Colombia y el referendo reeleccionista
Miércoles, 20 de Mayo de 2009 19:22 Equipo desde abajo
El martes 19 de mayo fue aprobado por la Plenaria del Senado la ley que convoca a los colombianos a un referendo para que apruebe o repruebe la posibilidad de reelección para su actual presidente, Álvaro Uribe.
El voto mayoritario de los congresistas uribistas se produjo sin mayores inconvenientes, tal como estaba previsto. La única sorpresa la tuvieron el jueves anterior (14 de mayo), para cuando estaba prevista la votación, la misma que no se pudo llevar a cabo ante la inexistencia de quórum. Todo indica que la falta de presencia de las mayorías en el recinto de las leyes se explica -como ocurrió con la reforma a la Constitución Nacional que permitió la primera reelección- por la negociación de cuotas o beneficios personales. Tenemos ahora, con toda seguridad, no uno sino muchos teodolindos dentro del Congreso colombiano.
Dificultades por superar
Durante los últimos ocho meses, el tema de la reelección ha estado en la mesa de los colombianos. Distintos alfiles del oficialismo han actuado para que una nueva reelección de Uribe Vélez sea posible. Mientras sus agentes actúan, el dueño del palacio de gobierno ha permanecido silencioso, sin confirmar ese (su profundo) deseo y, claro, sin negarlo. Digno de un circense de pueblo, el Presidente aparece distante del ansia de poder. Sin embargo, una cosa es la palabra y otros los hechos: todos sus agentes jalonan el proceso, desde quienes recogieron las firmas para presentar la iniciativa al Congreso, los que financiaron tal proceso –los contratistas de varios ministerios-, los creadores de opinión, etcétera.
No obstante, y pese a todo el poder que concentran en sus manos, en el camino hacia el referendo reeleccionista cometieron graves errores, uno de ellos en el texto firmado por quienes apoyan la reelección, del cual se deducía que se podría adelantar tal proceso en el 2014 y no en el 2010.
Esta diferencia llevó a que, en diciembre de 2008, la plenaria de la Cámara de Representantes aprobara un texto que eventualmente le permitiría a Uribe presentarse a la reelección en 2014, pero el martes 19 el Senado hizo lo propio con uno que se lo permite en el 2010.
Este matiz interpretativo tiene que ser solucionado por los conciliadores de las dos Cámaras del Congreso de la República. Obviamente, si no hay acuerdo, el proyecto quedará archivado.
Ante tal factibilidad, las fuerzas en el poder se han movido con prontitud, acusando al presidente de la Cámara de Representantes de imparcialidad, buscando con ello que lo declaren impedido para nombrar los conciliadores. Un problema jurídico, legal, ético, moral, y de poder, en el cual se miden las fuerzas de mayorías y minorías en el Capitolio, disputa entre amigos y enemigos de la reelección inmediata del presidente colombiano, pues quienes se oponen a esa consulta inmediata desde el llerismo (sector clientelista liberal, afín a Uribe) y el Partido Conservador (también afín a Uribe) la aceptan pero proyectada hacia la contienda del 2014.
La oposición
Mientras esto sucede, distintas fuerzas sociales y políticas constituyen una Gran Coalición antirreeleccionista, con la cual llamarán a la abstención. Desde ya se augura una ardua batalla (de superar todas las trabas legales que deberá enfrentar: conciliación, revisión de la Corte Constitucional) similar a la encabezada por esta coalición en 2003, cuando se derrotó el referendo oficialista que pretendía profundizar, vía decreto, el modelo neoliberal.
Sostenida durante estos años de reflujo en las luchas sociales en Colombia -como una alianza de organizaciones sindicales, sociales y políticas-, la Gran Coalición Democrática ha permitido que el sentido de la unidad popular se conserve como una posibilidad y una necesidad de los sectores populares. Ahora, ante el reto de vencer el referendo en cuestión, muy seguramente logrará la presencia activa de sectores del partido liberal y otras fuerzas sociales y políticas, al margen de la unidad popular pero contrarias a la continuidad del uribismo en el poder.
Reto inmenso e imperioso. Así, la lucha por la presidencia de Colombia, un proceso que se consideraba en su ruta definitiva para el primer semestre de 2010, gana desde ahora total actualidad. El referendo fungirá, sin duda alguna, como la primera vuelta de esas elecciones, y sus resultados señalarán con total claridad quién llegará a la Casa de Nariño para el período 2010-2014.