribunal de Arbitramento y no va a hacerlo ahora. Estamos convencidos de que Sintracarbón y la administración de la multinacional tienen la experiencia, la capacidad, el ingenio y la sensatez suficientes para llegar a un acuerdo colectivo sin que terceros decidan por nosotros.
10. La Comisión Negociadora de la compañía no ha vuelto a la mesa con ánimo de reiniciar la negociación, eso es obvio. Solo vino a cumplir el compromiso adquirido con el Gobierno Nacional, dar un golpe mediático y pretender sacar ventaja del desgaste económico que luego de 10 días de huelga han sufrido los trabajadores, sus familias y el entorno guajiro. Ha malinterpretado la voluntad de diálogo que es tradicional de Sintracarbón y desoído el inmenso respaldo que el movimiento huelguístico tiene de sus propios trabajadores, la comunidad y demás organizaciones sociales. Aquí los irresponsables y oscuros son otros.
11. Sintracarbón deplora que el nuevo estilo Cerrejón incluya desconocer que en una mesa de negociación no hay vencedores ni vencidos, porque administradores y obreros pertenecemos a una misma empresa. Olvida esta compañía, que su sitial en el campo mundial del carbón es gracias a nuestro esfuerzo. Ningún administrador extrae un solo gramo de carbón. Aun con la huelga, pongan las metas que quieran que estos hombres y mujeres las superaremos.
12. Levantarse de la mesa de manera unilateral, sin reiniciar los diálogos en busca de un acuerdo es una muestra inequívoca de la poca disposición que Cerrejón ha tenido para superar este conflicto, desde que se le hizo entrega del pliego de peticiones.
13. Al Gobierno Nacional y en especial al señor Viceministro de Trabajo, además de manifestarle nuestros agradecimientos por sus buenos oficios, le reiteramos nuestro compromiso de hacer todo el esfuerzo necesario para que esta difícil y transitoria dificultad sea superada y se llegue a un acuerdo negociado. Le deseamos suerte ante una administración de la compañía que no ha pensado, nunca, en el enorme daño que su intransigencia causa a la propia empresa, sus trabajadores y familias, la región y el país.
¡Ni un paso atrás! ¡Viva la huelga!
La Mina, 17 de febrero de 2013
Comisión Negociadora Sintracarbón
Intransigencia de Carbones del Cerrejón Dificulta Negociación
Boletín de Prensa No. 31
A las 4:30 de la tarde del domingo 17 de febrero, los seis miembros de la Comisión Negociadora de Sintracarbón que esperaban en las instalaciones de la Mina la reanudación de conversaciones con Carbones del Cerrejón fueron sorprendidos con un comunicado entregado a los medios de comunicación, y que nunca llegó a los negociadores, en el que Cerrejón anunciaba “la suspensión” de las conversaciones iniciadas el viernes 15 a instancias del Gobierno Nacional, a través del doctor José Noé Ríos, viceministro de Trabajo.
En cumplimiento de su voluntad de llegar a una Convención Colectiva de Trabajo justa y responsable mediante la negociación directa de dos partes que por principio están comprometidas con mantener a Cerrejón como una de las carboneras más importantes del mundo, Sintracarbón ha acudido a todas las instancias de diálogo a que ha sido llamada y ha demostrado profundo respeto por su contraparte en este proceso. Nunca, entiéndase bien, la ha dejado con la palabra en la boca.
Dados los términos en que se trabajó en la tarde del viernes, durante el día sábado y por media hora el domingo, Sintracarbón entiende que los representantes de la Empresa se molestaron porque esta Comisión no se allanó a negociar los términos de la Ley para abrir paso a un tribunal de arbitramento u otra salida negociada. Creemos en nuestra empresa, creemos en Carbones del Cerrejón Limited y ofrecemos nuestra trayectoria responsable: estas son circunstancias más que suficientes para que las partes nos dispongamos a acordar nuestras diferencias y tener una convención colectiva de trabajo construida por quienes sí conocemos la Compañía.
Sintracarbón representa a 3.709 trabajadores sindicalizados que trabajan para Carbones del Cerrejón Limited. De ellos, 3.182 participaron de la votación decisoria y 3.079, equivalente al 96,76%, de los votantes, optó por la huelga y la sigue respaldando con su constante presencia en las quince carpas, siempre uniformados y muchas veces acompañados de sus familias. Así ratifican al país su compromiso con hacer de Cerrejón un modelo de minería responsable con los trabajadores directos y sus familias, los trabajadores tercerizados, La Guajira y el país.
Estos trabajadores aspiran a un acuerdo que responda a sus expectativas en atención en salud; a una convención colectiva en la que la Empresa acepte que los 700 trabajadores enfermos por silicosis, envenenamiento de la sangre con plomo e hidrocarburos y por lesiones osteo-musculares severas, adquirieron estas patologías en sus puestos de trabajo y que los aliviados necesitan la protección en riesgos laborales propios de quienes laboran con materiales como el carbón.
En las carpas, los trabajadores reclaman participación en la definición del escalafón laboral y el derecho a aspirar a un ascenso, que se les limita rápidamente. Igualmente reclaman la formalización de los tercerizados que comparten sus labores y que aquellos que no sean formalizados tengan ingresos de por lo menos dos salarios mínimos, ajustados a las condiciones y exigencias de su trabajo.
Las peticiones se hacen a una compañía que el año pasado tuvo ganancias absolutas por 1,5 billones de pesos, que tiene expectativas porque el precio de la tonelada de carbón de este año se sitúe en un rango de 90 a 95 dólares (según dictamen de la Agencia Internacional de Energía y el Deutsche Bank) y a la que la convención colectiva de trabajo hoy solo le cuesta el 6,5 % de sus ingresos.
Los obreros de Cerrejón buscan que sus hijos puedan tener una educación de calidad, así no tenga los costos que la compañía ofrece a los hijos de sus empleados administrativos; también confían en mantener un nivel de ingresos que sea acorde con su condición como una de las fuerzas laborales más productivas de Colombia, como fue demostrado en 2011, cuando por cada peso invertido en un trabajador, Cerrejón recibió 14,7 pesos en producto y 8,9 pesos en valor agregado.
Sintracarbón tiene una historia de 31 años de disposición al diálogo y la negociación directa de sus conflictos. Hasta ahora, ha encontrado en la compañía un interlocutor respetuoso de sus posturas y posiciones y confía en que el desagradable incidente de este domingo sea un episodio olvidable de la historia de buenas relaciones laborales en la compañía. En el marco de ley, con pleno respeto por la legislación que nos protege, con agradecimiento con el Ministerio de Trabajo, que de manera incansable ha puesto sus buenos oficios en esta mediación, Sintracarbón sigue abierto a la negociación y sentada en la mesa por el bien de Colombia, La Guajira, los trabajadores de la empresa y esta organización.
La Mina, 17 de febrero de 2013
Mayores informes:
Igor Díaz López 317 5179935 (Presidente)
Álvaro Enrique Frías 317 6577476 (Secretario de Prensa y Propaganda)
Luz María Tobón Vallejo 320 6987614 (Asesora de Prensa Negociación)
http://www.sintracarbon.com/
Conflicto
sindical en El Cerrejón: más que salarios y beneficios
Marco
Alberto Velásquez Ruiz *
razonpublica.com
Por
primera vez en 22 años, se ha declarado la huelga de este gigantesco complejo
carbonero....
No
desviación del Río Ranchería, propuesta que ha sido planteada por la empresa
para reducir los costos de producción. Foto: Banco de la República.
Locomotora en
peligro
Hasta
hace unos años, el presidente de turno encomendaba cada año la suerte del país
al Sagrado Corazón de Jesús en la basílica menor del Voto Nacional. Hoy en día
las cosas han cambiado un poco: nuestra suerte se ha encomendado a la minería
extractiva, columna vertebral de un modelo de desarrollo concebido para superar
la pobreza e insertar definitivamente a Colombia en el mercado global.
Por
eso cualquier conflicto o controversia que afecte al sector minero tiene un
impacto profundo sobre toda la sociedad: los intereses que se mueven en su
torno son muchos y muy poderosos. Y en estas circunstancias, el cese de
actividades decretado el pasado 7 de febrero
por parte del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria del
Carbón (Sintracarbón) ha puesto patas arriba al gobierno y a la industria, que
tratan de buscar encontrar soluciones en el menor tiempo posible.
Es
bueno pues analizar el contexto y el alcance de este conflicto laboral, para
apreciar mejor qué está detrás de la negociación de un pliego de condiciones en
el marco del negocio del carbón en Colombia.
Quién es quién
Cerrejón es un gran complejo de minería y transporte
integrado que extrae carbón térmico a cielo abierto. La mina está ubicada en la
porción oriental del departamento de la Guajira, muy cerca de Maicao. Extrae 32 millones de toneladas de material
al año, lo que representa el 5 por ciento de la producción mundial.
Gracias
a la intermediación del Ministerio del Trabajo, el 14 de febrero de 2013 se
fijaron los términos para poder retomar
el proceso de negociación. Foto:
Dinero.com
Actualmente,
emplea aproximadamente a 10.000 trabajadores: 99 por ciento son nacionales y 40
por ciento están afiliados a Sintracarbón. Es sin duda, una de las joyas de la
corona de la industria minera colombiana.
En
1976, el gobierno colombiano seleccionó a la empresa Intercor — subsidiaria de
la gigantesca multinacional estadounidense Exxon Mobil Corporation — para
iniciar la explotación de la zona, para lo cual se firmó un contrato de
asociación por 33 años.
En
2002, Intercor fue adquirida por un consorcio formado por las empresas BHP
Billiton (Australia), Anglo American
(Sudáfrica) y Xstrata (Suiza), que anteriormente ya se había hecho al control
de Carbocol, la parte del Estado colombiano en Cerrejón. Así pues, la totalidad de los intereses de
Cerrejón está hoy bajo el control de este conglomerado.
En
2009 se revisó la concesión y se firmó una extensión del contrato por 25 años
más, hasta 2034.
De
otro lado, Sintracarbón es un sindicato que agrupa a gran parte de los
trabajadores de la industria del carbón en Colombia: actualmente representa los
intereses de 4.640 beneficiarios de la convención colectiva. Su antecedente
inmediato fue el sindicato de la empresa Intercor, cuando esta empresa tenía
intereses en el proyecto.
Esta
organización ha sido víctima de acciones sistemáticas adelantadas en contra de
los movimientos sindicales en Colombia, que incluyen amenazas y asesinatos de
sus miembros, especialmente aquellos con funciones directivas.
Qué está en
juego
A
finales de noviembre de 2012, Sintracarbón decidió presentar un pliego de
peticiones a los directivos de Cerrejón, solicitando la negociación de una
nueva convención colectiva para reemplazar la que estaba vigente desde 2011;
hizo además otras solicitudes relacionadas con la situación de las comunidades
ubicadas en la esfera de influencia de la mina. La mesa de negociaciones se
instaló el 4 de diciembre, en Barranquilla.
Tras
22 años sin recurrir a este mecanismo, el proceso de negociaciones resultó
infructuoso: el 7 de febrero pasado, el sindicato declaró la huelga, con el
consiguiente cese de actividades laborales y administrativas.
Sintracarbón
señala en su comunicado ocho aspiraciones de sus afiliados o tema de diferencia
con la empresa:
Reconocimiento
de los trabajadores tercerizados (contratados de forma indirecta y sometidos a
diferentes condiciones salariales y laborales).
Reconocimiento
de enfermedades profesionales derivadas de la explotación del carbón.
Condiciones de
acceso al servicio de salud de los trabajadores y de sus familias.
Propuesta
económica que no guarda proporción con el aumento de las ganancias de la
empresa.
Modificación
de la escala salarial.
Mejoramiento
en las condiciones de transporte de los empleados.
No desviación
del Río Ranchería, propuesta que ha sido planteada por la empresa para reducir
los costos de producción.
Tratamiento a
las comunidades desplazadas como consecuencia del proyecto.
El
sindicato alega que la mitad de estas peticiones fue ignorada por parte de
Cerrejón — atención en salud, enfermedades profesionales, medio ambiente y
responsabilidad empresarial con la Guajira — lo cual llevó a decretar el cese
de actividades.
De
otro lado, el día mismo en que empezó la huelga, Cerrejón dejó su posición
claramente sentada. Su discurso está basado en dos elementos:
de un lado,
las consecuencias negativas de la decisión de Sintracarbón de iniciar la
huelga;
de otro lado,
la exaltación de la sensibilidad histórica de la compañía con las condiciones
de vida de sus empleados y de sus familias.
Con
respecto al primer elemento, Cerrejón ha señalado que con cada día de huelga se
pierden 5.400 millones de pesos, que 5.657 empleados dejan de percibir
salarios, y que las consecuencias que a mediano y largo plazo hacen de la
decisión tomada por el sindicato una acción infundada e irresponsable.
En
cuanto al segundo elemento, partiendo de la aseveración de que Cerrejón es una
de las mejores empresas para trabajar en Colombia, se resalta que la propuesta
hecha en el proceso de negociación mejoraba la mayoría de los beneficios de la
anterior convención colectiva: aumento salarial basado en el doble del índice
de costo de vida, un bono por 13 millones de pesos y mejoras en el paquete de
beneficios.
Teniendo
en cuenta lo anterior, los directivos de la compañía concluyen que si bien se respeta el derecho de libertad de
asociación de los trabajadores, no hay claridad sobre las motivaciones que
llevaron a Sintracarbón a declarar la huelga.
Gracias
a la intermediación del Ministerio del Trabajo, el 14 de febrero de 2013 se
fijaron los términos para poder retomar
el proceso de negociación.
Falsa
responsabilidad social
Este
conflicto sindical reproduce la mayoría de los interrogantes acerca del impacto
de la industria extractiva en un
contexto tan vulnerable como el colombiano: fragilidad institucional,
desigualdad social y alto riesgo ambiental. Igualmente, permite apreciar cómo
el sistema político–económico vigente —
basado en acumular ganancias — permea todas las organizaciones sociales,
incluyendo los sindicatos.
Tras
22 años sin recurrir a la huelga, el proceso de negociaciones resultó
infructuoso: el 7 de febrero pasado el sindicato declaró el cese de actividades
laborales y administrativas.
Cerrejón
se autodefine como una empresa exportadora, como gran contribuyente al fisco
y como ejecutora de programas sociales y
ambientales, bajo la bandera del desarrollo sostenible. En sus mensajes
publicitarios y de difusión de imagen corporativa, se menciona insistentemente
su compromiso con diversos estándares voluntarios en materia de seguridad y de
derechos humanos, como la Declaración de la OIT Relativa a los Principios y
Derechos Fundamentales en el Trabajo.
A
pesar de ese compromiso, en el contexto de la negociación la empresa desconoció
puntos fundamentales de la
responsabilidad social empresarial: las condiciones de las comunidades ubicadas
dentro o vecinas de la zona de influencia de la mina, la preservación del medio
ambiente en la zona de operación, o la situación de los trabajadores que no
disfrutan de los mismo derechos laborales, como consecuencia de sistemas
modernos de contratación.
Una
vez más se hace evidente hasta qué punto las empresas multinacionales resultan
tan poderosas que actúan de modo autónomo o sin que el Estado pueda controlar
sus actuaciones.
Del
otro lado, Sintracarbón se autodefine como una organización sindical, clasista,
sin ánimo de lucro, que representa y defiende los derechos de los trabajadores
de la industria del carbón y las comunidades afectadas por la minería. Sus
objetivos son mejorar la calidad de vida
de los trabajadores y de las comunidades, así como incidir en la política local
y nacional hacia el sector minero
A
pesar de su discurso tradicional — de lucha de clases y gratuidad en su trabajo
— Sintracarbón negocia en términos muy próximos al principio capitalista de
maximización de beneficios, apelando incluso a los precios internacionales del
carbón como referencia para determinar los ajustes salariales y la asignación
de beneficios.
Sin
dejar de reconocer el derecho de asociación y de exigir mejoras en las
condiciones laborales, a la hora de presentarse como víctimas de una empresa
insensible frente a su situación y a la de sus familias, el sindicato no debería
olvidar que, en el contexto colombiano, queda mucha gente desempleada o bajo
condiciones de trabajo realmente pésimas.
La
industria extractiva es crucial para Colombia, pero conlleva un alto impacto
socio–ambiental, de modo que su gobernanza debería ser el primer punto de la
agenda pública.
En
el momento de escribir este texto no se había alcanzado ningún acuerdo y el
gobierno se estaba rajando en materia de capacidad conciliadora. Resulta
preocupante constatar que, al final, no se ven claramente los intereses de las
partes. Las comunidades y el medio ambiente casi siempre acaban siendo las
víctimas de los acuerdos. Como dicen por ahí, que entre el diablo y escoja…
* Abogado de la Universidad Javeriana, magister en
Derecho Internacional (IHEID, Suiza), consultor, investigador y candidato a
Doctor en Derecho Osgoode Hall Law School – York University (Toronto,
Canadá).
marcovelasquez@osgoode.yorku.ca