Viernes 20 de Marzo de 2009 00:00
A.— Duda razonable. Se había demorado el nuevo Procurador General de la Nación en empezar a hacer la tarea para la cual lo instaló el Gobierno en tan alta posición. Gracias a su concurso, todos los funcionarios del régimen uribista que estaban implicados en el caso de la ‘yidispolítica’ uedaron libres de toda culpa.
Aliviados dicen sentirse estos abnegados servidores de la patria, empezando por Jorge Noguera, el injustamente perseguido ex director del DAS; Diego Palacio el inmaculado ministro de Protección Social y semivocero presidencial; el embajador Sabas Pretelt, que llevaba tanto tiempo sufriendo; el ex superintendente de Notariado José Félix Lafaurie y el ex viceministro Hernando Angarita, quien tengo entendido que es un hombre que tiene una muy buena memoria. En lo que atañe al despacho del doctor Alejandro Ordóñez, ellos son unos santos inocentes.
B.—¿Qué opinará Petro? A propósito de este pronunciamiento del Procurador General, me da risa pensar en la reacción del senador Petro, que tanto defendió y respaldó la elección de Ordóñez en el Congreso. Y aunque en su momento el congresista del M-19 insistía en que se trataba de un asunto de convicciones, mucho se habló de un pacto burocrático, que seguramente hasta la fecha se viene cumpliendo cabalmente, lo cual explica por qué Petro no se ha referido a las citadas absoluciones. Lo triste de este episodio es que fue el propio Petro el que recientemente salió a denunciar el clientelismo en la Alcaldía de Bogotá.
C.— El disolvente de los partidos. Gracias a un amigo, recordé que no hace mucho el hoy ex comic-sionado de paz y primer psiquiatra de la Nación, Luis Carlos Restrepo, propuso disolver los partidos de la coalición uribista, dizque para evitar que el mandatario asumiera una ‘responsabilidad histórica’ que no le corresponde, debido al escándalo de la para-política. Decía además que Uribe no se benefició de tales partidos, sino que fueron éstos los beneficiados de aquel. Así y todo, él no tiene inconveniente en asumir ahora la dirección del Partido de la U, uno de los cuales él mismo propuso desintegrar. Claro que eso no debería extrañarnos, pues aquí están aplicando exactamente la misma lógica con la que ungieron a ‘Karina’ como gestora de paz.
D.— Candidatos provisionales. Yo no sé si sentir lástima o molestia por esos candidatos de medio pelo que están encendiendo motores con la presunta idea de competir por la Presidencia de la República, pero que al más imperceptible parpadeo del Mesías, están dispuestos a frenar en seco para dejarle limpio el camino. Eso es como si uno corteja a la más bonita de la cuadra, pero con la advertencia de que es apenas mientras viene el matón del barrio, al que uno le debe respeto y gratitud. Qué falta de dignidad tan maluca…
E.— Tanta tinta tonta. Me gustaba más cuando José Obdulio Gaviria escribía oculto en su madriguera sus anónimos artículos, sin ventilarlos cada ocho días en las páginas de un periódico nacional. Definitivamente el papel lo aguanta todo.