Al pan pan y al circo circo
Muchos consideran que haber gastado 3.500 millones de pesos en los globos fue un despilfarro. Foto: Jaime García / Cambio
Mincultura y asociados celebraron el 20 de julio con un concierto nacional que costó 700 millones al Ministerio, 1.300 millones a la empresa privada, y sumas indeterminadas a otras dependencias ministeriales y a los entes territoriales. Este 'conciertazo' anual no puede evaluarse, tal como lo pretende la Ministra, por el número de músicos y conjuntos musicales (ensembles, según ella) que participaron, o la cantidad de público asistente. También importan la calidad, la educación, el apoyo continuo y la profundidad del desarrollo cultural. Poco valen "los disparos de cultura al aire". No se sabe cómo con este concierto se llegó a la diversidad cultural, la integración social y la tolerancia, que hacen parte de la palabrería ministerial para justificarlo.
Pero si al aire van las notas del concierto, no levitan menos los globos del Alcalde. Se dice que la empresa privada aportó alrededor de 3.500 millones de pesos para jugar en estas fiestas patrias con la cuarentena de aeróstatos. Derroche público o privado. Es imposible que la Alcaldía no pueda aportar o canalizar fondos para algo menos etéreo que el despliegue publicitario. ¿No hay necesidades? La imaginación se está usando para despistar.
Cosas similares se pueden decir de otros eventos. Es demagógica la cabalgata de ejército, policía y aficionados que recorre la ruta de la campaña libertadora. ¿Qué tiene que ver ese paseo con la proeza de Bolívar? Igualmente engañosa es la instalación que en Nueva York hace la fundación Colombia es Pasión de unos enormes corazones con frases publicitarias a favor de Colombia. En nada debe de ayudar a nuestro buen nombre esta demostración de mal gusto sensiblero que supera a la razón.
Tampoco sé en qué ayudarán, en el año 2010, las 2.850 figuras en arcilla que representarán al ejército libertador que se instalarán en Bogotá. Vaya manera de inspirarse en las terracotas de los soldados de un emperador chino.
Sí. Tal vez la clave sea la palabra 'emperador', porque todas estas expresiones que vemos resultan de la egolatría del poder local o nacional. Y tienen que hacer todo antes de dejar sus puestos. Por ello adelantan fechas, maltratan símbolos, comercializan la cultura y distraen recursos que deberían tener un mejor fin. Los romanos, verdaderos emperadores, repartían harina entre los desvalidos romanos. Aquí no se ve. Sería ideal que nuestros pequeños gobernantes dieran más pan e hicieran menos circo.