LA OBSESIÓN

“Uribe está obsesionado con las Farc”

Por Margarita Vidal

El analista Hernando Gómez Buendía arremete contra el presidente Uribe, sus hijos, el Estado, la economía y las Farc.

Licenciado en filosofía y letras, doctor en derecho, doctor en economía, máster en desarrollo, en ciencias económicas, en sociología, phd en sociología y sociología rural. Profesor universitario, analista político, columnista y autor de incontables documentos de primera importancia como el Informe sobre ‘Educación: La Agenda del Siglo XXI’, del cual fue director, Hernando Gómez Buendía fue el estudiante más brillante de su generación. Autor de una docena de libros, Gómez Buendía ha marcado un hito en el mundo académico con sus eruditos análisis de la situación del país y del mundo. Siempre ha trabajado con equipos de intelectuales en sus respectivas disciplinas para analizar y proponer soluciones.

Como ahora que en compañía de Luis Jorge Garay, Salomón Kalmanovitz, Juan Camilo Restrepo, Elizabeth Ungar, Jorge Orlando Melo, José Fernando Isaza, Juan Toklatian, y otros 24 destacados intelectuales del país, creó ‘Razón Pública’, una fundación que busca contextualizar y profundizar los innumerables problemas que enfrentamos en Colombia. ‘Razón Pública’ reúne en esta especie de ‘think tank’ cibernético una buena porción de la ‘creme de la creme’ de la inteligencia colombiana, que escribe y opina con un estilo independiente, ágil y periodístico La dirección eswww.razonpublica.org.co. En suma, aquello por lo cual hemos clamado la inmensa minoría de los colombianos que queremos entender qué diablos pasa realmente en este enrevesado y cada vez más complejo mundo de la globalización. ¡Aleluya!

¿Cómo analiza el gobierno de Uribe?

La gente tiene la percepción de que este gobierno ha mejorado la seguridad, se puede viajar por carretera, han bajado los homicidios y los secuestros. En los últimos cuatro años de Uribe la economía creció como no lo había hecho antes en la historia; la gente siente que hay empleo, inversión y gasto público social –Familias en Acción-. Comparando con el pasado, la gente es realista y dice: ‘Esto es mucho mejor’; y: ‘Si no es Uribe ¿quién?’. Pero las sociedades necesitan tener una idea no solamente de lo que es, sino de lo que debería ser.

¿Por qué?

Porque se está haciendo todo para derrotar a las Farc a cualquier precio y por eso las otras instituciones han sufrido enormemente. Allí es donde empieza a verse la cara negra de Colombia que la opinión internacional ve con mucha claridad. Esa es la paradoja de este país: mucha gente aquí vive contenta pero por fuera nos ven como un país terrible: falsos positivos, ‘chuzadas’ en el DAS, escándalos de los hijos del Presidente, 79 congresistas acusados de parapolítica, 12 de ellos en la cárcel, asesinatos de sindicalistas y periodistas, aumento del narcotráfico y la corrupción. Historias que la gente no quiere ver porque: “por lo menos acaba con la guerrilla”.

Pero, entre otros, el tema de la seguridad social está que arde porque la calidad es pésima...

La Ley 100 lo que hizo fue masificar la cobertura de salud y tuvo el gran mérito de que mucha gente que antes no tenía acceso a la salud hoy sí lo tiene, pero en detrimento de la calidad. El país hizo una promesa que no puede cumplir porque ampliar cobertura de primera calidad es imposible, viola las reglas aritméticas y está empezando a producirse la quiebra del sistema. Muchos tienen que acudir a una tutela, que se volvió una industria. El fondo es que Colombia necesita una orientación hacia la salud preventiva y básica primaria porque están reapareciendo la malaria, la leishmaniasis, la tuberculosis y otras enfermedades que suponían erradicadas.

¿El factor económico tan bueno hasta hace un año fue definitivo para la popularidad del Presidente?

Claro que sí, pero el bienestar de los últimos años no tiene nada que ver con Uribe ni con la seguridad democrática. La economía mundial, en general, entre el 2002 y el 2008, tuvo el crecimiento más alto en la historia de la humanidad. Colombia, en América Latina, fue uno de los que menos creció pero llegamos al récord del 8% del PIB y eso le dio al Gobierno mucho dinero para gastar no solamente en seguridad sino en programas asistencialistas y para que el Presidente anduviera repartiendo cheques, subsidios, casas y becas por todo el país, en un modelo altamente populista y personalista, que está destruyendo las instituciones. Un país del tamaño de Colombia, si tiene que atender una epidemia, por ejemplo, debe contar con la capacidad institucional de atenderla. Fíjese que a pesar de que la historia de los últimos 50 años en Colombia es trágica: narcotráfico, paramilitarismo, destrucción de lo público, corrupción y violencia, tiene una característica en América Latina y es que, a pesar de todo eso, tiene instituciones, que se están debilitando.

¿Cree, como muchos, que la reelección del Presidente es inevitable?

Todo indica que sí porque él tiene varios planes. El referendo, por supuesto, al que le están metiendo los otros dos: el del agua y el de la cadena perpetua para violadores de niños. Los cambiaron casi totalmente, en un claro oportunismo, para tener dos referendos populares que nadie puede negar. Es un engaño para que la gente salga a votar el referendo de la reelección.

Bueno, pero queda el problema de conseguir los siete millones de votos.

Efectivamente es muy difícil, pero también tienen plan para reformar la constitución, como la vez pasada. Un acto legislativo no necesita referendo y ya lo están tramitando o sea que Uribe se va a hacer reelegir. El único que puede impedir que Uribe se reelija es él mismo, como le dijo al ex presidente Carter, de manera que habrá que esperar a que se reúna con su alma y ahí tendremos un problema teológico muy complejo (risa)

Ahora que Jorge Alberto Lagos, ex jefe de Contrainteligencia del DAS confesó que le entregó los resultados de las chuzadas al asesor presidencial José Obdulio Gaviria y al secretario general de la Presidencia Bernardo Moreno, ¿Uribe seguirá diciendo que no sabía?

Margarita, eso es imposible. El Presidente maneja directamente el DAS. Llevamos cinco años de escándalos. Esta es la tercera ola de ‘chuzadas’ que consisten en interceptaciones telefónicas, videos, correos, fotografías, sobre la vida privada de opositores, congresistas, periodistas, magistrados. Un estado que vigila privadamente es un régimen casi totalitario. No lo digo yo, lo dijo el Fiscal que fue viceministro de Justicia del Presidente y que confesó que eso hiede.

Muchos se ofenden con la comparación pero ¿cree usted que se podría establecer un paralelo con algunas actitudes de Fujimori en su momento?

Recuerde que Juan Manuel Santos en los años 90 dijo que Colombia necesitaba un Fujimori. Hay que reconocer que éste fue inmensamente popular, que derrotó a Sendero Luminoso y que arregló el caos económico dejado por Alan García, pero lo tumbó la recesión económica después del segundo intento. Desafortunadamente la historia es muy parecida, con un gobierno populista y personalista, que afirma que la seguridad es su bandera pero en el cual, empiezan a darse cada vez más síntomas de corrupción, no en cabeza del Presidente, pero sí en otros escándalos. Como diría Álvaro Gómez, el régimen huele mal.

¿Si se derrota a las Farc desaparecen nuestros problemas?

Ese es el punto. Son un problema gravísimo para Colombia pero no el único y cuando se haga el balance de este régimen nos quedaremos con el resurgimiento paramilitar, el narcotráfico, la corrupción, la pobreza y un enorme daño a las instituciones, además una numerosísima población fuera del país.

Entonces, a la pregunta de, si no es Uribe ¿quién? ¿usted qué contesta?

El problema de Colombia no es Uribe, es ella misma. Uribe tiene esa popularidad porque así es Colombia y porque su clase dirigente le apuesta a su proyecto. Pero aquí nunca hemos querido resolver otros problemas muy profundos como el agrario, por ejemplo, y tenemos sin solución un tema del Siglo XIX que dejamos crecer como un quiste hasta que las Farc se convirtieron en el gran problema de Colombia. La última consecuencia de las Farc se llama Uribe. Sin ellas él no llega a ser Presidente.

Dice usted que sin ‘culpa’ de Uribe la economía creció a unos niveles nunca vistos. Con la actual recesión y el desempleo creciente, ¿cómo visualiza el futuro próximo?

La crisis en Colombia va a ser menos grave – y en América Latina en general- que en Asia y en Europa, fundamentalmente porque a raíz de la crisis de los 90 el sistema financiero colombiano se capitalizó mucho, tuvo ganancias espectaculares y, paradójicamente, como es tan provinciano, no invirtió por fuera. Entonces a los bancos no los agarraron con los calzones abajo. Esto a Colombia le da bastante tranquilidad, pero por otro lado dejaremos de exportar fuertemente y la inversión extranjera no llegará y el crecimiento será cero. El Presidente se va a ver desgastado y ese puede ser su talón de Aquiles. Si Uribe pierde será a costa de la recesión.

¿Cómo se va a afectar el empleo?

Lo que ocurre con las recesiones es que más y más gente se va pasando al sector informal, al rebusque, los muchachos a salirse de las escuelas, se empiezan a suspender los pagos de seguridad social, a no reparar el carro, en fin. Lo que va a crecer rápidamente en Colombia es la pobreza, más que el desempleo, lo cual es la manifestación propia de una economía subdesarrollada. Esa pobreza el año pasado se vio afectada por el precio de los alimentos que golpea a los pobres y el de la gasolina. Además, tenemos el gasto público disparado porque Uribe no pagó deuda, ni disminuyó el gasto.

¿Cómo vio el debate en el Congreso sobre las empresas de los hijos del Presidente?

Un empresario es alguien que crea una empresa en la que invierte a largo plazo para producir, generar empleo, generar valor, construir una marca. Los hijos del Presidente no son empresarios, son negociantes que simplemente compran barato y venden caro. Quien hace eso es un especulador y eso sí es incompatible con ser hijo del Presidente, porque los negocios se hacen con la oportunidad de la información. Eso es lo que marca la gravedad de este hecho, ¿por qué un hijo del Presidente se reúne con el Alcalde de Mosquera?, o ¿por qué está en una reunión con el Ministro del Transporte? Sencillamente la delicadeza obliga a abstenerse a hacer negocios donde además hay una interferencia del Estado. Una ética económica de negocios y no de empresa significa que nosotros entendemos que la riqueza se hace tumbando, porque me ‘encontré’ un buen negocio o porque es un botín, o sea que la riqueza es ilegítima. La concepción de la riqueza en Colombia no es crear valor sino tumbar al otro. Eso muestra a una familia presidencial y una cultura dominando a Colombia. No es un país del Siglo XXI, competitivo, exportador, productivo, sino un país negociante al que le encanta comprar barato para vender caro.

Dijo usted que de afuera nos ven con malos ojos, ¿podría explicarnos eso?

Es muy simple. Realmente Uribe fue peón de brega de Bush en América Latina. Cosas tan impresionantes como que Colombia votó en Viena con el Vaticano y Arabia Saudita, contra la Unión Europea en el tema de la droga. En eso, hasta Obama está más avanzado que Colombia. Uribe presentó por quinta vez un proyecto para prohibir la dosis personal. Para los demócratas de Estados Unidos este gobierno tiene un problema grave con el narcotráfico, los militares y la reelección.

¿Cree usted que el Presidente está obsesionado con las Farc?

¡Claro! El problema de fondo es que Uribe quiere derrotarlas y hace lo que sea para lograrlo. ¿Qué es lo más grave? El bombardeo a Ecuador que, por supuesto, viola todos los principios y no tiene justificación nunca. La gente se puso feliz, pero con esa misma lógica Chávez puede bombardear Ocaña diciendo que hay una amenaza paramilitar. Uribe tiene la obsesión y el convencimiento de que las Farc cuentan con más fuerza internacional que la que realmente tienen, pero lo cierto es que no tienen ningún apoyo a nivel mundial. Son cadáver político, pero vive obsesionado.

¿Cómo analiza la renuencia del Presidente a que Piedad Córdoba acompañe la liberación del cabo Moncayo argumentando que no se le puede dar gasolina política?

La carta de Uribe es derrotar militarmente a las Farc y por eso la única cosa que no podría permitir es que se abriera una discusión por la paz, porque tan pronto se dijera que hay una solución negociada empezaría a ser viable otro candidato. El Presidente significa la derrota militar de las Farc y allí es donde es insustituíble. El único creíble, la única persona que tiene credenciales para decir: ‘yo derroto a las Farc’, es Uribe y si permitiera la discusión de una solución negociada se le vendría encima un daño político enorme porque la paz es una bandera de sentido común. Eso Uribe no lo puede permitir y a eso se debe la obsesión de que nada suene a alternativa a una salida militar. Por eso su obsesivo veto a Piedad. Algo absurdo si se tiene en cuenta que las Farc no ganan con esto nada. Pero Uribe no puede permitir que alguien abra otro espacio.

Pero Uribe permitió la intermediación de Piedad en otros rescates. ¿Por qué ponerse tan duro con un pobre muchacho que lleva once años secuestrado?

Es algo insensato porque las Farc están soltándolo sin intercambio y sin contraprestación. Ahora, ¿por qué lo sueltan? ¿Cuál es su estrategia? Ahí hay una cosa y es que como nunca las han tomado en serio porque no han tenido ninguna fuerza política, para que les paren bolas, secuestran, la cosa se va convirtiendo en un problema psiquiátrico. Desde el caso de las gallinas que recordó ‘Tirofijo’ en el Caguán, ellos se mueren de la rabia porque llevan 40 años sin que nadie las tome en serio para negociar. El arma del secuestro se les agotó desde el rescate de Ingrid.

¿Uribe y las Farc se retroalimentan?

Así es. Yo creo que cuando las Farc entiendan esto podría haber una posibilidad interesante y si Colombia tuviera una clase dirigente pensante podría haber la posibilidad de un replanteamiento interesante con las Farc. ¿Por qué? Porque como la historia las derrotó, el secuestro no les funcionó, y les quitaron a Ingrid, hoy yo creo que detrás de la propuesta de las Farc sí hay una posibilidad de replanteamiento por el repudio generalizado.

Pero si en la contienda electoral a algún candidato se le ocurriera hablar de eso, el mismo Gobierno lo estigmatizaría.

Sí, lo tacharía de comunista y de terrorista. Pero hágase esta reflexión: ¿Cuándo ha habido antes, o en las mesas del Caguán una propuesta seria de negociar, por ejemplo, una reforma agraria? Nunca. Las Farc son comunistas y es la única virtud que tienen. ¿Qué tal que no fueran sino bandidos? Son asesinos, narcotraficantes, pero por lo menos son comunistas y esa es la única posibilidad de un diálogo, porque es la diferencia entre ellos y los narcotraficantes. Eso es lo único que haría posible algún tipo de conversación y de negociaciones, pero en Colombia el establecimiento nunca ha querido reconocer a las Farc como un interlocutor. Aquí, si se habla con un político se le acepta la condición de senador, por ejemplo, y se le dice: no estoy de acuerdo para nada con usted, que es un bandido, pero es senador, usted tiene unos votos. Yo creo que en el fondo el problema con las Farc es que nunca han tenido ese reconocimiento y eso las frustra.

En sus propias palabras

 “El bienestar de los últimos años no tiene nada que ver con Uribe ni con la seguridad democrática. La economía mundial, en general, entre el 2002 y el 2008, tuvo el crecimiento más alto en la historia de la humanidad”.

 “Los hijos del Presidente no son empresarios, son negociantes que simplemente compran barato y venden caro”.