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Los gobiernos de izquierda
Jesús Gualdrón Sandoval
Editorial Espacio Crítico
Refiriéndose a la alcaldía de Samuel Moreno en Bogotá, el periodista
Antonio Caballero le recomienda al Polo Democrático Alternativo no aspirar a
gobernar, sino ejercer desde posturas de izquierda la crítica permanente de los
gobiernos de derecha. Al leerlo, se
siente uno tentado a pensar que el agudo escritor abriga la convicción de que
la función gobernante le corresponde a
la derecha y, lo que es más sorprendente, que la derecha es sensible a la crítica de la izquierda. La
realidad es, en todo caso, muy distinta: la derecha militarista colombiana no ha dudado en
exterminar a sangre y fuego formaciones partidistas completas que ejercen ese derecho. ¡Y cuánta
sangre y persecución le ha costado –y le sigue costando– al movimiento popular la defensa de
sus reivindicaciones más elementales o la lucha por introducir reformas
sociales!
A contrapelo del mencionado
consejo, si le corresponde a la izquierda pugnar por el poder y hacer todo lo posible por conservarlo. Y no
precisamente para engolosinarse con él y emular en ello a la derecha
recurriendo a sus expedientes, sino porque la sociedad colombiana exige cambios trascendentales que la
izquierda debe implementar en todos los espacios políticos en los que asuma
posiciones de poder, incluidos, naturalmente, los gobiernos locales, como es el
caso de Bogotá. En efecto:
• a través del ejercicio de
gobiernos populares ha de comenzar a cimentarse un modelo de sociedad distinto
del que se ha construido hasta ahora inspirado en la ortodoxia neoliberal;
• es necesario crear un régimen
político que descanse en una concepción popular de democracia, vale decir, en
el que la activa participación ciudadana en la planeación, control y fiscalización de la gestión
gubernamental sea una práctica común. Terminada una gestión gubernamental de
izquierda, la población tendría que haber experimentado significativos cambios
en su mentalidad política, ser más crítica, tener más conciencia de sus
derechos, estar mejor organizada y comprender el sentido de las reformas
sociales como un paso hacia transformaciones de mayor calado;
• los esfuerzos de la sociedad
deben encaminarse al mejoramiento de las condiciones de vida de la mayoría de
los ciudadanos mediante una fuerte presencia del Estado en la regulación de la
distribución de la riqueza a través de instrumentos fiscales y estímulo a formas
verdaderamente democráticas de propiedad y de inversión social, pasando por la defensa
de los bienes comunes y la recuperación de los enajenados, pues la izquierda no
puede hacerse cómplice del proceso de expropiación que ha adelantado la derecha
en beneficio del capital transnacionalizado;
• el nuevo modelo debe basarse en
relaciones socioambientales no destructivas ni depredadoras, propugnar por la
igualdad de género y el reconocimiento y práctica de los derechos derivados de
la diferencia en la orientación sexual;
• un gobierno de izquierda debe ser
dirigido y estar conformado por representantes populares, funcionarios,
intelectuales y técnicos que se identifiquen con esos postulados y trabajen por
hacerlos realidad; es un desacierto pretender que los tecnócratas de la derecha
implementen los programas propuestos por la izquierda, desconociendo la riqueza
del saber, la diversidad en la formación y la calidad de los intelectuales,
técnicos y expertos que militan en este campo,
• y, claro está, el común
denominador de cualquier administración
orientada por postulados de izquierda debe ser la absoluta transparencia y la
honestidad.
La gestión de los gobiernos a
nombre del PDA en Bogotá indica lo lejos que estamos de haber vivido una real
experiencia de izquierda en la ciudad. Como bien se ha señalado, han podido más
los acuerdos de gobernabilidad con los partidos del establecimiento que el
interés por emprender una gestión alternativa que marque sustanciales diferencias;
pero, además, el Polo, como partido, tampoco ha sido suficientemente firme en
el control crítico y orientación de estas gestiones gubernamentales. ¡Los
resultados saltan a la vista!
Jesús Gualdrón Sandoval